Un informe enviado al Parlamento Vasco por la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, revela que se han realizado 26 cribados poblacionales en zonas con brotes o alta incidencia de la COVID-19 desde octubre hasta la actualidad. Se convocó a 157.424 personas a hacerse una prueba PCR, el equivalente al 7,23% de la población vasca. De ellos, 83.657 acudieron efectivamente, el 53,14%, y se detectaron 829 casos positivos (menos del 1%).
En respuesta a la pregunta de la representante de EH Bildu Rebeka Ubera, Sagardui sostiene que los cribados han sido un método efectivo para el “corte de la transmisión comunitaria” que supone el “aislamiento temprano” de casos asintomáticos o presintomáticos que se detectan con esta fórmula y que, de otro modo, continuarían haciendo vida normal y contagiando. “La tasa de incidencia se ha visto reducida en un período de tres semanas aproximadamente” en aquellos lugares en que se han puesto en marcha, argumenta Salud, aunque asume que esa caída ha sido también el efecto de la combinación con otras medidas de control.
Los dos primeros cribados tuvieron lugar entre el 7 y el 10 de octubre en Azkoitia y entre el 8 y el 16 de octubre en el barrio vitoriano de Sansomendi, aunque en el verano se habían realizado tomas de muestra masivas en algunas localidades como Ordizia y entre los clientes de numerosos bares, restaurantes y discotecas. El último cribado se realizó entre el 13 y el 16 de enero en los pueblos alaveses de Salvatierra-Agurain, Asparrena (Araia) y San Millán. Desde entonces no se han lanzado más alertas de salud pública de esta naturaleza, aunque justo en ese momento se vivía el repunte posterior a Navidad, que ha desembocado en el cuarto pico de la pandemia en Euskadi. Este periódico ha preguntado por los motivos del cambio de estrategia a portavoces oficiales de Osakidetza, pero no se ha obtenido ninguna respuesta. En el Parlamento, Sagardui explica que se han hecho en estos dos meses análisis más específicos tras la aparición de casos en colegios, gimnasios o bloques de viviendas.
Conforme se hacían nuevos cribados se han ido cambiando los requisitos para participar en ellos. Se empezó con personas de entre 17 y 60 años pero en el tercero ya se bajó a 40 años. En el cuarto hubo una nueva modificación para abarcar desde los 13 a los 40 años. Ese modelo se mantuvo hasta las vísperas de Navidad, cuando se citó en Arrasate-Mondragón y Aramaio a toda la población mayor de seis años. Ése ha sido el dispositivo más grande, con un llamamiento a 23.818 personas, de las que 15.903 acudieron y 116 dieron positivo en COVID-19. El último también supuso un cambio y se apostó por convocar a los de entre 16 y 60 años.
El cribado menos exitoso fue el de la zona de Mina del Morro, en Bilbao, en el que apenas se hicieron una PCR el 23,03%. Por el contrario, el 94% de los asistentes a un concierto de un coro navideño en Errenteria sí pasaron el test. Esa coral había generado antes otro brote en un funeral. Es precisamente ese brote más específico el que ha devuelto una mayor positividad, del 7,09%. En sentido contrario, las pruebas en Bermeo y Mundaka a la vuelta de las celebraciones apenas concluyeron que el 0,31% de los analizados había contraído el Sars-Cov-2.
elDiario.es/Euskadi
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