Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.
Acabemos con las subvenciones europeas a la tauromaquia
Es oportuno recordar estas palabras de Miguel Arias Cañete. El 21 de mayo de 1996, siendo él eurodiputado y portavoz popular de Agricultura en el Parlamento Europeo, no tuvo problema alguno en defender las subvenciones comunitarias a la cría de toros de lidia, ayudas de las que luego se beneficiaría ampliamente su familia directa, pues su mujer Micaela Domecq es copropietaria de una de las ganaderías taurinas más conocidas del país, la Jandilla. Sí, lo de los conflictos de intereses, a Cañete le viene de lejos.
Pero sirvan sus palabras para desmontar algunos de los argumentos más manidos de los defensores de este tipo de ayudas. Dijo Cañete que “el toro de lidia es una raza autóctona ibérica, objeto de una estricta selección genética cuya pureza salvaguarda el Ministerio de Agricultura. Este tipo de ganado es criado sobre 600.000 hectáreas de pastos verdes que, si no fuera por este uso, estarían condenadas a la desertización”. A lo que añadió en un encendido elogio de la carne de la res brava, que ésta “está totalmente libre de hormonas y anabolizantes”. Su alegato concluía que la exclusión de los toros de lidia de las subvenciones agrarias “sería totalmente discriminatoria e injusta”.
Bien, si ya era difícil mantener ese argumento en pie en 1996, hoy, en octubre de 2014, es completamente imposible. Las subvenciones a la cría de toros de lidia, además de colisionar con la sensibilidad de gran parte de la ciudadanía europea, puesto que implican el sufrimiento extremo, la tortura y la muerte de los toros para disfrute y espectáculo de una minoría, son un anacronismo institucional. A día de hoy, existen numerosos mecanismos dentro de la Unión Europea para la conservación del medio natural y de las especies amenazadas. Estas acciones en su mayoría son desempeñadas por administraciones locales y ONG conservacionistas, no por terratenientes y ganaderos de alta cuna como la familia Arias y Domecq.
130 millones de euros al año
El Convenio Europeo sobre protección de los animales en las ganaderías recoge que “los animales no deben sufrir dolor, angustia o ser víctimas de lesiones”. Por lo tanto, aquellos ganaderos que crían y reproducen toros para la tauromaquia no cumplen tales condiciones y no deberían ser receptores de subsidios agrícolas. Sin embargo, la Unión Europea destina 130 millones de euros al año de los impuestos de todos los europeos en ayudas a este tipo de ganadería. En concreto, 200 de los 1.400 miembros de la asociación española “Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL)” recibieron cerca de 26 millones de euros de la Unión Europea. Unas ayudas sin las cuales el sector tendría dudosa viabilidad económica. Y unas ayudas que, aún más en tiempo de crisis, tendrían que ir destinadas a sectores prioritarios como la educación, la salud o la lucha contra el cambio climático.
Es a todas luces evidente que la Comisión Europea, como guardiana de los tratados, debería emprender las acciones pertinentes para hacer cumplir con este Convenio y el primer paso es impedir estas ayudas. Por estas y otras razones, el Grupo Verde Europeo ha presentado una enmienda a los presupuestos que se votarán este miércoles en el Parlamento Europeo, para exigir el fin a las subvenciones europeas a los ganaderos que crían toros cuya principal finalidad es la tauromaquia. Esta propuesta, que fue presentada en la Comisión de Medio Ambiente, logrando un apoyo mayoritario, no consiguió ser aprobada en la Comisión de Presupuestos, razón por la cual, Los Verdes Europeos hemos llevado su votación a la sesión plenaria.
Tú también puedes aportar tu grano de arena y decir a tus representantes que ya no quieres más subvenciones para el sufrimiento animal. Por ello hemos lanzado una campaña europea de recogida de firmas en internet y te animamos a firmarla y difundirla: http://supportgreens.eu/es/corridasdetoros
Porque no queremos financiar la tortura. La tortura no es cultura.
Es oportuno recordar estas palabras de Miguel Arias Cañete. El 21 de mayo de 1996, siendo él eurodiputado y portavoz popular de Agricultura en el Parlamento Europeo, no tuvo problema alguno en defender las subvenciones comunitarias a la cría de toros de lidia, ayudas de las que luego se beneficiaría ampliamente su familia directa, pues su mujer Micaela Domecq es copropietaria de una de las ganaderías taurinas más conocidas del país, la Jandilla. Sí, lo de los conflictos de intereses, a Cañete le viene de lejos.
Pero sirvan sus palabras para desmontar algunos de los argumentos más manidos de los defensores de este tipo de ayudas. Dijo Cañete que “el toro de lidia es una raza autóctona ibérica, objeto de una estricta selección genética cuya pureza salvaguarda el Ministerio de Agricultura. Este tipo de ganado es criado sobre 600.000 hectáreas de pastos verdes que, si no fuera por este uso, estarían condenadas a la desertización”. A lo que añadió en un encendido elogio de la carne de la res brava, que ésta “está totalmente libre de hormonas y anabolizantes”. Su alegato concluía que la exclusión de los toros de lidia de las subvenciones agrarias “sería totalmente discriminatoria e injusta”.