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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las mentiras de Cifuentes en su carta de “renuncia” al máster

“La obtención de dicho máster se ha visto afectada, al parecer, por diversas irregularidades administrativas totalmente ajenas a mí”

Falso. No son irregularidades administrativas sino ilegalidades flagrantes, que ya está investigando la Fiscalía. Y tampoco han sido ajenas a la presidenta de Madrid, que ha sido la principal beneficiaria de todos estos presuntos delitos, con papeles oficiales falsificados.

Cifuentes no fue “ajena” a todo lo que pasó en su máster porque no hay nadie tan ingenuo como para pensar que es normal que una Universidad te permita aprobar un título oficial sin ir a clase, sin ir a los exámenes, matriculándote fuera de plazo, con actas falsificadas, con una funcionaria conocida que te cambia las notas y sin presentar el Trabajo de Fin de Máster.

“Tiene especial relevancia el Acta del Trabajo de Fin de Máster, que como sabes, nos fue remitida directamente por la Secretaría del Rector el pasado 21 de marzo a las 17:36. (...) Una circunstancia, estimado Rector, que no puede por menos que sorprender puesto que dicha acta no había sido solicitada por nosotros”

Falso. El equipo de Cristina Cifuentes llevaba todo el día presionando a la Universidad para que le enviasen toda la documentación disponible sobre su máster, todos los papeles que sirvieran para desacreditar la exclusiva de eldiario.es, que ese mismo día publicó que había conseguido un título universitario con notas falsificadas. Esa misma mañana, una amiga personal de Cifuentes y asesora de su Gobierno, Maite Feito, estuvo en el Rectorado como enviada. No fue la única de su Gobierno que habló con la Universidad para pedir papeles con los que desmentir nuestra noticia.

“Debo significar, en todo caso, que desconozco por completo el origen y el contenido de este documento”

Falso. Salvo que la presidenta de Madrid sea la única persona que “desconozca” que ese papel lo mandó “reconstruir” el catedrático Enrique Álvarez Conde, el mismo que dijo ser “tutor” del máster de Cifuentes y que presionó a sus “discípulas” para que falsificasen ese documento, según él mismo ha confesado. También es falso que Cifuentes “desconozca el contenido”, pues lo leyó bien alto en público, en este famoso vídeo.

Cuando Cifuentes presumía –“Por cierto, saqué notable”– debía saber también que el documento era falso. Si a mí me entregan un acta que dice que soy piloto de la NASA también sabría que es mentira al primer vistazo, sin necesidad de chequear ninguna firma ni encargar un peritaje caligráfico.

Por la misma razón, ella mejor que nadie debía saber ya entonces que ese papel era falso porque nunca defendió ese máster ante ningún tribunal el 2 de julio de 2012, como han confesado ya las profesoras. Cifuentes mintió y lo hizo en reiteradas ocasiones y con todo lujo de detalles, explicando incluso cómo fue su defensa, y que “duró poco, ”unos diez o quince minutos“. Unas mentiras bien gordas.

“Como alumna de este Máster, soy la primera interesada en esclarecer cualquier anomalía que haya podido existir en el proceso de obtención del mismo”

Falso. El principal interés de Cifuentes no es esclarecer unos hechos que ya están bastante claros, sino intentar sobrevivir políticamente y resistir a cualquier precio en la presidencia de Madrid.

“Con esta finalidad [esclarecer los hechos] he solicitado la práctica de diversas diligencias en la querella criminal ya interpuesta en el juzgado”

Falso. El objetivo de esa “querella criminal” contra dos periodistas de eldiario.es, contra Raquel Ejerique y contra mí, no es tampoco “esclarecer los hechos”. Cifuentes pide cárcel contra nosotros para intentar amedrentarnos y porque no tenía otra respuesta ante nuestras informaciones que esa amenaza, que anunció a través de un plasma.

“Tengo que poner de relieve, por mi parte, que en mi caso concreto me incorporé a este Máster (...) movida únicamente por el deseo de profundizar en el conocimiento de una materia de gran interés personal, como es el Derecho Autonómico”

Falso. Cifuentes se matriculó en ese título porque era imprescindible para presentar después la tesis doctoral y lograr el doctorado. Esa era su intención, que declaraba ella misma en su currículum en 2012, donde aseguraba que estaba “cursando el doctorado” en la URJC. Solo le interesaba ese título porque, si algún día dejaba la política y volvía a la Universidad, como doctora podía aspirar a regresar a una plaza de docente, y no la que tiene ahora que es como funcionaria de administración y servicios. Además, difícilmente iba a “profundizar en el conocimiento” de nada sin ir a una sola clase.

“Y me incorporé al Máster, porque inicialmente me encontraba en condiciones de cursarlo con plena dedicación, circunstancia que se vio alterada por mi nombramiento como delegada del Gobierno en Madrid”

Falso. Las clases eran jueves por la tarde, viernes por la tarde y sábado. Y Cifuentes no podría tampoco haber asistido en ese horario con “plena dedicación” porque los plenos de la Asamblea de Madrid, de la que era vicepresidenta, se celebraban entonces los jueves por la tarde. Además, es dudoso que el 28 de diciembre, cuando Cifuentes pagó su matrícula, no supiera ya que iba a ser nombrada delegada del Gobierno solo unos días más tarde. Ni tampoco es una dedicación muy plena matricularse en un curso cuando el primer trimestre ha terminado.

“Entiendo que haya personas que consideren que los requisitos establecidos no fueron suficientes, según sus propios criterios, y entiendo también que haya quien piense que mi esfuerzo no fue equiparable al suyo”

Salvo que haya aprobado el resto de su formación académica de la misma manera, Cifuentes también debería entender que a ningún alumno normal le piden unos requisitos así: sin clases, sin matrícula en plazo, sin exámenes y sin presentar el trabajo. Además, también es falso que pactase esos “requisitos” con los docentes. Una de las profesoras de ese máster ya ha explicado que nunca la vio y que nunca negoció nada con ella, menos aún un trato de favor tan escandaloso.

“A mí se me ofreció una modalidad y unos requisitos que no creo que hayan sido ni mejores ni peores que los que se hayan propuesto a otras personas en mis circunstancias”

Falso. Salvo que las “circunstancias” sean militar en el PP con un cargo importante o ser alguien cercano a Enrique Álvarez Conde. Solo así se podía lograr un título oficial en la URJC con estos inexistentes “requisitos”. Lo único que hizo Cifuentes fue pagar tarde la matrícula. Nada más ha quedado acreditado de su paso por la URJC.

“Hay que tener muy en cuenta, en este sentido, que el máster no me ha otorgado una titulación de la que yo no esté en posesión, y ello por dos razones. En primer lugar, porque mi Licenciatura de Derecho ya se corresponde con el nivel del Máster”

Falso. Cuando Cifuentes se matriculó, en 2011, ese máster era imprescindible para cursar el doctorado. Fue después, en el año 2014, cuando el Ministerio de Educación cambió las normas y permitió a los que ya tenían la vieja licenciatura de cinco años –en lugar del grado de cuatro– saltarse el máster para acceder al doctorado.

Además, desde 2014, también habría necesitado acreditar 300 créditos de investigación y formación para acceder al doctorado. Parte de esos créditos de investigación se los podría ahorrar igualmente con ese máster, por lo que aprobarlo era mucho más útil de lo que ahora quiere asegurarnos. Sí le aportaba una titulación que no tenía.

“En segundo lugar, yo ya contaba con un título de Máster en Administración Pública, cursado en 1999-2000 en el Instituto Universitario Ortega y Gasset”

Falso. Ese título no es un máster equiparable al que después recibió por la cara. No le valía para el doctorado y por eso Cifuentes tuvo que matricularse en la URJC. Ni siquiera se llama máster, sino “Curso Superior en Administración Pública”. Es de agradecer, al menos, que esta vez no lo llame “Máster en Administración Pública y Dirección de Empresas”, como asegura falsamente el currículum oficial de la presidenta.

“Quiero reiterar que siempre he actuado conforme a la legalidad y dentro del margen académico establecido en mi caso por la Universidad Rey Juan Carlos”

Falso. El único marco en el que se desenvolvió Cifuentes no fue el establecido por la Universidad, sino por los apaños del catedrático Enrique Álvarez Conde. En cuanto a la legalidad, pues ya veremos. Dependerá de cómo evolucione la investigación de la Fiscalía. Además, lo relevante en este caso no es si Cifuentes acaba o no imputada. Es que recibió un trato de favor por ser una política importante, que recibió un máster regalado en una Universidad pública, que mintió cuando eldiario.es descubrió ese abuso, que se defendió usando papeles falsificados y que sigue mintiendo cada día. No debería hacer falta nada más para asumir responsabilidades políticas.

“En ningún momento pretendí sacar ventaja entonces de ese Máster, ni pretendo sacarlo en el presente ni en el futuro, por lo que comunico formalmente mi decisión de renunciar a la utilización de ese título”

Falso. Cifuentes puede esconder su título pero no borrar su existencia. Y no puedes devolver algo que nunca fue tuyo.

“La obtención de dicho máster se ha visto afectada, al parecer, por diversas irregularidades administrativas totalmente ajenas a mí”

Falso. No son irregularidades administrativas sino ilegalidades flagrantes, que ya está investigando la Fiscalía. Y tampoco han sido ajenas a la presidenta de Madrid, que ha sido la principal beneficiaria de todos estos presuntos delitos, con papeles oficiales falsificados.