Pablo Casado: “A mí esto de que haya cumbres bilaterales entre una autonomía y un Estado soberano español, ¿pero esto qué es? ¿Qué es esto de que un presidente del Gobierno se siente de tú a tú con una autonomía?”.
Lo que hacen todos los presidentes del Gobierno de un país democrático, porque es su obligación.
Pablo Casado: “Hay que aplicar de inmediato un 155 duradero, sin límite de tiempo, como pasó en el Reino Unido, y con todo el despliegue competencial”.
Falso. Lo que pasó en Reino Unido con Irlanda del Norte (y pasa también en la actualidad) no se parece ni en lo más mínimo a lo que propone Casado para Catalunya. Las veces en las que el gobierno británico ha suspendido el autogobierno del Ulster ha sido porque los dos principales partidos de Irlanda del Norte –el Sinn Fein, católico e independentista, y los unionistas protestantes– no se han puesto de acuerdo en pactar un Gobierno. Es lo que ocurre desde hace dos años ante la ausencia de acuerdo entre los partidos. No tiene límite de tiempo porque el autogobierno se recupera en el momento en el que se cierra ese acuerdo.
Lo que plantea Casado es otra cosa: acabar de forma indefinida con el autogobierno y con las elecciones autonómicas en Catalunya. Decidir todo desde Madrid. Suspender la democracia hasta que ganen los suyos. Es más parecido a Turquía que a Reino Unido.
Puestos a citar a Irlanda del Norte y el Reino Unido, hay mejores ejemplos que recordar.
En la foto, Martin McGuinness (ex líder del IRA y del Sinn Féin), el reverendo Ian Paisley (líder de los unionistas) y el exprimer ministro británico Tony Blair, que junto con otros –como Bill Clinton– ejerció como mediador para alcanzar un pacto en 2007.
Pablo Casado: “En España está habiendo un golpe al Estado. Eso está claro. Por eso hay un juicio al procés. No me lo invento yo. El Código Penal lo que está haciendo es juzgar a unos delincuentes que están en la cárcel en prisión preventiva por haber cometido delitos gravísimos, de rebelión al Estado”.
Falso. Primero, porque para ser un delincuente antes hay que ser juzgado y condenado, y esto vale igual para Eduardo Zaplana como para Oriol Junqueras. Además, Casado habla de un golpe de Estado en presente, hoy. Pero lo que está juzgando el Supremo es lo que ocurrió en octubre de 2017, cuando en el Gobierno de España estaba su partido y el presidente era Mariano Rajoy.
Pablo Casado: “Pedro Sánchez está traicionando a España. Es una traición documentada”.
Por ahora, lo único documentado son los gruesos insultos y durísimas acusaciones del líder de la oposición contra el presidente del Gobierno español. Tras llamarle golpista, traidor, felón, irresponsable, incapaz, desleal, iluminado, ególatra, mentiroso compulsivo, ilegítimo, catástrofe, mediocre y okupa, ¿qué más le queda? ¿Genocida? ¿Terrorista? ¿Pederasta?
Recuerden, por comparar, las durísimas críticas que recibió Pedro Sánchez cuando dijo a Mariano Rajoy, a cuenta del SMS a Luis Bárcenas, que no era un presidente decente. Lo de siempre: puño de acero, mandíbula de cristal.
Pablo Casado: “El Gobierno de José María Aznar no negoció nada con ETA. Solo fueron a escuchar cuando se rendía ETA”.
Falso. El Gobierno de Aznar negoció con ETA con la ayuda de un mediador, el obispo Uriarte. Aznar acercó presos a cárceles vascas y aceleró la puesta en libertad de 290 etarras a los que redujo sus condenas durante esa negociación con el “movimiento vasco de liberación”. “Si queremos la paz hagamos la paz”, decía entonces Aznar, que prometía “una actitud de generosidad”.
Pablo Casado: “Empezamos dejando tirado a Llarena ante la demanda de un fanático como Puigdemont desde Bélgica”.
Falso. El Estado está pagando la defensa de Pablo Llarena en Bélgica, a pesar de que las inoportunas palabras por las que Puigdemont le demandó fueron pronunciadas durante una conferencia pagada, patrocinada por un concesionario de coches. Por ahora, el Gobierno ha provisionado 545.000 euros para la defensa en Bélgica de este juez.
Pablo Casado: “Mi partido fue expulsado injustamente del Gobierno de España”.
Falso. Su partido fue expulsado del Gobierno de la forma más justa y democrática que existe: por los votos mayoritarios de los diputados del Congreso, que representan al pueblo español.
Pablo Casado: “No descartamos nada porque lo que está pasando en España es lo más grave desde el golpe de Estado del 1981”.
Falso. Incluso si se asume que lo ocurrido en Catalunya en octubre de 2017 es lo más grave desde el 23F. Aquello ocurrió hace año y medio. Entonces los independentistas catalanes realizaron una declaración de independencia unilateral (que luego suspendieron). Hoy están pidiendo un mediador que participe en una mesa de partidos políticos.
Pablo Casado: “En este caso hay un golpe al Estado en Catalunya. Si el Gobierno no solo no hace nada sino que además está colaborando o ocultando una negociación, por supuesto que es responsable”.
Pasa por alto el pequeño detalle de que durante el octubre catalán de 2017 gobernaba el Partido Popular. Y que Rajoy también utilizó a numerosos mediadores con la Generalitat de Puigdemont.
Pablo Casado: “Es tan grave que no descartamos nada, porque estamos ante una actuación de felonía, de alta traición a España, que no se ha visto desde el 23F”.
Con el “no descartamos nada”, Pablo Casado se refiere a una moción de censura, aunque poca cosa parece comparado con su acusación. Si realmente el líder del PP cree que estamos ante un delito de alta traición a España solo equiparable a un golpe de Estado, lo mínimo sería que Casado pidiera la aplicación del artículo 102 de la Constitución y el procesamiento del presidente del Gobierno por rebelión ante la “felonía” de aceptar un relator.
Pablo Casado: “La agenda que estamos viendo en Catalunya es la agenda de ETA”.
Salvo por el pequeño matiz de que ETA asesinaba y los independentistas no. Pero a quién le importan estos detalles menores cuando se tiene toda la razón.
Pablo Casado: “Parece que este iluminado por escribir un libro o por seguir viajando en el Falcon, por estar en Davos haciéndose fotos, considera que la oposición legítima, que además le sacamos 50 escaños, vamos a estar cruzados de brazos”.
Este “iluminado” es el presidente del Gobierno porque logró el apoyo mayoritario del Congreso en una moción de censura. Es decir, porque cuenta con el respaldo de la mayoría de los votos, representados en esa cámara en un sistema parlamentario. Que el PP tenga más escaños es casi irrelevante en la ecuación. ¿O es que acaso Juanma Moreno no es el presidente legítimo de Andalucía porque Susana Díaz tuvo más escaños?
Pablo Casado: “Pedro Sánchez no cesa a sus ministros que están en casos de corrupción”.
Falso. No hay un solo ministro imputado en ningún caso de corrupción.
Pablo Casado: “El Gobierno no ha negado que hubo una negociación con la Fiscalía General del Estado”.
Falso. No hubo negociación alguna y la prueba es que la Fiscalía General del Estado mantiene la acusación por rebelión, a pesar de que es una organización jerárquica donde la Fiscal General del Estado, María José Segarra, nombrada por el Gobierno, podría haber impuesto su decisión.
Pablo Casado: “Pedro Sánchez es un señor que no condena a Maduro porque depende de los votos de Podemos”.
Falso. A pesar de las críticas de Podemos, Pedro Sánchez ha criticado muy duramente a Maduro y ha reconocido como presidente de Venezuela a Guaidó.
Pablo Casado: “Zapatero hizo la misma felonía, la misma traición a España, con los nacionalistas en 2008”.
Sánchez, Zapatero, Tejero. Por ese orden en el ránking de traidores a la democracia Española.
Ojalá algún día la derecha española condene con tanta rotundidad y firmeza la rebelión más evidente, la más nefasta alta traición de la historia reciente de España: el golpe de Estado de 1936 contra la democracia republicana.
Pablo Casado: “Somos el único partido que hemos demostrado que podemos pactar a izquierda y a derecha”.
Falso. El PP de Casado solo ha logrado pactos entre el centro derecha y la extrema derecha, salvo que considere que Ciudadanos es de izquierda. Y la capacidad de pacto se acaba aquí. Descartados estos partidos, todo el resto del Congreso es traidor “podemita” o “golpista” y no merecen diálogo y menos aún negociación.
Pablo Casado: “Yo no puedo pedir disculpas por algo (la corrupción) que ni he vivido ni ha pasado ni sé si ha pasado y ni siquiera el juez ha fallado todavía”.
Falso. Claro que ha pasado, claro que el líder del PP lo sabe de sobra y claro que la Justicia lo ha certificado así. Casado preside el primer partido político español condenado por corrupción. Además, el PP –especialmente el de Madrid, donde Casado se crió bajo el ala de la cazatalentos Esperanza Aguirre– tiene abiertos varios casos de corrupción en los juzgados que al actual líder del PP no le pueden resultar muy lejanos. Él ya estaba en el partido cuando todo aquello ocurrió.
Pablo Casado: “Hay que resarcir a esos compañeros acusados injustamente. El otro día recordaba, por ejemplo, la injusticia cometida con Rita Barberá, Pilar Barreiro o Pedro Antonio Sánchez, que luego fueron declarados inocentes”.
Falso. Rita Barberá fue desimputada porque se murió y en España no se investiga ni se juzga a los difuntos. Si siguiera viva, seguiría procesada penalmente, como lo están absolutamente todos los concejales del PP en la ciudad de Valencia. Nueve, al igual que Barberá, fueron procesados por financiación ilegal: por blanquear donativos en dinero negro para la campaña electoral. El décimo, por cohecho por el Aeropuerto sin aviones de Castellón. Pleno absoluto.
Pedro Antonio Sánchez, por su parte, se libró gracias a la oportuna reforma que puso en marcha el PP que fijó límites temporales a la instrucción de los jueces. La Fiscalía aún pelea para reabrir esa investigación penal. Aun así, el expresidente de Murcia sigue imputado en el caso Auditorio y en la trama Púnica.
De los tres nombres que cita Casado, solo sirve como ejemplo de acusada que luego es desimputada el de la senadora Pilar Barreiro. Y la “injusticia”, en su caso, consistió en que durante los meses en los que estuvo imputada por el Supremo se pasó al grupo mixto. Nunca dejó su escaño ni tampoco de cobrar.
Pablo Casado: “Recordemos que solo ha habido una sentencia sobre dos campañas municipales en Pozuelo y Majadahonda que está recurrida que tuvo un voto particular y que afectaba a dos de los 8.000 municipios en los que se organizó la campaña electoral”.
Falso. En esa sentencia de la Gürtel –que no es la única, salvo que Jaume Matas o Rodrigo Rato no fuesen del PP– también fueron condenados por corrupción dos de los tesoreros del Partido Popular: Luis Bárcenas y Ángel Sanchís. También fue condenado el propio partido a título lucrativo. Fue una condena civil, que no penal, porque en el momento en que se cometieron los delitos la ley no permitía otra opción.
Pablo Casado: “No tengo ni idea (del informe de la Guardia Civil que asegura que el PP pagó con facturas falsas un acto de Casado). Yo en aquella época ni siquiera era dirigente del partido que se pregunte a quien lo organizó”.
Falso. En marzo de 2012, cuando Casado protagonizó ese acto de Nuevas Generaciones de Madrid que la Guardia Civil asegura que se pagó de forma ilegal, Casado ya era el presidente de esta organización en Madrid.
Pablo Casado: “Este proyecto que yo lidero es incompatible con cualquier conducta irregular”. “Si alguien ha hecho algo mal pagará como ha pasado siempre”.
Igual que pagó por su máster regalado el propio Pablo Casado, una investigación judicial de la que se libró por su condición de aforado y porque el cohecho impropio estaba prescrito.
Pablo Casado: “He tenido la suerte de trabajar con José María Aznar y con Mariano Rajoy sobre todo porque al mismo tiempo estaban haciendo una gran contribución a España”.
Entre las grandes contribuciones a España de Aznar en las que Casado tuvo la “suerte” de poder participar, destaca este contrato de comisionista de Aznar con Abengoa, donde esta empresa se comprometió a pagar al expresidente español un 1% de cada desaladora que vendiese a la Libia del dictador Gadafi. En ese contrato de comisionista, desvelado en exclusiva por eldiario.es, aparecía el nombre del propio Pablo Casado como persona de contacto para resolver “cualquier comunicación entre las partes”: el comisionista y la empresa que pagaba la comisión.
Pablo Casado: “Lo que nosotros proponemos es volver a la ley (del aborto) que tenía un consenso social en España, la ley de supuestos”.
Falso. La primera ley del aborto de 1985 no tuvo consenso alguno, al menos no por parte de la derecha. Manuel Fraga y su Coalición Popular –el origen del PP– votó en contra y recurrió la ley al Tribunal Constitucional.
Al consenso sobre el derecho al aborto el PP llegó muchos años después. Igual que con la ley del divorcio, con la ley del tabaco o con la del matrimonio homosexual.
Pablo Casado: “Yo no entiendo cómo un país desarrollado puede tener aborto libre hasta la semana 20 o hasta la semana 22 en ciertos supuestos”.
Falso. La ley actual solo permite el aborto libre hasta la semana 14 de gestación. Solo cuando exista un “grave riesgo para la salud de la embarazada”, “anomalías fetales incompatibles con la vida” o “una enfermedad extremadamente grave e incurable”, se permite “excepcionalmente” y con informes médicos el aborto hasta la semana 22 de gestación.
Pablo Casado: “Hay legislaciones de países supuestamente más avanzados que nosotros, con más impuestos que nosotros, en las que por lo menos hay información a la madre, que es una vida que no es un tumor”.
Igual que en la legislación española, de la que Casado no sabe lo más básico, a pesar de que habla de ella con la contundencia y el desparpajo habitual.
La ley de plazos vigente obliga a informar a las mujeres “sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas” de apoyo a la maternidad, los derechos laborales vinculados al embarazo y la maternidad, los beneficios fiscales o centros de asesoramiento. Establece, además, un plazo de tres días entre que se aporta esa información y se practica la intervención.
En los supuestos de enfermedad y malformaciones graves o incompatibles con la vida, las mujeres también reciben información sobre ayudas a la discapacidad y la red de organizaciones de apoyo. En todos los casos, la ley también obliga a informar a las mujeres de las posibles consecuencias “médicas, psicológicas y sociales” de su decisión.
Pablo Casado: “Si queremos financiar las pensiones y la salud, debemos pensar en como tener más niños y no en cómo los abortamos”.
Y para ello el problema no es el aborto: es la precariedad laboral y los bajos salarios de los jóvenes. Se arregla subiendo el salario mínimo, al que el PP de Casado se ha opuesto, invirtiendo en guarderías y aumentando las prestaciones sociales, no regresando a la ley de supuestos del 85.
Otro dato: desde que cambió la ley y se dio “barra libre” –según Casado–, el número de abortos ha descendido.
Pablo Casado: “Yo siento ser tan vehemente. Pero lo que estamos viviendo es lo más grave que yo recuerde en política”.
Esta misma semana hemos sabido que la Justicia investiga si dirigentes del Partido Popular utilizaron a la Policía y a los fondos reservados para contratar a un sicario que secuestró a punta de pistola a tres personas para destruir pruebas que implicaban a líderes del PP. Pero, sin duda, es mucho más grave lo del relator.