- Un repaso a las contradictorias explicaciones que la presidenta de Madrid ha ofrecido en una entrevista en Telecinco sobre la polémica del crédito semipúblico que su padre nunca pagó y de las propiedades que “heredó” poco antes de la quiebra de la empresa familiar
Isabel Díaz Ayuso: “Lamento que saquen a colación, diez años más tarde, el modo en que mi familia tuvo que afrontar problemas económicos como lo hace la inmensa mayoría de los españoles que crean puestos de trabajo”.
Falso. Y hay cuatro mentiras en esta frase tan corta.
La primera, que no son diez años. El pufo que la empresa participada por los padres de Díaz Ayuso dejó a la financiera semipública Avalmadrid sigue vigente: el crédito aún no se ha cobrado y es muy dudoso que se vaya a cobrar. Avalmadrid, que depende de su propio gobierno, aún no ha ordenado el embargo, en contra del criterio de su Comité de Morosidad. Solo ese pufo hoy asciende a más de medio millón de euros con los intereses que tampoco se pagaron. Parte de esa deuda que jamás se cobrará la asumirán de facto todos los madrileños, porque una parte del capital de Avalmadrid es dinero público.
La segunda, porque también es falso que este pufo se iniciara “hace diez años”. Las gestiones de Díaz Ayuso y el crédito de Avalmadrid fueron en 2011. Hace ocho años, no diez.
La tercera, que “la inmensa mayoría” de quienes afrontan problemas económicos no dejan una deuda sin pagar cuando tienen patrimonio con el que responder, como hizo el padre de Díaz Ayuso al poner sus propiedades a nombre de sus hijos poco antes de que llegara el primer plazo del crédito, del que no devolvieron ni un solo euro.
Y cuarto, que el problema en cuestión no es lo que hizo o dejara de hacer su familia, sino el papel que tuvo la propia Isabel Díaz Ayuso en aquella operación, de la que fue protagonista y principal beneficiada.
No es “un asunto personal”, como repite Ayuso, porque hablamos de dinero público. Fue la hoy presidenta de la Comunidad de Madrid quien utilizó sus contactos en el gobierno de Aguirre para interesarse por ese crédito, que se concedió en contra el criterio de los técnicos. Y es también Díaz Ayuso, y no su familia, quien se quedó con un piso y el 50% de una oficina de forma bastante irregular, poco antes de que comenzaran los impagos, en lo que podría ser un alzamiento de bienes.
Isabel Díaz Ayuso: “La casa de la que tanto hablan es la casa donde se crio mi madre, es la casa donde me he criado yo con mi hermano, es mi casa, es mi vivienda, es la de siempre. Yo no sé qué pretenden que hagamos mi madre y yo, que nos vayamos a vivir debajo de un puente”.
Falso. Ni Díaz Ayuso ni su madre se iban a ir a vivir “debajo de un puente” si Avalmadrid y otros bancos acreedores embargaban ese piso para recuperar el dinero prestado. Entre otras razones, porque en el momento en que sus padres ponen a nombre de sus hijos su patrimonio inmobiliario, poco antes de la quiebra, Díaz Ayuso ganaba como diputada autonómica más de 4.000 euros al mes.
No era su primer sueldo gracias a la política, de la que vive desde el año 2006. Y entre 2008 y 2011, estuvo cobrando 4.210 euros netos al mes en una de esas “mamandurrias” de Esperanza Aguirre: como asesora en un chiringuito opaco, Madrid Network, dedicado a “fomentar la innovación”, y donde el PP de Madrid enchufó a varias de sus jóvenes promesas.
Isabel Díaz Ayuso: “Yo pregunté en ese momento con qué persona podía hablar para que se le solicitara un crédito a esa empresa. Pero yo no he mediado, no he presionado, no era nadie”.
Falso. Porque los correos demuestran que Isabel Díaz Ayuso no preguntó en la ventanilla a la que va cualquier madrileño. Recurrió a la viceconsejera de Economía de la Comunidad de Madrid, Eva Piera Rojo: la número dos de la Consejería de la que dependía Avalmadrid. Hace falta ser algo más que “nadie” para que te atiendan así de bien y Ayuso ya era alguien en el PP de Madrid: formaba parte del equipo de Esperanza Aguirre desde el año 2006.
El crédito que su familia logró cuando Ayuso no era “nadie” también tiene alguna peculiaridad más. Avalmadrid lo aprobó contra el criterio de los técnicos, que advirtieron del enorme riesgo de no cobrar, como al final sucedió.
Isabel Díaz Ayuso: “En esos momentos no tenía ningún tipo de poder político y tiempo después entré en la Asamblea de Madrid como política, como diputada, y porque corría lista”.
Falso. No fue “tiempo después”. Fue más bien “horas después”, tal y como hoy publicamos en eldiario.es. El 14 de julio de 2011, a las 16:12 de la tarde, Ayuso mandó un mail a la viceconsejera Eva Piera, que demuestra la mediación. Y a la mañana siguiente, el 15 de julio, Díaz Ayuso se convirtió en diputada de la Asamblea de Madrid después de que corriera la lista porque una de las diputadas del PP, Engracia Hidalgo, dimitió de la Asamblea al ser nombrada consejera del gobierno de Aguirre.
Isabel Díaz Ayuso: “No sé si se podrá hacer una comisión de investigación porque Avalmadrid es una entidad independiente”.
Falso. Avalmadrid dependía de la Consejería de Economía del Gobierno del PP, que es quien de facto nombraba al presidente como principal accionista de esta empresa semipública. Tanto es así que el Banco de España acaba de aprobar una sanción contra esta Consejería por su responsabilidad en que este organismo se convirtiera en un chiringuito financiero sin control. La Fiscalía también investiga la gestión de esta empresa semipública, que financió negocios en quiebra y regó con créditos nunca cobrados a empresarios amigos del PP.
Isabel Díaz Ayuso: “Mi padre ya estaba de baja médica, sabía que estaba enfermo, que no iba a durar mucho, y le preocupaba que el poco patrimonio que tenía lo heredáramos”.
Y en esta frase Ayuso confiesa toda la verdad.
La empresa de los padres de Ayuso estaba al borde de la quiebra. En marzo de 2011, contra el criterio de los técnicos, logró de Avalmadrid un crédito que un banco normal probablemente no le habría concedido. En julio de 2011, Ayuso contactó con la consejera Eva Piera, preocupada porque ejecutaran el aval. “Mi familia no quiere más que estar tranquila, jubilarse y tener una casa donde vivir y llevar la enfermedad de mi padre”, escribió en un mail a la viceconsejera.
Poco antes de que llegase el plazo del primer pago del préstamo, en octubre de 2011, su padre dimitió de todos sus cargos en la empresa y 48 horas más tarde donó ante notario sus casas a sus hijos. Isabel Díaz Ayuso “heredó” –antes de que su padre muriera– un piso y la mitad de una oficina que, en circunstancias normales, habrían sido embargadas para cubrir el crédito impagado.
Isabel Díaz Ayuso: “Las medias verdades es que son complicadas”
Las mentiras también lo son.