Las elecciones europeas se cobran su primera víctima política en la persona de Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha decidido rendirse y anuncia su salida de la dirección del partido y la convocatoria de un Congreso para el mes de julio. Rubalcaba ha evitado presentar su dimisión, pero la convocatoria de un Congreso es, en definitiva, la confirmación de que no continuará al frente del partido.
El secretario general del PSOE seguirá en el cargo en pleno ejercicio de sus funciones hasta que se produzca el relevo. Rubalcaba se ha negado a confirmar si la decisión supone su salida de la vida política, dejando abierta la puerta a que después del paso atrás aún se reserve algún papel en el partido. “Respecto a mi futuro personal, tendremos tiempo para hablar”, señaló el dirigente socialista.
Los resultados electorales de las europeas han encendido todas las alarmas en un PSOE que ya se encontraba al límite y en pánico ante su proceso de transición hacia la irrelevancia.
“No hemos recuperado la confianza porque la gente lo está pasando muy mal y algunos se acuerdan que esto empezó cuando nosotros estábamos en el Gobierno”, dijo un Rubalcaba que ha comparecido ante los medios arropado tan solo por Elena Valenciano.
El histórico socialista ha comunicado a la ejecutiva su intención de dar un paso atrás, pero ha impuesto su modelo de transición. Los socialistas quieren ahora apurar los plazos, convocar Congreso y evitar, en la medida de lo posible, que la próxima cita con las urnas les pille otra vez con el pie cambiado y sin un renovado liderazgo. Se ha descartado, sin embargo, la posibilidad de que las primarias se mantengan como prioridad, antes incluso del relevo.
La convocatoria de un Congreso supone un giro de 180 grados a los planes iniciales del PSOE. Gana la tésis defendida por Andalucía, que ha hecho valer sus buenos resultados y se garantiza un papel fundamental en el futuro del PSOE. Además, el movimiento empequeñece el proceso de primarias previsto por los socialistas. Según los dirigentes consultados, nadie podrá hacer sombra en unas primarias a quien resulte vencedor en la cita congresual.
Miembro de los gobiernos de Felipe González, muñidor de la oposición en los tiempos de Aznar y lugarteniente de Zapatero. Rubalcaba lo ha sido todo en el PSOE y quizás por eso le ha costado tanto entender que su tenacidad por mantenerse al frente se ha convertido en un ancla para un PSOE que, desde 2011, encuentra en cada cita electoral un nuevo suelo de profundidades insospechadas.
Los socialistas fían toda su suerte al hallazgo de un nuevo liderazgo. A esa tarea se encamina ahora un partido que teme convertirse en una víctima más de la desintegración de formaciones tradicionales. Las referencias al PASOK griego han sido constantes en el entorno de Ferraz en los últimos meses. Ahora, sin embargo, ese temor se siente como una posibilidad real e inmediata. Ante esa posibilidad, Rubalcaba ha decidido sacarse del medio.
“¿Por qué no dimite sin más?”, le han preguntado a Rubalcaba. El histórico socialista, ha respondido lacónico: “Porque es mi responsabilidad”.