Decir que la clase política está en decadencia no es una opinión, es un dato. No hay encuesta que no lo certifique ni político capaz de decir sinceramente lo contrario; ¿hay alguien acaso que defienda que la imagen de los partidos en España está en auge? Sin embargo, creo que el juez Santiago Pedraz se equivocó con esa frase. Sobraba por evidente y por innecesaria: porque no era el sitio y porque daba argumentos a los que están indignados con un auto por lo demás impecable. La propia respuesta del PP –esos insultos de Rafael Hernando contra la “indecencia”, la “irresponsabilidad” y la “demagogia” del juez– es otra prueba empírica de esa decadencia de la que habla Pedraz. “Pijo ácrata”, dice el portavoz del partido en el Gobierno. Éste es el nivel del debate.
Responsabilizar al juez de lo que le pase a los diputados a partir de ahora, como también ha hecho Hernando, es otra irresponsabilidad más del PP, que está siendo incapaz de gestionar una situación social cada vez más preocupante. Están aplicando la estrategia de siempre: crispar la situación para polarizar a la sociedad en dos frentes; unir a los suyos e intentar radicalizar a los disidentes. O conmigo o contra mí: o yo, o el caos. No parecen ser conscientes del riesgo de una técnica así, ahora que la sociedad está tan irritada y las instituciones son tan cuestionadas. Tampoco de lo ridículo que resulta retratar a un señor magistrado titular de la Audiencia Nacional como si fuese un antisistema. ¿Ácratas en el tribunal de élite de la Justicia española? Acabáramos.
Puestos a detectar irresponsabilidades, ¿dónde estaba Hernando cuando De Cospedal y la delegada Cifuentes llamaron golpistas o nazis a los que protestan? ¿Quién ha sido más demagógico en este caso? ¿Qué es más indecente? ¿La frase de Pedraz o el Gobierno al forzar la interpretación de la ley para mandar a la Audiencia Nacional un delito inexistente con el objetivo de amedrentar y criminalizar a los manifestantes?
Decir que la clase política está en decadencia no es una opinión, es un dato. No hay encuesta que no lo certifique ni político capaz de decir sinceramente lo contrario; ¿hay alguien acaso que defienda que la imagen de los partidos en España está en auge? Sin embargo, creo que el juez Santiago Pedraz se equivocó con esa frase. Sobraba por evidente y por innecesaria: porque no era el sitio y porque daba argumentos a los que están indignados con un auto por lo demás impecable. La propia respuesta del PP –esos insultos de Rafael Hernando contra la “indecencia”, la “irresponsabilidad” y la “demagogia” del juez– es otra prueba empírica de esa decadencia de la que habla Pedraz. “Pijo ácrata”, dice el portavoz del partido en el Gobierno. Éste es el nivel del debate.
Responsabilizar al juez de lo que le pase a los diputados a partir de ahora, como también ha hecho Hernando, es otra irresponsabilidad más del PP, que está siendo incapaz de gestionar una situación social cada vez más preocupante. Están aplicando la estrategia de siempre: crispar la situación para polarizar a la sociedad en dos frentes; unir a los suyos e intentar radicalizar a los disidentes. O conmigo o contra mí: o yo, o el caos. No parecen ser conscientes del riesgo de una técnica así, ahora que la sociedad está tan irritada y las instituciones son tan cuestionadas. Tampoco de lo ridículo que resulta retratar a un señor magistrado titular de la Audiencia Nacional como si fuese un antisistema. ¿Ácratas en el tribunal de élite de la Justicia española? Acabáramos.