Espacio para la reflexión y el análisis a cargo de parlamentarios europeos españoles.
Premios Princesa de Asturias: tras 14.000 muertes en el Mediterráneo, concordia y UE no pueden ir en la misma frase
Ha tenido a bien este año el jurado de la Fundación Princesa de Asturias galardonar a la Unión Europea con el Premio de la Concordia; la excusa es el sexagésimo aniversario de la fundación del proyecto europeo. Sin embargo, el principal motivo es reforzar a una institución que, como todo el mundo sabe, atraviesa horas bajas y se enfrenta tras el Brexit a un futuro más incierto que nunca.
En esto hay que mencionar dos cosas. Por un lado, es lógico que una fundación en la que están representadas las grandes fortunas del IBEX35 decida dar un espaldarazo a otra institución amiga, la UE, que lleva años administrando la política continental en función de los intereses del 1% más rico.
Sin embargo, dado que la Fundación Princesa se nutre también de generosas aportaciones públicas, la ciudadanía tiene todo el derecho del mundo a criticar un premio que llega en un momento más inoportuno que nunca.
Después de 14.000 muertes en el Mediterráneo y de un vergonzoso acuerdo de deportación masiva a Turquía, Concordia y UE no deberían figurar en la misma frase.
Sin embargo, aún hay más, la UE se ha erigido en las últimas décadas como la gran guardiana de la ortodoxia neoliberal, imponiendo a los pueblos de Europa reformas laborales encaminadas a empeorar nuestras condiciones laborales o drásticas privatizaciones y recortes del Estado del Bienestar. En España, Portugal, y sobre todo Grecia, sabemos bien de lo que hablamos.
No nos cansamos de repetirlo. Seguimos apoyando la construcción europea, entendiendo esta como la creación de un gran espacio político y económico continental que apueste por la igualdad social, el empleo con derechos, el desarrollo económico respetuoso con el medio ambiente y la reducción de los desequilibrios regionales en el seno de Europa.
Desgraciadamente la idea de Europa que hoy tiene la Comisión es tan diferente de la nuestra, al parecer, como, por lo visto, la que la Fundación Princesa de Asturias tiene de lo que debería ser la Concordia.
Ha tenido a bien este año el jurado de la Fundación Princesa de Asturias galardonar a la Unión Europea con el Premio de la Concordia; la excusa es el sexagésimo aniversario de la fundación del proyecto europeo. Sin embargo, el principal motivo es reforzar a una institución que, como todo el mundo sabe, atraviesa horas bajas y se enfrenta tras el Brexit a un futuro más incierto que nunca.
En esto hay que mencionar dos cosas. Por un lado, es lógico que una fundación en la que están representadas las grandes fortunas del IBEX35 decida dar un espaldarazo a otra institución amiga, la UE, que lleva años administrando la política continental en función de los intereses del 1% más rico.