- La artillería desplegada sobre la tesis de Sánchez contrasta con el silencio sobre un plagio bastante más real: el de Pablo Casado
¿Plagió el presidente del Gobierno su tesis doctoral? Este rumor, aún hoy sin demostrar, ha circulado durante años entre los periodistas de Madrid. Eran sus propios rivales internos en el PSOE quienes filtraban esta maledicencia sobre su secretario general, que se nutría en gran medida de la opacidad del propio Pedro Sánchez.
Hoy es evidente que su decisión de restringir el acceso a su tesis fue un error. Pasa siempre. La opacidad provoca desconfianza, aunque también es cierto que la desconfianza en la Universidad española es algo que en este último año ha crecido, como consecuencia del escándalo de los máster de la URJC.
La opacidad en la tesis doctoral de Sánchez, que hasta ahora solo se podía consultar en la biblioteca de la universidad, está a punto de terminar. Pronto comprobaremos exhaustivamente si en ese trabajo académico hay algo relevante que ocultar. En cuanto eldiario.es acceda al documento completo en formato digital, por supuesto, lo vamos a investigar. Pero si todas las irregularidades que aparecen en ese trabajo es lo que ha encontrado el ABC, dudo que haya mucho que rascar.
El titular ‘Pedro Sánchez plagió su tesis doctoral’ no se sujeta de pie con los datos que tenemos hoy. En un trabajo de 342 páginas, ABC solo ha encontrado seis supuestas irregularidades en unas pocas líneas. Y ninguna de ellas se puede considerar un plagio, por mucho que se quiera exagerar.
Todos los autores supuestamente plagiados aparecen citados en la tesis, que cuenta en su bibliografía con más de 150 referencias. En el peor de los casos, estaríamos hablando de una cita mal etiquetada, no de un plagio. Y solo en uno de todos los ejemplos, que tampoco es una copia literal y donde la cita aparece en la bibliografía, en vez de a pie de página.
El colmo del absurdo se alcanza cuando se acusa al presidente del Gobierno de “autoplagio” por usar parte de un artículo suyo publicado previamente junto con otro autor –¿se puede uno robar una idea a sí mismo?–.
O este otro ejemplo, particularmente ridículo: cuando Sánchez enumera en su tesis quién forma parte del Consejo de Política Exterior. Dice ABC que está copiado del BOE. Pues claro. Es parte del texto del Real Decreto 1389/2007, que está citado también. Son datos objetivos que difícilmente se pueden redactar sin repetir casi exactamente lo que viene en ese decreto.
En ese Consejo de Política Exterior participa el presidente del Gobierno, el vicepresidente, varios ministros, el alto comisionado para la marca españa…. Y Sánchez poca cosa podía hacer para que ese párrafo no fuese el que es, más allá de inventarse una composición distinta y decir que el consejo está compuesto por su vecina y el director de ABC.
El único dato conocido hasta ahora que sí merece una explicación es que Sánchez haya publicado un artículo con otro autor que después participó en el tribunal de esa misma tesis. Suena feo, pero tampoco es algo excepcional en la Universidad.
La artillería desplegada sobre la tesis de Sánchez contrasta con el silencio sobre un plagio bastante más real: el de Pablo Casado en un libro sobre la marca España, donde el líder del PP fusiló cuatro folios de nueve que tiene su artículo en total –una noticia que solo se puede leer en eldiario.es–. También el doble rasero de exigir al presidente del Gobierno que facilite el acceso a su tesis, mientras Pablo Casado se niega a enseñar sus trabajos de ese máster que la investigación judicial ya ha demostrado que tiene serios indicios de ilegalidad.
Si Casado no estuviera aforado, estaría imputado ya.