Mariano Rajoy: “No hay ningún tribunal que haya afirmado la existencia de una caja B del Partido Popular”.
Falso. No es que haya uno: es que han sido tres las ocasiones en las que distintos tribunales han dado como hecho probado la caja B del PP. Lo hizo la Audiencia Nacional en el primer juicio de la Gürtel. Lo hizo el Tribunal Supremo, en la confirmación de esa sentencia, que estableció “la existencia de una caja B, o contabilidad extracontable, del PP”. Y lo ha vuelto a hacer la Audiencia Nacional en la reciente condena al PP por las obras de su sede en la calle Génova, que fueron pagadas en negro.
Mariano Rajoy: “El tesorero de nuestro partido pagó con dinero B unas cantidades para una obra que se hizo en la sede del Partido Popular”.
Más concretamente: Bárcenas pagó 1.072.000 euros con dinero negro para las obras de la sede del PP, incluyendo la reforma del despacho presidencial y esa famosa sala donde está el plasma desde el que M. Rajoy negó todo lo que la Justicia después demostró.
Ese millón no salió del bolsillo de Bárcenas, sino que llegó a la tesorería del PP gracias a esos mismos empresarios a los que los gobiernos del PP adjudicaban contratos públicos, y que por tanto tenían legalmente prohibido donar.
El dinero entraba en negro, y salía en negro de la caja fuerte que tenía Bárcenas en la sede de Génova. No era su dinero. No era su contabilidad. Era el dinero negro del PP: porque los pagos de esos empresarios eran para el PP, porque servían para sufragar los gastos en B del PP y porque Bárcenas no era un filántropo que regalara reformas a los amigos. Era el tesorero del PP.
Las sentencias también dan como hecho probado que Bárcenas era el simple gestor de esos fondos en negro, que pertenecían al PP.
Mariano Rajoy: “El Partido Popular ha sido condenado solamente como partícipe a título lucrativo. Como sabe usted, una figura jurídica que exige que el condenado desconozca absolutamente ese hecho por el cual ha sido condenado”.
En el juicio por la reforma de su sede con dinero negro, el PP ha sido condenado como responsable civil subsidiario porque es lo único por lo que se le podía condenar. En los años en los que todo esto ocurrió, las empresas o partidos solo podían recibir una condena civil, y no penal –posteriormente, en el año 2010, la ley se reformó–. Eso no significa que “el condenado” desconozca los hechos, como asegura Rajoy, es que el PP, en aquel momento, no podía ser condenado como autor de ningún delito. Solo como responsable civil.
Dicen los “hechos probados” de esa última sentencia, que Rajoy debería releer: “En el periodo en el que el acusado Luis Bárcenas ocupó los cargos de gerente y tesorero gestionó los fondos en metálico aportados a la formación política Partido Popular como donaciones privadas a través de una contabilidad paralela –contabilidad B–, de cuyo ingreso y gasto no se dejó constancia en la contabilidad oficial ni por tanto fueron fiscalizadas por el Tribunal de Cuentas”.
Una caja B del PP, como todo el mundo entiende, salvo M. Rajoy.
Mariano Rajoy: “No he tenido conocimiento [de la caja B] ni ningún tribunal lo ha dicho”.
Falso. Tanto la Audiencia Nacional como el Tribunal Supremo han ratificado en sus respectivas sentencias sobre la Gürtel que Mariano Rajoy y el resto de los dirigentes del PP que fueron interrogados como testigos en ese juicio “no fueron creíbles” al negar la caja B y los sobresueldos en negro.
Mariano Rajoy: “Usted puede mentir y yo no. Yo vengo aquí a decir la verdad, y la digo”.
Es cierta la primera frase, la segunda no. El artículo 502 del Código Penal obliga a los que son citados ante el Parlamento en una comisión de investigación a decir la verdad, so pena de cometer un delito de desobediencia. Es una obligación similar a la que tienen quienes declaran como testigos ante un juez. No parece que este asunto preocupe en exceso a Rajoy, y tiene sus motivos: no es la primera vez que miente –antes, ante un juez– y ha dado igual.
Mariano Rajoy: “El Partido Popular no ha sido condenado por la existencia de ninguna caja B, ni por el caso de los ordenadores, ni por cobrar sobresueldos”.
Los sobresueldos del PP nunca se juzgaron porque el delito, según Hacienda, estaba prescrito: no porque no existieran esos pagos en B.
En el caso de los ordenadores –o de los discos duros de Bárcenas que fueron formateados 35 veces cuando el juez Ruz los pidió– el PP fue absuelto por falta de pruebas. Entre otros motivos, por las cambiantes versiones de Bárcenas, que llegó a retirarse de la acusación en la época en la que estaba intentando reconciliarse con su partido para que su mujer no entrara en prisión.
La condena al PP no ha sido exactamente por la caja B, pero sí por defraudar a Hacienda con los pagos en negro de esa caja B.
Además, hay otro caso sobre la caja B y los donativos ilegales de los empresarios que está investigando la Audiencia Nacional y todavía sigue en instrucción.
Mariano Rajoy: “No recuerdo haber hablado con el señor Jorge Trías (sobre el juez Pedreira)”.
El señor Jorge Trías Sagnier –abogado y exdiputado del PP– sí recuerda perfectamente esa conversación. Porque no fue solo una: fueron cuatro, y las ha detallado en un libro. “No puedo concebir que Rajoy no estuviese informado”, asegura Trías sobre la caja B. También dice que el juez Pedreira –uno de los muchos que investigaron la Gürtel– le trasladó un recado, que Trías entregó a Rajoy: “Por favor, dile a estos del PP que dejen de enviarme mensajes”.
Era en la época en la que el primer juez que instruyó este caso, Baltasar Garzón, había sido procesado por las escuchas a los abogados de la Gürtel, que finalmente le costaron una condena por prevaricación. Aquellas escuchas también las prorrogó y avaló el juez Pedreira.
En esos años, tras los “mensajes” del PP, Pedreira retiró la imputación a Luis Bárcenas, a pesar de que aún no había llegado la comisión rogatoria de Suiza –que más tarde confirmó su fortuna oculta–.
Contra el juez Pedreira, a diferencia de Garzón, no hubo denuncia por prevaricación.
Mariano Rajoy: “No creo que [el exministro Jorge Fernández y el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez] hayan montado ningún dispositivo [para espiar a Bárcenas]”.
La Audiencia Nacional no lo ve igual. Hay indicios bastante sólidos de que el Gobierno que Mariano Rajoy presidía montó un operativo parapolicial con cerca de 80 agentes para espiar a Bárcenas sin orden judicial. Fueron unos seguimientos ilegales que incluyeron el uso de fondos reservados para pagar al chófer del extesorero del PP.
Tanto el exministro como el exsecretario de Estado están imputados por un operativo ilegal cuyo principal beneficiario también era Rajoy, porque el objetivo era encontrar y destruir las pruebas que Bárcenas guardaba contra él. Algo que, al parecer, ocurrió: la Kitchen fue un éxito. El tesorero se quedó sin munición.
Todo esto, sin que Rajoy se enterara de nada, según su explicación. Igual que le pasó cuando el tesorero financió la reforma de la sede del partido sin que él supiera nada de cómo se pagó. Igual que cuando los empresarios beneficiados por adjudicaciones de los gobiernos del PP donaban dinero negro a su partido.
Mariano Rajoy: “[Cospedal] no me comunicaba que tenía reuniones con el señor Villarejo en la sede de Génova”.
Las reuniones y contactos de María Dolores de Cospedal con el comisario Villarejo empezaron cuando estalló la Gürtel, en 2009, y después siguieron en paralelo con el espionaje a Bárcenas. En las agendas del comisario, aparecen anotaciones donde se incluyen varios detalles del operativo ilegal, y de sus conversaciones con “Cospe”. El juez Manuel García Castellón decidió desimputar a la exsecretaria general del PP, pero la Fiscalía Anticorrupción ha recurrido esa decisión porque considera que existen “suficientes indicios de criminalidad”.
Buena parte de esas reuniones fueron justo en el despacho contiguo al de Rajoy.
Mariano Rajoy: “Hay muchas cosas de las que uno no se entera”.
Y tanto.