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Francisco Granados: donde hay humo, hay fuego

El 22 de octubre de 2006 hubo un incendio en el garaje de Francisco Granados, entonces consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid. Ardió el coche que conducía su mujer, Nieves Alarcón: un Mini Cooper descapotable muy coqueto y bastante equipado. La Policía investigó aquel incendio y descubrió dos cosas muy sospechosas.

La primera, que el incendio había sido intencionado. Alguien se había colado en el garaje y había usado en el coche una “sustancia aceleradora del fuego”, como explicó Esperanza Aguirre al bautizar el suceso como “el primer atentado político” en la Comunidad de Madrid.

La segunda, y más misteriosa: que el Mini era propiedad de una constructora de Valdemoro, el pueblo donde Francisco Granados había sido alcalde hasta 2003.

¿Por qué la mujer de un consejero de la Comunidad de Madrid conducía un descapotable que no era suyo? Según la rocambolesca explicación que dio Francisco Granados, la culpa era del “retraso burocrático en los trámites”, después de haber comprado en julio de ese año el Mini de segunda mano en un establecimiento de Valdemoro donde había vendido también su anterior coche, un Volkswagen escarabajo. El dueño del concesionario en cuestión, Car Valdemoro, aseguró a El País que el problema era de la Dirección General de Tráfico, que llevaba “un retraso de meses en dar de alta a los coches”.

Tráfico después desmintió que fuese una cuestión de burocracia: no habían tramitado el cambio de propietario porque nadie lo había presentado. El concesionario sí se tomó la molestia de dar de baja temporalmente el antiguo coche de la mujer de Granados pero, casualmente, se olvidó de tramitar la supuesta compraventa de su nuevo descapotable.

Como tantas cosas raras que pasan en la corte de Esperanza Aguirre –esa gran “cazatalentos”–, el asunto del Mini quemado se olvidó. Nunca se descubrió quién fue el autor del incendio del coche, ese “atentado político” nunca reivindicado.

La empresa propietaria del coche en cuestión se llamaba Grandes Locales de Negocios S.L, del grupo Obras y Vías SA, que durante años construyó en Valdemoro. Unos años después volvió a ser noticia, de nuevo junto a Francisco Granados y su mujer.

Del Mini a la supermansión

Como desveló Alicia Gutiérrez en Público en 2009, otra de las empresas del grupo Obras y Vías SA levantó un gigantesco chalé de mil metros cuadrados en Valdemoro, un casoplón que, de tan enorme, más bien parecía un centro de salud: piscina cubierta, gimnasio, bodega, dos salones de juego, tres plantas, un ascensor de cristal…

La mujer de Granados, Nieves Alarcón, visitaba la obra regularmente y hasta elegía los materiales, pero nunca llegó a ser su propietaria. Al igual que con el descapotable, los dueños de la casa no eran los Granados, aunque lo pudiesen parecer. Nieves Alarcón admitió que estaban interesados en la mansión pero, tras publicarse esta información, no se llegaron a mudar.

Ahora la justicia Suiza ha encontrado un millón y medio de euros en una cuenta corriente a nombre de Francisco Granados de la que nunca informó. En el colmo del cinismo, su partido le arropa y hemos escuchado al diputado Vicente Martínez Pujalte explicar que no pasa nada “si lo justifica y dice de dónde viene y tal…”.

Hace pocas semanas, Granados negó en Las Mañanas de Cuatro que hubiese tenido nunca una cuenta en Suiza. Lo mismo le dijo a El Mundo, cuando le llamaron para comprobar la información publicada ayer. Ahora admite que esa cuenta existió “desde 1996 al año 2000”, unos años en los que ya estaba en política: primero como concejal y después como alcalde de Valdemoro. Probablemente ésta no sea la última versión sobre lo ocurrido que le vayamos a escuchar.

Se puede tener dinero en una cuenta en Suiza y no defraudar a Hacienda; basta con declararlo. Es muy raro, pero puede pasar. Pero, ¿por qué un político en ejercicio iba a guardar dinero en Suiza si todo su patrimonio fuese legal? ¿Para qué pagar las caras comisiones de la banca suiza si no hay nada que ocultar?

“Where there's smoke, there's fire”, dicen los ingleses en una expresión que literalmente se traduce como donde hay humo, hay fuego. Al igual que pasó con el descapotable, dudo que este incendio no sea provocado. Y alguien más se va a quemar.

El 22 de octubre de 2006 hubo un incendio en el garaje de Francisco Granados, entonces consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid. Ardió el coche que conducía su mujer, Nieves Alarcón: un Mini Cooper descapotable muy coqueto y bastante equipado. La Policía investigó aquel incendio y descubrió dos cosas muy sospechosas.

La primera, que el incendio había sido intencionado. Alguien se había colado en el garaje y había usado en el coche una “sustancia aceleradora del fuego”, como explicó Esperanza Aguirre al bautizar el suceso como “el primer atentado político” en la Comunidad de Madrid.