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Las mentiras de Cristina Cifuentes frase a frase

Cifuentes no puede aclarar si se falsificó el acta de su TFM: "Debe ser la propia Universidad"

Ignacio Escolar

“Se ha querido vender como una cosa excepcional [que no fuera a clase y se matriculara tres meses después]. El tratamiento que se me dio a mí es algo que se hace con cierta frecuencia a aquellos alumnos de postgrado que están trabajando”

Falso, salvo que se refiera a otros alumnos a los que se les regale el título. Cifuentes no fue vista nunca en el aula por sus compañeros, tampoco fue a exámenes y se matriculó un trimestre más tarde de que empezaran las clases, tal y como afirmó eldiario.es y ayer la presidenta admitió. Como sabe cualquier otro estudiante, esto no es un tratamiento habitual, por mucho que estés trabajando.

“Los profesores se adaptaron a mis propias circunstancias. Eso (los exámenes) se sustituye por presentación de trabajos, tutorías y actividades complementarias. Lo acordé de esa manera con la dirección del máster y con el profesorado”.

Ni la dirección del máster ni los profesores individualmente pueden saltarse las normas a las que obliga la ANECA, dependiente del Ministerio de Educación, para aprobar este título oficial. El máster era presencial, y era obligado asistir al menos al 80% de las clases. Cifuentes no cumplió ni con esto ni con los exámenes, y los profesores legalmente no pueden regalar el título con otras reglas, de la misma manera que no te pueden dar el carné de conducir pactando con el examinador una fórmula distinta a la que sigue cualquier ciudadano normal.

Para que se produzca un trato así de favorable, no basta con el permiso del profesor o del director del máster. Es necesaria una dispensa académica: un permiso muy excepcional que tiene que autorizar la propia Universidad. Esa dispensa académica tampoco existió.

“Sí, defendí (mi trabajo de fin de máster) de forma presencial en el campus de la Universidad de Vicálvaro”.

Falso. Según publica hoy El Confidencial, el tribunal que supuestamente la examinó nunca se reunió.

“No hubo ningún dispositivo de seguridad (el 2 de julio de 2011, el día que supuestamente presentó su trabajo) porque no era necesario”

Falso. Sí hubo un dispositivo de seguridad el día en que se celebró la victoria de España en la Eurocopa de fútbol, como demuestra esta nota de prensa que la delegación de Gobierno –con Cifuentes a la cabeza– envió en ese momento.

“Lo que yo he aportado es la documentación que de verdad acredita que todo lo que he dicho es rigurosamente cierto”

Falso. Cifuentes no enseñó ningún documento nuevo que acredite su versión. Las notas con sus cinco sobresaliente ya se conocían. El problema es otro: cómo las consiguió.

La matrícula que aportó solo confirma lo que ya sabíamos: que se matriculó fuera de todo plazo legal, tres meses después de que empezaran las clases.

Y la carta del catedrático Pablo Chico avalando su versión también tiene un problema: que no concuerda con lo que Cifuentes explicó. Ese documento está firmado y redactado durante la mañana del 21 de marzo: antes de que ese profesor –muy relacionado con el PP y con un exdiputado de Cifuentes imputado por corrupción en la Púnica– asegurase que no sabía quién era Cifuentes. Chico puso ese día por escrito que “corrigió personalmente” el examen de Cifuentes. Pero Cifuentes ahora admite que no se presentó a los exámenes, así que estamos ante otra mentira más.

“La universidad no puede de propia iniciativa dar a conocer un documento (el trabajo de fin de máster) si no tiene permiso del alumno”.

Falso. La razón por la que la URJC no muestra el trabajo de fin de máster de Cristina Cifuentes no es “la ley de protección de datos”, como aseguró el supuesto director de su máster, Enrique Álvarez Conde. Es porque no lo encuentra por ningún sitio. Porque no hay registro oficial de él, salvo el notable que colocó Amalia Calonge en su expediente dos años después de terminar el curso. Porque el único documento que afirma que ese TFM realmente existe es esa acta con dos firmas falsas que se fabricó el mismo día en que eldiario.es publicó su primera información sobre este caso.

“Esto ocurrió hace seis años y he realizado tres o cuatro mudanzas (...). A mí no se me puede exigir que ese trabajo aparezca. A lo mejor aparece, aún tengo muchas cajas por abrir. He estado abriendo cajas esta Semana Santa”.

Cierto. Lo mismo este trabajo aparece en unos días, pero es falso que eso pueda suceder porque lo encuentre milagrosamente en una caja; es una versión imposible de creer. Cifuentes vive en un piso en el centro de Madrid, no en un hangar. ¿Cuántas cajas de mudanzas caben allí? ¿De verdad en dos semanas sin apenas agenda pública aún no las ha podido revisar? ¿Tampoco encuentra una copia digital en ningún ordenador o en su correo electrónico ni ella ni nadie de la Universidad? ¿Acaso lo hizo a mano o con una máquina de escribir?

“Espero y confío en que la Universidad lo pueda mostrar antes”

Falso. Cifuentes sabe perfectamente que la Universidad no lo va a encontrar, salvo que ella lo vuelva a entregar bajo mano a alguno de los profesores que se están jugando en esta historia una sanción administrativa o incluso un proceso penal.

“Por la utilización de datos protegidos, es por lo que la universidad ha abierto una investigación, para evitar en lo sucesivo que los alumnos se puedan ver afectados”.

Falso. La Universidad Rey Juan Carlos está investigando cómo pudo sacar Cristina Cifuentes un título oficial sin ir a clase, sin hacer los exámenes y matriculándose fuera de plazo. También investiga cómo pudo una funcionaria ajena a ese procedimiento y sin cumplir con los requisitos legales modificar dos notas dos años más tarde de terminar el curso. O si realmente existió ese tribunal que supuestamente examinó el trabajo de fin de máster de Cifuentes, del que tampoco hay más registro oficial que un acta falsificada. Por eso está citando al director del máster y a las profesoras del supuesto tribunal a testificar.

El título del máster “no me aportó ningún nivel académico que no tuviera. Mi licenciatura en Derecho ya se correspondía con el nivel de máster”.

Falso. Cifuentes hizo ese máster porque lo necesitaba para presentar la tesis doctoral. Ella misma, en su curriculum de 2012, cuando fue nombrada delegada del Gobierno, aseguraba: “Actualmente curso el Doctorado en la Universidad Rey Juan Carlos”. Necesitaba ese máster para ser doctora, que era lo que estaba haciendo, lo que le permitiría regresar más adelante a la Universidad y desarrollar una carrera como docente, no como personal de administración y servicios, que es la plaza que tiene hoy.

“Me ha sorprendido la repercusión mediática que ha tenido este caso, es algo verdaderamente sorprendente, lo digo de corazón”.

Falso. Cifuentes sabe perfectamente que en cualquier país del mundo es noticia que a una de las políticas más poderosas del país le hayan regalado un título universitario oficial sin asistir a clase, sin ir a los exámenes y con notas falsificadas dos años después. ¿Se imaginan qué estaría diciendo Cifuentes si esto le hubiera ocurrido a cualquiera de los líderes de la oposición?

“Yo no tengo que ver con ese documento (el acta con las firmas falsificadas) y yo no puedo ni dar validez ni desmentirlo. Eso es algo que depende de la universidad.

Falso. Cifuentes hoy no le da validez, pero hace dos semanas sí se la dio, y mucha: se escudó tras ese papel para acusar a eldiario.es de mentir. Ese documento era la única prueba que existía para demostrar que había presentado su trabajo de fin de máster. Hoy sabemos que fue fabricado con firmas falsas el mismo día en que publicamos nuestra primera información, horas después de que una asesora del Gobierno de Cifuentes se pasara por el rectorado de la URJC para presionar. ¿De verdad Cifuentes no tiene nada que ver con ese papel falsificado?

“Ha sido un ataque absolutamente desmedido, absolutamente personal y absolutamente dañino para mí, para mi familia, para todo mi entorno, para mi reputación y mi trabajo”.

Falso. No ha sido ningún ataque personal. Ha sido periodismo. Y el daño a su reputación no lo ha hecho eldiario.es, sino la propia Cristina CIfuentes con sus mentiras y con la forma en que se sacó ese título oficial.

“Yo creo en la democracia, profundamente”

Falso. La democracia no es solo que gobierne el más votado. Es también asumir las responsabilidades políticas. ¿Cómo de democrático es pedir cárcel para dos periodistas por informar?

“Yo no me he planteado jamás dimitir. ¿Por qué voy a dimitir?

Por mentir.

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