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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Las mentiras de Feijóo en su discurso de investidura y los datos que no quiso explicar

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Feijóo: “Tengo al alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden”. 

Falso. Feijóo no puede ser presidente por otra razón: porque ni cuenta con los escaños necesarios para ganar la investidura ni puede hacer nada para conseguirlos. Tampoco los tendría si aceptara las peticiones de Junts, porque perdería los votos de Vox, que le resultan imprescindibles para gobernar. 

Feijóo no es presidente porque no puede ofrecer un proyecto político que aúne una mayoría suficiente en el Parlamento. ¿O es que acaso el líder del PP cree que Santiago Abascal hubiera aceptado una amnistía para Carles Puigdemont? 

Feijóo: “La honestidad con uno mismo y la responsabilidad con los demás son un valor, aunque haya quien los subestime. Tome nota, señor Sánchez”.

Feijóo intenta vender el fracaso de su investidura como un sacrificio moral, a sabiendas de que no es verdad. El problema no está en los inflexibles principios éticos del Partido Popular, que en anteriores episodios ya demostró lo rápido que aprendía a hablar catalán en la intimidad. Es más sencillo: con su alianza generalizada con Vox, el PP se ha cerrado las puertas de casi todos los demás partidos. Y esa coalición de la derecha con la extrema derecha no puede gobernar España porque no la representa, como demuestra el Parlamento actual.

Feijóo: “Tengo principios, límites y palabra”.

 El problema no es de principios, que han sido muy cambiantes en este último mes. Un día Junts era “golpista”, y al siguiente “un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”. Un día había que lograr “el encaje territorial de Catalunya”, al otro no. Un día “Junts no es su rival ideológico”, hoy parece que sí.

También hemos visto, en los acuerdos firmados con la extrema derecha, que el PP no tiene límites a la hora de pactar. El drama de Feijóo es que tiene que elegir aliados y ninguna opción le alcanza para llegar a La Moncloa. Así que escoge a Vox, que al menos le permite otros gobiernos, y pasa a la oposición, intentando vender este fracaso como un ejemplo de dignidad. 

Feijóo: “Junts no puede decidir por todos los españoles, menos aún después de todo lo que ha exigido”.

Feijóo intenta singularizar el fiasco de su investidura en el ‘no’ de Junts, pero simplemente no es verdad. El PP tampoco ha sido capaz de lograr el apoyo del PNV –otro partido conservador– por su alianza con la extrema derecha. No por los rectos principios de Feijóo. 

Feijóo: “Debemos asumir el cierre total de las puertas giratorias entre el Poder Ejecutivo y el Judicial”.

Dato: el último presidente del CGPJ que nombró el Partido Popular, Carlos Lesmes, había sido antes director general de Justicia con Aznar. 

Entre los diputados del PP que aplaudieron este discurso de Feijóo está Fernando de Rosa: el hombre fuerte en temas de Justicia del equipo de Feijóo, que lleva toda la vida saltando de la política al juzgado, y vuelta otra vez. De Rosa ha sido diputado, senador y consejero de Justicia, siempre por el PP. Y también presidente de la Audiencia Provincial de Valencia, o presidente en funciones del CGPJ, también con el apoyo del PP. ¿Puerta giratoria? Feijóo le puede preguntar a él.

Feijóo: “No quiero controlar la Justicia. Yo no”.

Como explicaba hace no tanto el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó: “Controlaremos la sala Segunda (del Tribunal Supremo) desde detrás”. O como decía el exministro Jorge Fernández Díaz: “Esto la Fiscalía te lo afina, hacemos una gestión”.

Feijoo: “España vive un deterioro institucional sin precedentes y con riesgo de agravarse todavía más”.

Y tanto. Hace ya cinco años que el PP bloquea la renovación del Poder Judicial, lo que ha generado una crisis institucional sin precedentes en la Justicia. Escuchando el discurso de Feijóo –que se niega a cumplir la Constitución si antes no cambia una ley que redactó Gallardón– es evidente que se agravará mucho más.

Feijóo: “La igualdad empieza en la Educación, solo existe si hay igualdad de oportunidades desde el principio”.

Dato. La escuela que más segrega en toda Europa, solo por detrás de la de Turquía, es la de la Comunidad de Madrid, donde gobierna el PP desde hace más de un cuarto de siglo. 

Feijóo: “Quiero garantizar que la Guardia Civil no salga de Navarra”.

Falso. La Guardia Civil no va a salir de Navarra o de ninguna otra comunidad, como tampoco ha salido de Euskadi o de Catalunya. De lo que hablamos es de las competencias de Tráfico, una transferencia que cedió a Catalunya José María Aznar en los pactos del Majestic con Jordi Pujol en 1996. Poco después, en el año 2000, fue de nuevo Aznar quien prometió que las competencias de Tráfico también llegarían a Navarra

Feijóo puede preguntar por este tema a Sergio Sayas, hoy diputado del PP y antes uno de los tránsfugas de UPN que casi hunde la reforma laboral. Sayas votó a favor de una ley para transferir la competencia de la gestión de tráfico a la Policía Foral de Navarra. Entonces no debía de ser una terrible traición que fuera esa policía autonómica, en vez de la Guardia Civil, quien pusiera las multas por exceso de velocidad. 

Feijóo: “España sigue liderando el paro de Europa”.

Como pasaba también con el Gobierno de Rajoy. La clave es la evolución. España ha superado por primera vez en su historia los 21 millones de trabajadores –casi dos millones más desde que gobierna Pedro Sánchez– y el paro registrado está en su nivel más bajo desde la burbuja inmobiliaria de 2008.

Feijóo: “Yo sería incapaz de gobernar si el líder de la oposición tuviera más escaños que yo”.

Puede preguntar por esta experiencia a Isabel Diaz Ayuso, a Alfonso Fernández Mañueco, a Juanma Moreno, a Fernando López Miras, a José Luis Martínez-Almeida, a María Guardiola… Buena parte de los principales líderes del PP llegaron al poder sin ser la lista más votada. 

Feijóo: “Haber ganado las elecciones es la primera razón por la que hoy estoy aquí”.

También “ganó las elecciones” Óscar Puente, que fue el candidato más votado en las municipales de Valladolid y desnudó a Feijóo con un solo argumento: “De ganador a ganador, ¿por qué tiene usted más derecho a ser presidente que yo alcalde?”

Feijóo: “Hay quien reniega de la transición. Yo vengo a reivindicarla y a reclamar su vigencia. Es lo mejor que hemos hecho. Porque lo hicimos juntos”.

Cabe preguntarse con qué primera persona del plural se apunta estos méritos Feijóo. Porque aquella Alianza Popular de la que deriva el PP estuvo en el lugar equivocado en todos los momentos importantes de la Transición. Solo la mitad de los diputados de AP votaron a favor de la Constitución. Tampoco apoyaron la amnistía de 1977: optaron por la abstención. Y cuando se legalizó el Partido Comunista, Manuel Fraga calificó la decisión de “verdadero golpe de Estado”, “grave error político” y “farsa jurídica”.

Por mucho que quieran reescribir la historia, el Partido Popular es heredero de los sectores más reaccionarios que querían continuar con el franquismo, no de los reformistas de uno u otro signo que lideraron la transición hacia la democracia. 

Feijóo: “España debe afrontar reformas y, para que sean sólidas, solo cabe un camino a la vista del resultado electoral. Es el que hizo posible los Pactos de La Moncloa. O el Pacto de Toledo. O el Pacto Antiterrorismo”.

Los datos. Alianza Popular tampoco quiso firmar los pactos de La Moncloa: solo apoyaron el acuerdo económico, pero no el político. Es otro ejemplo de cómo la derecha que hoy representa el PP estuvo siempre en el lado equivocado de esa historia de la que hoy se quieren apropiar.

El pacto antiterrorista fue una propuesta de Zapatero cuando estaba en la oposición. Consistía en sacar de la confrontación electoral “las políticas para acabar con el terrorismo” y dejar esas decisiones al Gobierno. Algo que se cumplió sin problemas cuando gobernaba el PP, pero que dejó de ser válido cuando Zapatero empezó a gobernar y Rajoy le acusó de “traicionar a los muertos”.

En cuanto al Pacto de Toledo, nació por una propuesta de CiU –la coalición en la que militaba Puigdemont– y arrancó cuando gobernaba el PSOE de Felipe González, en 1995. Tampoco fue una iniciativa del PP, que en distintas ocasiones –la última fue el año pasado con la revalorización de las pensiones– se ha desmarcado de lo pactado allí. 

Al menos Feijóo no ha reivindicado el pacto antitransfuguismo, que también el PP rompió.

Feijóo: “La democracia empezó en 1978 y, por tanto, nuestra memoria democrática también. Es lamentable que haya que recordarlo”.

Falso. La democracia española empezó mucho antes, el 14 de abril de 1931. Fue interrumpida por un golpe de Estado al que siguió una guerra y una sangrienta dictadura. Es lamentable que la memoria democrática del PP sea tan corta. 

Feijóo: “Mi compromiso es inequívoco: recuperar el consenso en la política exterior de España (...) el compromiso atlántico, que nadie debe cuestionar”.

Dato: en el referéndum de la OTAN, Alianza Popular hizo campaña por la abstención. 

Feijóo: “No habrá imposiciones ni adoctrinamiento en las aulas. La política está para garantizar las enseñanzas a las que tienen derecho los alumnos”.

No hay adoctrinamiento más evidente en la escuela española que la asignatura de religión. Enseñar a los niños educación sexual no es adoctrinamiento: es salud. Por mucho que ofenda a una parte de la derecha.

Feijóo: “No apoyo que la estrategia energética y ambiental se reduzca a limitar el crecimiento y a imponer un determinado modo de vida. (...) Es decir, transición ecológica sí. Dictadura activista en ningún caso”.

Equiparar las medidas contra el cambio climático con una “dictadura” hermana a Feijóo con el discurso negacionista que habitualmente usa Vox. El propio Santiago Abascal le agradeció este gesto después. 

Feijóo: “Las ocupaciones de inmuebles no paran de incrementarse. Y no se puede ser indolentes ante esto”.

Falso. Las últimas estadísticas públicas dicen justo lo contrario. En el primer trimestre de 2023 se redujeron un 11% respecto al año anterior.

Feijóo: “Con ustedes el incremento del salario mínimo está por debajo del incremento de los precios y con nosotros el incremento del salario mínimo supera el incremento de los precios”.

Falso. Desde junio de 2018 hasta agosto de 2023 los precios aumentaron un 16,3%, mientras que el salario mínimo interprofesional (SMI) se ha incrementado en casi un 50%. La presidencia de Pedro Sánchez –primero en solitario, después en coalición– ha sido el periodo de la historia en el que más ha subido el SMI en España desde que existe este indicador, tanto en términos absolutos como descontando la inflación.

Feijóo: “En la última legislatura los españoles han tenido que soportar 42 subidas fiscales. 42.656 millones de euros más en impuestos que en 2019, pero con un nivel de PIB similar”.

Falso. No ha habido 42 subidas de impuestos. Ni siquiera la mitad. Y la inmensa mayoría de los ciudadanos han tenido más rebajas de impuestos –el IVA de la energía o la alimentación se redujo– que subidas durante la legislatura anterior. Los únicos que hoy pagan más impuestos son las grandes fortunas con un patrimonio de más de 10 millones de euros, las grandes empresas financieras, energéticas o tecnológicas, los fabricantes de bebidas azucaradas, las rentas por encima de los 300.000 euros anuales o quienes ingresan más de 200.000 euros por rentas del capital.

Feijóo confunde subidas de impuestos con subidas en la recaudación. Y es cierto que el Estado recauda hoy mucho más que en 2019, con un supuesto nivel de PIB similar –también recaudan más las comunidades autónomas, como la que gobernaba Feijóo–. Pero eso demuestra otra cosa: que el PIB real era mayor, como el propio INE hace muy poco reconoció. 

Feijóo: “Mi propuesta es garantizar siempre y en cualquier circunstancia la revaloración de las pensiones. Ni congelar ni reducir. Y blindar su suficiencia hoy y en el futuro”.

Dato. El PP que hoy reivindica la revalorización de la pensiones con el IPC votó en contra de la ley que hizo tal cosa posible. También se opuso a la eliminación de la reforma de Rajoy, con la que las pensiones habrían subido solo un 0,25%, incluso en los años de más inflación. 

Feijóo: “¿Qué bien se hace creando un nuevo impuesto a los plásticos antes que nuestros socios europeos, y que encarece aún más los alimentos en plena escalada de precios si luego se utiliza lo recaudado para pagarle el cine o los viajes a las rentas altas?”.

Falso. El impuesto al plástico está teniendo un impacto irrelevante en la subida en el precio de los alimentos. Por ponerlo en números: es un gravamen de 0,45 euros por cada kilo de plástico no reciclado, que busca obligar a los grandes comercios y distribuidoras a cambiar esos envases por otros más sostenibles. Por ejemplo, una botella de aceite tiene un contenido en plástico de unos 25 gramos. Es decir, paga un impuesto de apenas un céntimo (y solo si es plástico no reciclado). 

En cuanto a las ayudas al cine o al transporte para mayores de 65 años, es verdad que son ayudas universales, donde solo hay que demostrar la edad. Se hace así para que nadie quede atrás por una cuestión de burocracia y papeleo.Y que no sufra Feijóo por los millonarios: son más de jet privado que de tren. 

Feijóo: “Necesitamos seguridad jurídica. Es así como vamos a conseguir mucho más para la economía y para el empleo, no sembrando la incertidumbre y promoviendo el desprestigio contra quien tenga la pretensión de invertir en nuestro país”.

Dato. La decisión que más pleitos perdidos ha traído a España de tribunales internacionales, por vulnerar la seguridad jurídica de distintos inversores, fue el recorte retroactivo en las primas para las energías renovables que aprobó el gobierno de Rajoy. Ya hay condenas por valor de mil millones de euros, y nos pueden caer dos mil millones más. Solo en abogados, España ha gastado 40 millones ya

Feijoo: “Mejorar la equidad de las cargas tributarias, sobre todo buscando el alivio de las familias con menos recursos y clases bajas y medias”.

La realidad allá donde gobierna el PP es justo la contraria. Las rebajas fiscales del partido de Feijóo entregan un premio gordo a las rentas más altas y una pequeña pedrea a las clases medias y bajas. Un ejemplo reciente, el de Extremadura. Una de las primeras reformas del gobierno de María Guardiola con Vox ha sido suprimir el impuesto de patrimonio y el de grandes tenedores de viviendas. Eliminar estos impuestos beneficia a los 1.248 contribuyentes más ricos de esta comunidad, el 1% más privilegiado. Luego no queda dinero para los comedores escolares.

Feijóo: “No comparto que la Constitución pueda ser burlada mediante subterfugios. Y mucho menos acepto que la Carta Magna sea directamente contravenida con decisiones que eliminen de un plumazo la igualdad de todos los españoles”.

Dato. La última amnistía que se aprobó en España fue la amnistía fiscal de Rajoy. Eliminó de un plumazo la igualdad de todos los españoles, equiparando a los que defraudan al fisco con los que no. Fue anulada parcialmente por una sentencia unánime del Tribunal Constitucional. No se recuerda en boca de Feijóo la más leve crítica a esta ley inconstitucional que aprobó el Partido Popular. 

Feijóo: “Tengo un deber que no voy a eludir (...) Me debo a quienes clamaron igualdad este domingo en las calles de Madrid. Me debo a la mayoría de los españoles”.

El principal deber constitucional que Feijóo no debería eludir, tan pronto como el Parlamento confirme que no cuenta con los apoyos suficientes para ser presidente, es el de reconocer su derrota y dejar de poner en duda la legitimidad de quien realmente cuenta con los votos para gobernar. Pocas cosas hay más antidemocráticas que cuestionar el mandato de las urnas cuando no te benefician a ti.

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Feijóo: “Tengo al alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden”. 

Falso. Feijóo no puede ser presidente por otra razón: porque ni cuenta con los escaños necesarios para ganar la investidura ni puede hacer nada para conseguirlos. Tampoco los tendría si aceptara las peticiones de Junts, porque perdería los votos de Vox, que le resultan imprescindibles para gobernar.