“¿Por qué mantuvo el contacto con Luis Bárcenas, incluso dándole ánimos por SMS, después de saber que tenía 16 millones de euros en Suiza?” Esta era la pregunta que la prensa pactó el pasado lunes para Mariano Rajoy, la que el presidente no quiso contestar, la que evitó con una impresentable maniobra con la ayuda del diario ABC. Es la cuestión que lleva esquivando toda una semana, la que le han vuelto a preguntar de nuevo los periodistas hace unas horas, la que ha eludido de nuevo. “Sobre este asunto compareceré en el Parlamento”, ha respondido Rajoy sin contestar una vez más.
Rajoy irá al Congreso, pero no será solo para hablar sobre Luis Bárcenas, sino para explicar “la situación política y económica”, que es el traje con el que el presidente ha querido vestir lo que a todas luces es una rectificación. También promete que va a aclarar “los temas que preocupan a la opinión pública”. La frase (literal) es el último eufemismo con el que el presidente pretende esconder a su extesorero, los millones en Suiza, la corrupción de su partido y los sobres con dinero negro que enfangan su autoridad.
Las palabras “Luis Bárcenas” siguen siendo el gran tabú del presidente. Sus patéticos esfuerzos por no decir ese nombre en voz alta recuerdan a cuando Zapatero se negaba a pronunciar la palabra “crisis”. Rajoy debería saber cómo acabó aquel juego de sinónimos: en política, un silencio es otra forma de gritar.
El presidente ha cedido a la presión a su manera: como esos niños pequeños que nunca saben perder. Irá por su propio pie al Parlamento para evitar el oprobio de llegar arrastrado por una moción de censura hasta la sede de la soberanía popular. A cambio, el presidente ha cancelado la tradicional rueda de prensa previa a las vacaciones. Lo hace por nuestro bien: no nos vaya a dar una sobredosis de democracia y nos siente mal.
“¿Por qué mantuvo el contacto con Luis Bárcenas, incluso dándole ánimos por SMS, después de saber que tenía 16 millones de euros en Suiza?” Esta era la pregunta que la prensa pactó el pasado lunes para Mariano Rajoy, la que el presidente no quiso contestar, la que evitó con una impresentable maniobra con la ayuda del diario ABC. Es la cuestión que lleva esquivando toda una semana, la que le han vuelto a preguntar de nuevo los periodistas hace unas horas, la que ha eludido de nuevo. “Sobre este asunto compareceré en el Parlamento”, ha respondido Rajoy sin contestar una vez más.
Rajoy irá al Congreso, pero no será solo para hablar sobre Luis Bárcenas, sino para explicar “la situación política y económica”, que es el traje con el que el presidente ha querido vestir lo que a todas luces es una rectificación. También promete que va a aclarar “los temas que preocupan a la opinión pública”. La frase (literal) es el último eufemismo con el que el presidente pretende esconder a su extesorero, los millones en Suiza, la corrupción de su partido y los sobres con dinero negro que enfangan su autoridad.