Los acuerdos del PP y EH Bildu en Euskadi: brindis, intereses comunes y pactos incluso en puertas de la campaña
Martes, 9 de mayo: Covite denuncia que 44 personas con condenas relacionadas con ETA, siete de ellos exterroristas con delitos de sangre, forman parte de las listas de EH Bildu para las elecciones municipales y forales de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra. Miércoles, 10 de mayo, Parlamento Vasco: Muriel Larrea, miembro de PP+Cs y también presidenta del PP de Gipuzkoa, exhibe su “satisfacción” por una “buena modificación” legislativa en la Cámara para facilitar el autoconsumo energético. Era una propuesta de EH Bildu. Martes, 16 de mayo y quinto día de campaña electoral, pleno en el Senado: el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de pie al lado de Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, sentencia que “si lo de [EH] Bildu no es decente, tampoco lo es pactar con ellos”.
Algunas voces consultadas –que siempre demandan anonimato– se dicen sorprendidas por la virulencia de los argumentos hacia ellos. Como con Podemos o IU, el PP y EH Bildu, ideológicamente, son como el agua y el aceite. Pero en Euskadi cohabitan y coexisten en las instituciones. La relación es más normalizada de lo que pueda parecer por los discursos de Isabel Díaz Ayuso, que visitará este fin de semana la campaña vasca en su condición de candidata 'popular' en Bilbao, donde cierra simbólicamente la lista. Se espera que mantenga la línea argumental abierta por su jefe de gabinete y candidato por Durango, Miguel Ángel Rodríguez, que describió Euskadi como un lugar “sin libertad” y de “ambiente irrespirable”.
El 25 de abril de 2023, Larrea estampó su firma para sacar adelante de manera consensuada en la comisión del 10 de mayo la reforma legislativa sobre el autoconsumo energético propuesta por Mikel Otero, que no es ni de EA, ni de Alternatiba ni de la antigua Aralar. El asunto, por cierto, irá próximamente a pleno. El 1 de junio. Este tipo de acuerdos sectoriales no son algo tan excepcional. La crónica parlamentaria de este periódico del 25 de noviembre de 2021 reflejaba que, de cinco puntos de aquella sesión plenaria, en cuatro PP+Cs –en Euskadi ambos grupos trabajan en coalición– habían votado lo mismo que la coalición abertzale y que, además, en sus intervenciones los diferentes oradores habían puesto en valor los acuerdos.
Si Bildu presenta medidas positivas, ¿por qué no las íbamos a apoyar?
En ese pleno, un parlamentario socialista, Alberto Alonso, lo explicó así: “Al señor Otero del grupo Euskal Herria Bildu y a la señora Larrea del Partido Popular-Ciudadanos [quería] agradecerles la voluntad de acuerdo mostrada desde el primer momento, por haber sabido anteponer el bien general a las estrategias partidistas, por comprender que en los grandes acuerdos nadie pierde y todos ganan. Decía Ortega y Gasset que el esfuerzo es solo esfuerzo cuando empieza a doler. Pues bien, la defensa del patrimonio natural mediante esta ley que aprobamos hoy y mediante nuestro compromiso personal como sociedad, nos debe de doler si es preciso. Porque –y termino citando al naturalista Edward Abbey– la naturaleza no es un lujo, sino una necesidad del espíritu humano, tan necesaria como el agua o el buen pan”.
Entre 2016 y 2019, PP –entonces en solitario– y EH Bildu firmaron 127 veces juntos en el Parlamento Vasco y votaron lo mismo en el 45% de los debates. Se lo esgrimió Pedro Sánchez a Pablo Casado en un debate electoral cuando le atacaba con argumentos similares a los actuales de Núñez Feijóo. No es infrecuente también que, para evitar las firmas conjuntas, se busquen fórmulas intermedias en la que solamente uno de los grupos lo suscribe y el otro lo apoya desde fuera. PP y EH Bildu no son socios en el Parlamento Vasco, les separa un océano, pero son oposición al Gobierno de PNV y PSE-EE presidido por Iñigo Urkullu y eso, a veces, genera agendas comunes, como la denuncia de casos de corrupción.
El PP (y Vox) cantando junto a EH Bildu
En enero, este periódico hizo un balance legislativo y el resultado arrojaba, entre otras conclusiones, que tres leyes habían suscitado unanimidad. Ello implica que hasta Vox votó lo mismo que la coalición abertzale. En la Navidad de 2021 todos los cordones sanitarios quedaron levantados cuando, para el villancico en euskera de ETB, se animaron a cantar en el hemiciclo representantes de todos los partidos, sin excepciones. Carlos Iturgaiz y Maddalen Iriarte han compartido pasillos en la Cámara, aunque fuera de los focos, por supuesto. Con el micrófono abierto, Iturgaiz ha dicho este miércoles en la Cadena Ser lo siguiente: “Yo ni acuerdo, ni pacto ni negocio con Bildu. Yo no lo hago”.
En el arranque de campaña también se cruzó el fichaje del exportavoz de EH Bildu en la localidad vizcaína de Güeñes como número tres del PP en estas elecciones. José Manuel Gómez Ruiz ha acabado renunciando pero, antes, los 'populares' alegaron que procedía de EA y no de Sortu y recalcaron ese matiz. Ya en el pasado Borja Sémper formuló en una entrevista que Bildu –que se llama EH Bildu desde 2012 a pesar del empeño generalizado todavía en 2023– “no es ETA”.
No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie [...]. Ojalá cundiese el ejemplo
Y Maroto, el senador que se sienta al lado de Núñez Feijóo en la bancada de la Cámara alta y que en otra vida fue alcalde de Vitoria, inauguró su mandato defendiendo los acuerdos con EH Bildu. “No me tiemblan las piernas para llegar a acuerdos con nadie [...]. Ojalá cundiese el ejemplo”, le dijo a la coalición el entonces regidor. Y, en 2019, aunque lo niega el partido, el ganador de las elecciones en la localidad riojanoalavesa de Labastida, Daniel García, ofreció una coalición a nivel local a la representación abertzale para evitar un pacto de ellos con el PNV que le dejase fuera del cargo.
PP y Vox –aunque EH Bildu recalca en privado que más le está molestando que lo haga también el PNV, porque no le era tan esperable– han hecho bandera de la presencia de exterroristas en las listas de la coalición de Sortu –el partido heredero de la ilegalizada Batasuna–, EA, Alternatiba e independientes. Ni siquiera la decisión de los siete exconvictos con penas por asesinato de renunciar al escaño si resultan electos, una decisión coordinada por la dirección nacional de EH Bildu al milímetro, ha desinflamado la campaña mientras en Euskadi se llora un asesinato machista en Orio, un primer condenado por la corrupción del 'caso De Miguel' ha entrado en prisión –el marido de una diputada del PNV, Xabier Sánchez Robles– y se encara una doble huelga en la Sanidad pública. La derecha señala con insistencia que los socialistas acuerdan con quienes no han abjurado de las décadas de terrorismo de ETA y que dependen de ellos en España o en Navarra.
La constatación es que, si se ha conocido que había condenados por asesinato en las candidaturas, ha sido por el recuento de Covite, al igual que cortó la celebración de recibimientos –los llamados 'ongi etorri'– cuando empezó a documentarlos. Como no lo hizo en ocasiones anteriores, no hay una comparativa con las convocatorias locales de 2019, 2015 –aquí con Mariano Rajoy en La Moncloa– o 2011. Pero la hemeroteca ya recoge quejas similares de ámbito más local. En 2019, por ejemplo, Iñaki López de Bergara 'Yves' estuvo a punto de ser alcalde de Legutio, al norte de Vitoria, tras haber estado en prisión por ser dirigente de ETA. Arnaldo Otegi, coordinador de EH Bildu y él mismo expreso, afirmó que eran del orden de 4.500 las personas en las listas de la coalición. Otra fuente añade que muchos de los exconvictos son ya muy mayores y que la lógica indica que en ocasiones anteriores fueron más los que concurrían en ellas. En 2015, en las elecciones generales que ganó el PP, EH Bildu ya retiró a un candidato al Senado por Álava que había cumplido condena por pertenencia a la organización juvenil ilegalizada Segi. En el último congreso de Sortu, de finales de 2021, David Pla, uno de los últimos dirigentes de ETA, fue nombrado vicesecretario general.
Un mosaico no deseado
¿Ha sido una estrategia de EH Bildu colar a estas personas? La coalición diferencia claramente entre los siete con “acciones violentas” y los 37 con otras condenas. Asumir que todos ellos forman un mismo paquete sería comprar “el marco de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón y 'todo es ETA'”, recalcan. Indican que una suma de decisiones locales con personas vinculadas con Sortu a nivel municipal ha ofrecido un mosaico no deseado de varios exmiembros de ETA como candidatos y admiten que quizás la respuesta no ha sido lo ágil que hubiese requerido el momento para evitar que la bola de nieve se convirtiese en asunto de Estado. Sin embargo, insisten en que el debate ha cogido vuelo por una decisión de la “ultraderecha”, en la que incluyen a un sector del PP, y por la línea del PNV, su gran rival en las urnas en Euskadi y con plazas muy disputadas como Gipuzkoa.
Excursiones conjuntas al monte, partidos de fútbol y visitas a la catedral
En la Navidad de 2019, El Diario Vasco reunió a los líderes políticos vascos para una fotografía en un 'txoko'. Brindaban Idoia Mendia, del PSE-EE, con Arnaldo Otegi, de EH Bildu, en presencia de Andoni Ortuzar y Lander Martínez. No estaba Alfonso Alonso, del PP, y a la ahora vicelehendakari socialista le llovieron las críticas. Hubo incluso bajas en el partido, como la de José María Múgica, hijo de un dirigente socialista asesinado por ETA. Sin embargo, esa misma Navidad la presidenta del PP de Bizkaia y edil en Bilbao, Raquel González, brindó también en la recepción de ese Ayuntamiento. La portavoz allí era Jone Goirizelaia, histórica dirigente de la izquierda abertzale y abogada de presos.
Fue mucho antes, en agosto de 2011, cuando se produjo otra imagen. Quedaban dos meses para que la banda terrorista anunciase el cese definitivo de su actividad armada. Juan Karlos Izagirre, abertzale y recién elegido alcalde en Donostia, organizó una recepción municipal. No fue el PSE-EE y de allí salió la fotografía del brindis con los ediles del PP Ramón Gómez e Iñigo Arcauz.
Ahora, en la campaña actual, El Correo, El Diario Vasco, Diario de Navarra o Diario de Noticias de Álava han reunido a candidatos y, sin excepciones, han compartido excursiones al monte, partidos de fútbol, visitas a la catedral de Vitoria u otros montajes. En un reciente evento social en Vitoria, de hecho, los primeros en saludarse fueron dos candidatos, uno del PP y otro de EH Bildu. “Si Bildu presenta medidas positivas, ¿por qué no las íbamos a apoyar?”, se preguntó en una entrevista el candidato por Gipuzkoa del partido de Núñez Feijóo, Mikel Lezama, que cumplió 18 años el año en que surgió Bildu y se acabó ETA.
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