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Condenan a un hombre a 15 meses de prisión por delito de odio y racismo en redes contra la activista Quinndy Akeju

La activista Quinndy Akeju, acompañada por sus abogadas, familia y amigas frente al Palacio de Justicia

Maialen Ferreira

Bilbao —

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La Audiencia Provincial de Bizkaia ha condenado a un hombre a un año y tres meses de cárcel -que no tendrá que cumplir al carecer de antecedentes- por un delito de odio cometido en redes sociales contra la activista antirracista y enfermera Quinndy Akeju. La pena ha llegado después de que el acusado aceptase el delito y llegase a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular a cambio de una rebaja de las peticiones iniciales, que alcanzaban el año y ocho meses de prisión.

La sentencia comporta también la inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, 1.080 euros de multa penal -un tercio de lo inicialmente solicitado- y un veto expreso para trabajar en el ámbito docente, educativo y de tiempo libre durante cuatro años. Además, el condenado deberá indemnizar a la víctima con 2.500 euros y deberá publicar la sentencia íntegra y pedir disculpas por el delito en las mismas redes sociales que utilizó para atacar a la activista. El varón ha solicitado abonar un máximo de 50 euros mensuales para afrontar sus responsabilidades económicas, lo que implicaría que tardaría más de cuatro años en abonar la compensación a la activista.

El fallo, al que ha tenido acceso este periódico y que es firme al ser de conformidad entre las partes, recoge que el tribunal reconoce que el condenado, “por el único motivo de tener la víctima la piel de color negro, con ánimo de humillarla y denigrarla por tal motivo”, entre los días 25 de julio de 2022 y 2 de agosto de 2022, a través de la red social Instagram dirigió varios mensajes a la cuenta de la activista con ataques racistas e insultos como “negruza”, “macaco”, “escoria” o “vete a tu selva”, además de mensajes en contra de la migración y a favor de la ultraderecha. “Las expresiones encierran un fuerte contenido denigrante y racista hacia las personas de piel negra”, sostiene el escrito.

“El encausado, al difundir las expresiones racistas antes señaladas, era consciente de que sus mensajes se incorporaban a redes telemáticas con vocación de perpetuidad, careciendo, desde ese momento, del control sobre su zigzagueante difusión, habida cuenta de que dichos mensajes, una vez llegaron a manos de sus destinatarios, éstos podían multiplicar su impacto mediante sucesivos y renovados actos de transmisión, provocando con ello la humillación pública de la víctima”, refleja la sentencia, que explica que la Ertzaintza emitió un informe con los mensajes.

La vista se celebró a finales de junio. Al salir del juicio, la activista Quinndy Akeju abrazó fuertemente a su abogada Adilia de las Mercedes a las puertas de la sala tres de la Audiencia Provincial de Bizkaia. “Supone un precedente. [El procesado] Ha aceptado que cometió un delito de odio que lesiona la dignidad personal de Quinndy y que los comentarios que hizo son ofensivos y que el bien jurídico que se daña es la dignidad personal en este caso concretamente de Quinndy”, explicó la llegada tras haber alcanzado el acuerdo que ahora se plasma en la sentencia.

La activista Quinndy Akeju, acompañada por sus abogadas, familia y amigas tras conocer el acuerdo que condena a su agresor por delito de odio racista

Según reconoce Akeju, los ataques contra su persona a través de redes sociales comenzaron en el año 2020, cuando en su cuenta de Instagram, la activista y enfermera recibió mensajes que contenían insultos racistas y misóginos. “En 2022 tomé la decisión de denunciar a varias cuentas que me insultaban. A raíz de estos usuarios comienzan a intensificarse ataques de otros más durante al menos dos años. Los recibía casi todos los días. Me hicieron mucho daño a nivel psicológico de manera que en 2022 ya no podía más. Comencé a tener miedo a salir de casa y publicar en redes sociales. Sufrí consecuencias muy fuertes en mi salud mental y a posteriori también físicas”, detalla a este periódico.

Tras la investigación llevada a cabo por la Ertzaintza identificaron a uno de los usuarios que agredía a la activista y eso encaminó el proceso judicial. “Él intentó defenderse alegando que los comentarios fueron 'un calentón', pero ha quedado probado que tuvo tiempo de sobra para pensar lo que escribía, para borrarlo y para pedir perdón. Sin embargo, eran ataques que perduraron en el tiempo, por lo que no ha quedado impune. Hemos trabajado en este caso con mucha solidez, ha sido preparado a fondo y a conciencia con hechos probados. Además, la Fiscalía ha hecho un buen trabajo”, argumenta la abogada.

“Este es un delito de odio por racismo contra una activista. No podemos decir que sea la primera sentencia, pero de las primeras, seguro. Hace un seguimiento de las luchas que han tenido otras personas, activistas negras, que están en esta batalla que no es fácil. El coste emocional que este proceso ha tenido tanto para Quinndy como para su familia, ha sido muy alto. El daño que se le hace públicamente a una mujer nunca es solo para ella, es un daño generalizado en este caso para todas las mujeres negras y para todas las mujeres que hacen activismo”, defiende la letrada.

Según confiesa Akeju, a día de hoy sigue recibiendo ataques en sus redes sociales, que utiliza para divulgar sobre antirracismo, feminismo y Sanidad pública, entre otras cuestiones de índole social y político. “Hay una incitación al odio colectivo, a la deshumanización colectiva. Llegan a mis redes sociales, pero también a otras. Quieren silenciarnos. Quieren deslegitimar lo que hacemos, ponernos en un lugar de no ser, pero vamos a seguir luchando. Yo tomo una posición y defiendo los derechos humanos, reivindico la humanidad de las personas negras, algo tan básico como eso. Pero hay quien considera que eso es una amenaza e intentan humillar, ofender e insultar, pero además con insultos que históricamente han tenido un peso muy grande para las personas negras. No es casualidad que uno de los muchos mensajes que escribía en mi perfil esta persona es 'macaco'. Sabemos que eso viene de un pasado y un presente histórico en el que a las personas negras se nos animaliza constantemente. Se nos dice que somos animales salvajes, primitivos. Hay otro factor en este sentido y es el de género y más si es una mujer joven”, concluye la activista, contenta y aliviada por el final del proceso judicial.

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