El 90% del Parlamento Vasco refrenda las bases para la reforma educativa y el Gobierno promete la ley para octubre
El Parlamento Vasco ha dado el visto bueno este jueves a las bases para la reforma educativa que debería actualizar el marco vigente desde 1993 y que ha convertido a Euskadi en una excepción europea, con casi el mismo peso de los centros privados que de los públicos por la suma de ikastolas, cooperativas y colegios católicos. Tras semanas de cocina y complejas negociaciones políticas, el documento ha concitado finalmente el apoyo del 90% de la Cámara, ya que ha sumado a los partidos del Gobierno, PNV y PSE-EE, y a las dos principales fuerzas de la oposición, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU. Ello le ha valido el calificativo de “histórico” desde varias bancadas. Excepcionalmente, también ha suscitado aplausos entre políticos e invitados, una práctica común en las Cortes Generales pero no en Euskadi, aunque han sido muy tímidos.
La jornada ha sido también histórica por otro motivo. Desde otoño de 2020 se ha autorizado por vez primera que las intervenciones de los oradores en la tribuna hayan podido ser sin mascarilla y algunos electos ya han hecho uso de esa prerrogativa. “La Mesa acuerda que desde el próximo pleno, a celebrar el día 7 de abril, las parlamentarias y parlamentarios que tomen la palabra desde la tribuna puedan hacerlo sin mascarilla. Asimismo, no será necesaria la limpieza de la tribuna entre intervención e intervención”, se ha planteado. Lo que no ha vuelto es la jarra con agua que antes se ofrecía a los aforados.
Pero, como ha recordado el socialista Eneko Andueza, “éste no es el punto de llegada, sino el de partida”. A pesar de las horas dedicadas y las controversias surgidas, el valor jurídico del acuerdo es inexistente más allá de su simbolismo. Son simplemente unas bases no vinculantes para que ahora el Gobierno presente un proyecto de ley, lo envíe al Parlamento y la Cámara repita todo el proceso que ya ha realizado en forma de comparecencias de expertos, enmiendas y acuerdos. La promesa del Ejecutivo de Iñigo Urkullu es presentarla en otoño, aunque ya estuvo en el calendario legislativo en pasadas legislaturas y nunca terminó de cristalizar.
El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha explicado tras la votación que ha recibido un “encargo” y que asume “con mucha responsabilidad e ilusión” el “compromiso” para actualizar un marco para al menos “los dos próximos sexenios”, que es el tiempo de programación de los conciertos educativos con centros privados. “El Parlamento nos ha dado una lección a todos. Ha puesto la educación como política troncal de futuro de este país. [...] Un consenso del 90% es un mensaje muy importante”, ha agradecido en la sala de prensa Bildarratz, que se ha hecho acompañar de su 'número dos', Begoña Pedrosa. Ambos se han implicado en primera persona en la negociación de este documento en las últimas semanas. Sobre la ley, ha indicado que el alumno será el eje central y que se intentará presentarla “en octubre de este año”. “Seremos leales al texto”, ha zanjado.
“Estamos definiendo el futuro de Euskadi”, ha solemnizado también la portavoz del PNV, Leixuri Arrizabalaga. Lo hemos conseguido. Lortu dugu! Gracias de nuevo a los que lo han hecho posible“, ha añadido. Ha indicado que el pacto supone un ”reconocimiento a la escuela pública“ aunque también un ”reconocimiento de la complementariedad de la concertada“. Para Ikoitz Arrese, representante de EH Bildu, ”es un proceso [de acuerdo] que puede ser un precedente“. ”Damos un salto en la euskalunización. Estamos más cerca del modelo de inmersión lingüística“, ha diagnosticado. No obstante, ha matizado que solamente supone un avance para la comunidad autónoma vasca y ha reclamado a reformas educativas en Navarra y en Iparralde. ”El PSE-EE va a estar, como siempre, en los grandes acuerdos“, ha clamado el secretario general socialista, Eneko Andueza, que ha relevado en la tribuna al portavoz en Educación, José Antonio Pastor, quien por un problema técnico tampoco ha podido votar en ningún momento de la sesión. Andueza ha admitido que los socialistas no estuvieron cómodos con los primeros borradores de la reforma -”dijimos '¡Hasta aquí!' para reorientar un proyecto“- y ha pedido una ”mirada orgullosa“ a la ley vigente, que fue aprobada con un consejero socialista al frente de esta cartera, Fernando Buesa, asesinado por ETA en 2000. Miren Gorrotxategi, de Elkarrekin Podemos-IU, también ha señalado que ”el borrador no tenía en cuenta la dualidad extraordinaria del sistema educativo“ pero entiende que el resultado final refuerza a la pública. ”No es ideal, no es perfecto, pero creemos honestamente que permite un mejor marco“, ha zanjado una de las pocas oradoras que ha seguido parlamentando con mascarilla.
B2 en las lenguas oficiales y fin del concierto para el Opus Dei
Estas bases para la reforma educativa empezaron a fraguarse en una ponencia que recibió del orden de un centenar de comparecencias (y que también realizó un viaje a Catalunya para conocer su modelo). Después, su presidente, Gorka Álvarez, del PNV, presentó un borrador que abrió una brecha entre los partidos del Gobierno, nacionalistas y socialistas. El PSE-EE criticó que se orillara toda referencia a que el 50% del alumnado está matriculado en centros de titularidad privada, una anomalía en España y en Europa. Internamente, ambas formaciones limaron asperezas y luego se abrieron a negociar con EH Bildu y con Elkarrekin Podemos-IU. Cuando el pacto a cuatro se daba por hecho, a última hora el encaje del euskera volvió a distanciar a los socialistas. Finalmente, tras un largo viernes con doce horas de trabajo, se alumbró un consenso de mínimos.
El informe aprobado, en materia lingüística, exigirá un B1 en euskera y castellano al acabar la Primaria y el B2 al terminar la Secundaria. En la lengua extranjera, los niveles requeridos serán el A2 y el B1, respectivamente. “Todas [las lenguas] vehicularán aprendizajes para incrementar así su efectividad” pero el “sistema plurilingüe” tendrá “el euskera como el eje central”. En cuanto a la educación pública, se promete que sea el eje del sistema y se plantea expresamente que “el Gobierno vasco garantizará la gratuidad real, eliminando las cuotas de escolarización”. Esto es, se buscar hacer efectivo algo que ya está regulado pero no se hace. Los centros privados logran con esas cuotas segregar a los alumnos de menos recursos, lo que ha guetizado algunos colegios públicos. El documento plantea medidas contra esa segregación, garantizando procesos de matriculación más controlados. A pesar de los movimientos surgidos sobre todo a raíz de la pandemia, la propuesta refrenda la apuesta por la jornada partida y no por la continua, salvo excepciones, y parece vetar expresamente que la media docena de colegios del Opus Dei que separan alumnos y alumnas puedan acceder a fondos públicos. El punto sobre la laicidad reza lo siguiente: “El sistema educativo vasco es laico. El mínimo establecido por la ley orgánica será el máximo que los centros puedan ofrecer a la asignatura de Religión y garantizarán que no haya adoctrinamiento”.
La sesión ha estado precedida por una pequeña manifestación a la entrada de la Cámara que ha abucheado fuertemente al lehendakari y al consejero Bildarratz, a su llegada al debate. Coreaban lemas como “Pribatua ez da publikoa” ('La privada no es pública') o “Publikoa denona eta denontzat” ('La pública, de todos y para todos'). El lema de la concentración era 'Este acuerdo NO es el que necesita la enseñanza pública' y demandaba todavía más peso para el sistema público. “¿Es un día importante?”, le han preguntado los periodistas a Urkullu tras el incidente. “Hoy y mañana”, se ha limitado a responder el lehendakari, refiriéndose también a la sesión parlamentaria de este viernes, en la que se votarán medidas económicas para hacer frente a la crisis derivada por la guerra en Ucrania. Por el contrario, los principales agentes de la red concertada, como Koldo Tellitu, de Ikastolen Elkartea, han asistido como invitados al palco del hemiciclo.
PP+Cs: “Se obtienen malos resultados en matemáticas y ciencias”
Paradójicamente, en el plano político la única oposición ha llegado de la derecha y de la ultraderecha y con argumentos contrarios a los de los manifestantes de la calle, con críticas a lo que interpretan como un cerco a la “libertad” de que las familias puedan elegir ir a un colegio privado. “En el País Vasco sólo habrá colegios públicos”, ha llegado a decir Amaia Martínez Grisaleña, la única representante de Vox, presuponiendo que la mitad de la red actual será publificada. Ha calificado la reforma de “abertzale” y “comunista” y ha apostillado que acarrea “adoctrinamiento” nacionalista: “Quieren moldear el futuro electorado desde la más tierna infancia”.
El parlamentario de Ciudadanos y de la coalición PP+Cs José Manuel Gil ha querido restar el valor histórico de la sesión porque el pacto “deja fuera a toda la población vasca no nacionalista”. “Cualitativamente es parcial e incompleto. No es fruto del consenso”, ha remarcado. Y ha señalado que “imponer el euskera es lo peor que se le puede hacer al euskera”. Con todo, para PP+Cs lo más preocupante es que el informe aprobado “carece de un diagnóstico de la educación vasca”. “Ni una palabra sobre los datos, a que se obtienen malos resultados en matemáticas, ciencias, lengua o euskera a pesar de ser la ccaa que más gasta por alumno”, se ha quejado un Gil que, en su día, reveló haber estado cerca de haber aceptado 32 de las 40 propuestas que habían presentado PNV y PSE-EE. Arrese de EH Bildu le ha replicado así: “Dice mi coordinador general, Arnaldo Otegi, que unas veces se gana y otras se aprende. Así que aprenda”. “Dígale a su coordinador general que yo no acepto consejos de su parte”, se ha enfadado Gil en la contrarréplica.
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