Pablo Casado: “No podemos investir a Pedro Sánchez porque España se quedaría sin alternativa” (...) “No pueden pretender que nosotros nos contaminemos y dejemos a España sin una alternativa constitucionalista”.
Le responde el Pablo Casado del pasado. Esto es lo que él mismo decía hace solo tres años, en 2016, cuando pedía al PSOE que “no bloqueara” al PP.
Pablo Casado: “Ni siquiera han planteado la posibilidad de que la Presidencia del Congreso recaiga en un partido como el Partido Popular, tal y como recayó en Patxi López, sin ser la fuerza más votada hace dos legislaturas”.
Tal y como lo presenta Casado, da a entender que la presidencia de Patxi López en 2016 fue una graciosa concesión del PP, que regaló ese puesto al PSOE de forma generosa en aras a un mejor entendimiento. No fue lo que pasó, ni mucho menos. Simplemente el candidato socialista fue el más votado por aquel Parlamento.
Meses después, tras la repetición electoral de junio de 2016, Ana Pastor logró la presidencia del Congreso, gracias a la abstención de ERC, Convergencia y Bildu, entre otros.
Entonces no pasó nada porque los “indepes” y los “proetarras” favorecieran al PP con su abstención. Pero ya conocen los diez mandamientos de los pactos en España: la derecha puede pactar lo que quiera y con quien quiera. La izquierda no.
Pablo Casado (a Pedro Sánchez): “Tenemos usted y yo una responsabilidad histórica, que es hacer que podamos ganar, un Partido Socialista y un Partido Popular, ensanchando el centro político, sin alianzas fuera de la Constitución, tal y como hicimos con la Transición y la Constitución hace décadas”.
Falso. Alianza Popular –el predecesor histórico del PP– llegó al pacto constitucional a regañadientes y en un papel secundario. Aquella AP no representaba “el centro político”, sino más bien una derecha minoritaria, reaccionaria y muy cercana al franquismo. En las elecciones de 1977, los siete magníficos de Manuel Fraga se dieron un enorme castañazo: lograron solo 16 escaños y el 8% de los votos. En la legislatura constituyente AP fue la cuarta fuerza del Parlamento, por detrás de UCD, el PSOE y el Partido Comunista de España.
Fraga fue uno de los siete ponentes del texto constitucional, pero como única representación de esa derecha minoritaria: hubo otros tres ponentes de UCD, dos del PSOE, uno del PCE y otro más de los nacionalistas catalanes. Y cuando el grupo parlamentario de AP tuvo que votar en el Congreso la Constitución, se partió por la mitad: nueve votaron a favor, dos se abstuvieron y otros cinco de los diputados de Fraga votaron en contra.
En aquellos años, un joven José María Aznar publicaba artículos en la prensa criticando duramente la Constitución. Esa que en aquel momento rechazaban y que después el PP se ha apropiado.
Pablo Casado: “Lo que están intentando es construir un Gobierno en el cráter de un volcán. No nos puede sorprender. Lo intentaron en abril. Lo intentaron y lo consumaron en 2004 y en 2008.”
Falso. En 2004 el PSOE ganó las elecciones y el PP las perdió de forma clara. Lo mismo ocurrió en 2008. Zapatero no obtuvo la mayoría absoluta y aquellas legislaturas obligaron a pactos con otros partidos catalanes y vascos. Exactamente lo mismo que hizo el PP con Jordi Pujol en 1996, en aquellos tiempos en los que José María Aznar hablaba catalán en la intimidad.
Porque el “volcán” solo ruge cuando es la izquierda quien pacta.
Pablo Casado, sobre investir a Pedro Sánchez: “Yo no puedo obrar un milagro que no consiguieron ni sus compañeros echándolo de la secretaría general”.
Olvida que Sánchez no fue expulsado por los militantes, sino que dimitió tras perder el apoyo del comité federal del partido. Y que regresó después a la secretaría general del PSOE con el apoyo mayoritario de las bases. Con un respaldo masivo que Casado nunca ha logrado: él fue derrotado entre los militantes por Soraya Saénz de Santamaría y alcanzó después la presidencia del PP con un pacto entre perdedores.
Pablo Casado: “No es lo mismo ser el partido de los terroristas que ser el partido de las víctimas”.
Es falso que EH Bildu sea “el partido de los terroristas”, y no solo porque el terrorismo etarra ya no exista. Es una coalición en la que además de Sortu, la antigua Batasuna, está Eusko Alkartasuna: una escisión del PNV. Está también Alternatiba: una escisión de Ezker Batua, la antigua referencia de Izquierda Unida en el País Vasco. Y también fue fundada por Aralar, un partido que se escindió de Herri Batasuna en el año 2000, precisamente porque Batasuna no condenaba el terrorismo etarra y ellos sí.
Pablo Casado: “No intente poner el foco en el partido de Ortega Lara (Vox) mientras negocian los presupuestos en Navarra con el partido de los carceleros de Ortega Lara. Hasta ahí podríamos llegar”.
Porque con EH Bildu solo puede pactar la derecha, y nunca jamás la izquierda.
El director de la campaña de Casado, Javier Maroto, llegó a acuerdos con la izquierda abertzale en sus años como alcalde de Vitoria. Maroto dialogó y pactó con Bildu en varias ocasiones, y también defendió públicamente esas negociaciones: “No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie” –decía entonces Maroto– “Y creo que eso es bueno. Ojalá sucediese en más foros. Ojalá cundiese el ejemplo”.
Javier Maroto, hace relativamente poco, borró al menos un tuit de su hemeroteca, donde defendía esos acuerdos con Bildu. Es este, de cuando era alcalde de Vitoria:
Los pactos entre el PP y EH Bildu ni siquiera son algo de Maroto y del pasado. Siguen en el presente. En el Parlamento Vasco, durante esta legislatura, el PP ha llegado a distintos pactos con EH Bildu, contra la mayoría de Gobierno del PNV y PSE. En febrero del año pasado, un pacto entre PP, EH Bildu y Podemos sirvió para abrir una comisión de investigación sobre el fraude en los comedores escolares. Y en enero de este año, con Casado ya como líder del partido, PP, Bildu y Podemos acordaron juntos una reforma legal contra las grandes superficies.
Pablo Casado: “No vamos a tejer un cordón sanitario frente a partidos constitucionalistas como Vox”
En octubre de 2018, Casado decía que tenía “la mejor opinión” de Santiago Abascal y que Vox era “la derecha... nueva”.
El 26 de abril de 2019, Vox era un socio al que Casado pensaba dar ministerios si gobernaba.
Solo cuatro días después, –el 30 de abril, tras perder las elecciones– Vox se convirtió en un partido “de extrema derecha” y Abascal, en un aprovechado que vivía de “chiringuitos”
Las vueltas que da la vida: hoy Pablo Casado vuelve a definir a Vox de un modo más que amigable: un partido constitucionalista. A pesar de que Vox incumple cada día gran parte de los principales preceptos constitucionales. Como el derecho a la participación política, queriendo ilegalizar a partidos. O el derecho a la información, vetando a medios y periodistas. O el estado autonómico, que quieren abolir de facto.
Pablo Casado: “El cordón sanitario, frente a aquellos que intentan blanquear el terrorismo”.
El terrorismo de ETA es historia y hace más de diez años que no mata. Las únicas víctimas que hoy siguen muriendo, cada pocos días, son las de la violencia machista. Esas víctimas a las que Casado desprecia al blanquear a un partido que las insulta.