Ahora que la expresidenta de la Comunidad de Madrid acaba de fichar como cazatalentos por una empresa de contratación de altos directivos, conviene repasar su experiencia en la selección de personal. Este es un pequeño repaso a algunos de esos grandes fichajes de los que Esperanza Aguirre siempre se ha sabido rodear. De lo bueno, lo mejor. De lo mejor, el no va más.
Mercedes Rojo-Izquierdo. Hoy imputada en el caso Bankia. Esperanza Aguirre la colocó como consejera del Banco Financiero y de Ahorro –matriz de Bankia– tras trabajar como asesora de su gabinete presidencial. Pasó a cobrar un pastizal en el Comité de Auditoría del banco: 144.000 euros por unas pocas reuniones al año, a pesar de su nula formación sobre finanzas o contabilidad. En la Audiencia Nacional, Rojo-Izquierdo reconoció que no contaba con la debida preparación pero que ella ya avisó. No es la única que llegó a Bankia de la mano de Aguirre para firmar y cobrar sin más experiencia que formar parte de la gran familia popular.
Sergio Gamón. Fue jefe de escoltas de Esperanza Aguirre en el Senado y después en la Comunidad de Madrid. Casualidades de la vida –las malas compañías, al parecer– terminó declarando en el juzgado como supuesto jefe del espionaje de Madrid (un caso que aún está por aclarar y que cada día huele peor). La mujer de Gamón acabó trabajando de secretaria de Manuel Soriano, entonces director general de Telemadrid. La hija de ambos fue nombrada concejala del PP y presidenta de Nuevas Generaciones por Fuenlabrada.
Alberto López Viejo. Aguirre lo nombró consejero de Deportes de su Gobierno en Madrid; era también su mano derecha en la organización de todos los actos institucionales. Antes fue el director adjunto de la campaña electoral de la lideresa en 2003, el año en el que parte de las facturas electorales las pagó Fundescam a la Gürtel (con el dinero de donantes como el convicto Gerardo Díaz Ferrán). Está imputado por la Audiencia Nacional en el caso Gürtel. Se le acusa de adjudicar cuatro millones de euros para las empresas de Correa, troceando las facturas para poder repartir el dinero a dedo: sin concurso y con opacidad. Según la contabilidad B de la Gürtel, López Viejo se llevó 563.000 euros en comisiones por su excelente labor. Cuando dimitió como consejero, Aguirre le agradeció “su generosidad” frente a una “campaña de desprestigio”.
Alfonso Bosch. La headhunter Esperanza Aguirre lo fichó por dos veces para su lista electoral. También está imputado en la Gürtel: según las cuentas secretas de la trama, cobró 250.562 euros por sus favores a “don vito” Correa. Era el hombre de confianza de Alberto López Viejo y de algún preboste más. Según la declaración en el juzgado del ex concejal de Majadahonda José Luis Peñas “fue el que organizó, por ejemplo, la boda de Alejandro Agag”.
Benjamin Martín Vasco. Aguirre también lo llevó en su lista electoral; la Gürtel, en su nómina personal. Era hombre de confianza de la lideresa: llegó a ser el presidente de la comisión de investigación del caso de los espías en la Asamblea de Madrid. También gerente de urbanismo de Arganda del Rey, del municipio donde Correa pegó su mayor pelotazo. Según la investigación, cobró de la Gürtel más de 600.000 euros entre dinero y regalos. “Como va a ser corrupto Martin Vasco si yo he sido testigo de su boda”, decía Esperanza Aguirre usando un impecable argumento de autoridad. Aquella boda, por cierto, también la pagó Correa. Como la luna de miel.
Ahora que la expresidenta de la Comunidad de Madrid acaba de fichar como cazatalentos por una empresa de contratación de altos directivos, conviene repasar su experiencia en la selección de personal. Este es un pequeño repaso a algunos de esos grandes fichajes de los que Esperanza Aguirre siempre se ha sabido rodear. De lo bueno, lo mejor. De lo mejor, el no va más.
Mercedes Rojo-Izquierdo. Hoy imputada en el caso Bankia. Esperanza Aguirre la colocó como consejera del Banco Financiero y de Ahorro –matriz de Bankia– tras trabajar como asesora de su gabinete presidencial. Pasó a cobrar un pastizal en el Comité de Auditoría del banco: 144.000 euros por unas pocas reuniones al año, a pesar de su nula formación sobre finanzas o contabilidad. En la Audiencia Nacional, Rojo-Izquierdo reconoció que no contaba con la debida preparación pero que ella ya avisó. No es la única que llegó a Bankia de la mano de Aguirre para firmar y cobrar sin más experiencia que formar parte de la gran familia popular.