2022: de ómicron a la normalidad pero con más fallecidos con COVID-19 que nunca y 15.000 ingresados en Osakidetza
2022 termina como el año de la recuperación de la normalidad en Euskadi tras dos años marcados por las restricciones a causa de la COVID-19. Por primera vez desde 2019, bajó Celedón el 4 de agosto ante 50.000 almas y Marijaia irrumpió en Bilbao unos días después con no menos asistencia de público. Pet Shop Boys o The Killers colmaron Kobetamendi en el BBK Live y la ambientación navideña está llenando las calles en este cierre del año. Solamente las mascarillas en los transportes públicos constituyen un recordatorio.
Pero la pandemia no ha finalizado. Es una evidencia que, además, corroboran los datos, esos boletines que antes paraban el país y copaban titulares y que ahora llegan cada lunes de un modo casi inadvertido. A falta de los datos de la última semana y aunque los positivos ya no se cuenten desde hace meses con precisión, 2022 se convertirá en el año de los tres de la pandemia que más decesos ha registrado entre personas que habían contraído el Sars-Cov-2. Son 3.202 por 3.106 de 2020 y 1.978 de 2021. Hasta el lunes, 15.135 vascos han sido hospitalizados por esta patología, un dato muy similar a los 15.373 de 2021.
Fue a principios de diciembre, como publicó este periódico, cuando se confirmó el dato. De los tres ejercicios que han pasado ya con protagonismo para el coronavirus, 2022 es el que más decesos ha generado. El dato es oficial y engloba a personas muertas en los dos meses siguientes a haber contraído el virus. A falta de los números del 23 al 31 de diciembre, en 2022 han perdido la vida 3.202 personas. Es una media de 8,99 diarias con un pico de 31 decesos en una sola jornada. La diferencia con el año anterior es abismal: 1.978 falecidos, 5,42 de media y 23 de máximo. 2020, con datos solamente desde el 28 de febrero en adelante, arrojó 3.106 muertes, 10,15 de media diaria y un tope de 51.
Hay ya datos de 1.027 días de pandemia en los boletines del Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Solamente en 70 jornadas (menos del 7%) no ha habido constancia de ningún deceso. Y aquí 2022 tampoco sale bien parado. Apenas en diez jornadas este año se ha producido ese hecho. Desde noviembre a septiembre, sin excepciones, hubo al menos un óbito diario, la peor secuencia desde que llegó el virus. Fueron 22 en 2021 y 38 en 2020 los días sin puntos negros en la estadística.
Este fenómeno se explica por la llegada de la variante ómicron a finales de 2021. Esta mutación aparentemente más leve generó dos consecuencias a raíz de la explosión de contagios que generó. Una, llevó a los hospitales vascos a su peor momento desde el confinamiento. Y, dos, hizo que el primer trimestre de 2022 fuese el peor de toda la serie desde que se inició la pandemia. Solamente desde septiembre en adelante se ha notado una caída apreciable en la estadística de defunciones. Son muchos más, 310 frente a 70, los días con más de diez fallecidos, por ejemplo. Es más, en 45 jornadas se ha registrado una muerte cada hora y ha habido tres en las que moría una persona cada 30 minutos. Estos días más luctuosos se concentraron en la primavera de 2020.
¿El perfil de los fallecidos? Osakidetza lleva meses -años, incluso- sin desglosar los datos por territorios o por municipios. Las tres diputaciones, además, dejaron de informar en verano de la situación en las residencias de mayores, el punto más critico durante muchas fases de esta crisis. Sí se conoce que han muerto 4.247 varones y 4.039 mujeres. De los 8.286 fallecidos totales, 7.191 tenían de 70 años en adelante. La letalidad es del 17% para los nonagenarios que se contagian -todavía hoy- y llega al 21% entre los hombres de esas edades.
Según los informes comparativos del Ministerio de Sanidad, la tasa de mortalidad en Euskadi es un 38% más alta que la media española y solamente Aragón, Castilla y León y Castilla-La Mancha presentan peores registros. El Imserso añade que hasta el 18 de diciembre 1.390 mayores internos en residencias han fallecido en Euskadi, el 5,62% de los casos totales conocidos en España.
La mayor enfermedad de la historia
En cuanto a la presión hospitalaria, el ejercicio arrancó con un gran tensionamiento. Se alcanzaron el millar de personas ingresadas a la vez. Ahora rondan las 200. Este año han sido 15.135 las personas internadas, por 15.373 de 2021. En 2020, los datos de la primera ola no son comparables, ya que la estadística era diferente y, por ejemplo, había derivaciones a la privada o a hoteles y centros especiales. Desde agosto hasta diciembre hubo 6.440 hospitalizaciones por la COVID-19. En 2021, con motivo del primer aniversario de la pandemia, ya se dejó claro que nunca en la historia de Osakidetza una misma enfermedad había generado tantos casos y tan de seguido. La propia consejera del ramo, Gotzone Sagardui, la segunda al frente de esta crisis tras Nekane Murga, no oculta que la COVID-19 ha condicionado consultas, ambulatorios, operaciones y cribados preventivos.
La ocupación media de los hospitales este año ha sido de 316 camas ocupadas, sumadas las de planta y las de UCI. En 2021 el dato fue de 331 y en 2020, de agosto en adelante, de 384. Sí se aprecia un cambio muy grande en el porcentaje que precisa cuidados intensivos. Era del 25% el pasado año y ahora ha bajado a un tercio, al 8%. La ocupación media de la UCI es de 26 camas y ha sido muy inferior en el tramo final de 2022, con semanas consecutivas con los mejores ratios desde el final del confinamiento. En 2021 llegó a 83 esa ocupación media.
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