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20 años de búsqueda y más de uno de espera para exhumar los restos de su tío enterrado en el Valle de los Caídos: “Sacarlos de ahí es un derecho que siempre hemos tenido”

Maialen Ferreira

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Juan Ramón Sertutxa comenzó hace 20 años a investigar los orígenes de su familia y a crear su árbol genealógico. Cinco años después, sus investigaciones llegaron a un punto muerto tras descubrir que tres de sus familiares, su tío materno y su tío y abuelo paternos se encontraban enterrados en distintas fosas comunes de España. En ese momento, empezó a recabar información de instituciones penitenciarias y supo que uno de ellos, concretamente su tío materno, se encontraba enterrado en el Valle de los Caídos.

“Cuanto me enteré de que Gogora empezó a hacer gestiones con ese tema me dirigí a ellos y hace 21 meses solicité al Patrimonio Nacional la exhumación de los restos de mi tío. Afortunadamente hace unos 10-15 días me contestaron afirmativamente, me han puesto algunos condicionantes pero confío en que se puedan solventar y que definitivamente se puedan traer sus restos a Erandio”, cuenta Sertutxa a elDiario.es/Euskadi.

Según la información recabada por el propio Juan Ramón y por Gogora-Instituto Vasco de la Memoria, su tío se llamaba Santiago Sertucha Larrea y nació en Erandio el 25 de junio de 1913. Durante la Guerra Civil luchó en el Batallón Fulgencio Mateos nº9 hasta el 13 de marzo de 1937, año en el cual consta su última nómina. Al caer el frente republicano estuvo prisionero en Santander. El 12 de diciembre de 1937 ingresó en la 2ª Compañía del Batallón de Trabajadores C.T.V., Comando Genio, y sirvió en el Batallón de Ametralladores de Manresa. El 31 de diciembre de 1938 fue herido con metralla en la rodilla izquierda en un bombardeo del frente catalán, y el 1 de enero de 1939 ingresó en el Hospital Legionario Italiano nº9 de Zaragoza. Debido a las heridas, falleció el 23 de enero de 1939 a consecuencia de un paro cardíaco y fue enterrado en el cementerio de Zaragoza, lugar del que fue trasladado al Valle de los Caídos el de mayo de 1961.

“Sacarlos de ahí es un derecho que ya teníamos. Siempre lo hemos tenido. No debería de haber ningún impedimento para poder exhumar los restos del Valle de los Caídos”, señala Juan Ramón. Al igual que la familia Sertutxa, una veintena de familias vascas han obtenido el certificado de reconocimiento de su derecho a la exhumación de los restos de sus parientes enterrados en el Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), según ha informado este viernes en el Parlamento Vasco la consejera Beatriz Artolazabal. Las operaciones se realizarán a partir de enero y su duración dependerá de la dificultad de la exhumación de cada caso.

A pesar de ello, Artolazabal ha explicado que se trata de un proceso complejo, y que es posible que en algunos casos resulte “inviable”, debido al mal estado de las criptas y las cajas, o a la imposibilidad de realizar la identificación y ha enfatizado que no hay que generar falsas expectativas. 

Después de 20 años de búsqueda y 21 meses de espera, Juan Ramón confía en que la exhumación de su tío se pueda realizar con éxito. “Los condicionantes que nos han puesto, en primer lugar, es la ubicación de los restos, cosa que no es problema porque Gogora, que se está moviendo muy rápidamente, nos ha informado de cuál es la ubicación de los restos de nuestros familiares. En segundo lugar tiene que haber una identificación de que los restos coincidan con el ADN de los familiares que estamos haciendo reclamación de los mismos. Hace falta una identificación, en su día en Gogora ya me tomaron muestras de ADN, pero me han dicho que posiblemente de nuevo me tengan que tomar y que por tanto esa identificación también es necesaria. En tercer lugar dicen que si por cualquier circunstancias la exhumación requiriese un desarrollo muy complejo o extraordinario y se recomendase no llevar acabo dicha exhumación pues que no la realizarían, así que estamos pendientes de ver qué dice el Patrimonio Nacional de todas maneras”, explica Sertutxa.

A sus 84 años, lo único que lamenta es no poder lograr la exhumación de sus otros familiares debido a que los lugares en los que fueron enterrados “no son tan solicitados mediaticamente y no tienen la repercusión mediática que tiene el Valle de los Caídos”. Según sus investigaciones, su tío paterno se encuentra en una fosa común en el penal El Dueso de Santoña y su abuelo paterno en una fosa común en un campo de concentración llamado Camposancos, en el municipio de La Guardia, en Pontevedra. “Su búsqueda, lamentablemente, ya no diría que se encuentra en punto muerto, porque está en el olvido”, sentencia Juan Ramón. 

 En el Valle de los Caídos hay en total más de 33.000 restos humanos, de los que las estimaciones apuntan a que más de 1.300 corresponden a ciudadanos vascos, que fueron trasladados al Valle de los Caídos desde Euskadi y desde otros puntos de España. Además, unos 300 de estos restos de ciudadanos vascos fueron trasladados al Valle de los Caídos sin identificar. 

elDiario.es/Euskadi

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