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'Adicta a un gilipollas', el manual para sobrevivir a una relación tóxica: “El porno y Disney han hecho mucho daño”

Maialen Ferreira

29 de agosto de 2023 21:52 h

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¿Qué hace que una relación sea tóxica? ¿Cómo se desarrolla una adicción emocional hacia otra persona? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de vivir este tipo de relaciones? Para responder estas preguntas la psicóloga Lara Ferreiro ha escrito Adicta a un gilipollas, un libro práctico para entender por qué se mantienen relaciones, ya sea de amistad, familiares o de pareja, que terminan siendo negativas. “Siete de cada diez matrimonios en España terminan en divorcio. ¿Qué está pasando? ¿Es inmadurez o narcisismo colectivo?” Se ha preguntado Ferreiro durante el cursos de verano de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Inmadurez colectiva: busquemos soluciones, celebrado este lunes en Donostia, donde, a partir de su libro, ha ido explicando los factores que convierten una relación en tóxica en la conferencia Relaciones tóxicas: Visión en gran angular.

Según la psicóloga, que antes de decantarse por la psicología se especializó en ingeniería, existen distintas fases en las relaciones. La primera de ellas es lo que denomina el enamoramiento efervescente, que va desde el primer al segundo año de relación. La segunda fase es la zona de tranquilidad y comodidad, que llega hasta el quinto año donde Ferreiro asegura que comienzan las crisis de pareja, que suelen tener lugar hasta los siete años de relación. Una vez superadas todas las crisis se llega a la cuarta fase que es la del 'amor incondicional' y de ahí, a la última, hasta la despedida final.

“Muchas de las parejas comienzan terapia durante la segunda fase, porque pasa que no sabemos transformar ese enamoramiento efervescente en un amor tranquilo y sereno. Hay personas que tras el enamoramiento rompen, esos los he llamado en mi libro los enamoradictos, que pasan de un amor efervescente a otro. Pasan dos años con una persona y cuando no sienten lo mismo la dejan, y eso lo repiten una y otra vez y se mantienen en la pantalla número uno toda la vida, pero ellos no cambian, cambian la pareja con la que salen”, explica para llegar a la reflexión de que “el amor no es algo natural, hay que trabajarlo cada día”.

Si tu pareja anula tus necesidades y cada día estás más aislada de tu entorno, es muy probable que estés en una relación tóxica

Para diferenciar una relación sana de pareja y una en la que se siente adicción emocional, Ferreiro aconseja a sus pacientes que piensen en cómo se sienten cuando están en una relación. “Si te sientes alegre, feliz o equilibrada, si os beneficiáis los dos y no solo uno o si la pareja no es el centro de tu vida y puedes tomar libremente tus propias decisiones estás en una relación sana. Pero si, por el contrario, te sientes deprimida o inestable, tu pareja anula tus necesidades o cada día estás más aislada de tu entorno, es muy probable que estés en una relación tóxica”, reconoce.

Ocho técnicas de abuso emocional

En este sentido, la experta divide las técnicas de abuso emocional en ocho. La primera de ellas y la más embaucadora es el bombardeo amoroso y sexual. “Esto ocurre cuando en las primeras semanas la otra persona te dice todo lo que quieres oír y eres su prioridad absoluta. Si alguien a las pocas semanas de conocerte te dice que vayas a vivir con él o ella, ten cuidado, porque no lo hace desde el amor, lo hace desde el bombardeo amoroso. Hay pacientes que llegan a mi consulta diciéndome que echan de menos cómo eran sus parejas al principio de la relación y yo les digo que en realidad no eran así, si cambian bruscamente cuando el tiempo pasa solo estaban en esa primera técnica de abuso emocional”, detalla.

La segunda técnica es la oratoria magnética, cuando una persona, sin ser consciente de ello, acaba teniendo la culpa de algo que claramente es culpa del otro porque lo manipula para que así lo crea. La tercera es el reforzamiento intermitente, una técnica similar a la de las máquinas tragaperras. “Cuando juegas a una máquina te enganchas porque si juegas mucho, tarde o temprano te termina dando un premio. Con las relaciones tóxicas pasa lo mismo, que un día te quiere y otro no. Es súper adictivo, por eso hay que tener mucho cuidado y hay que pensar que un sí, pero no, siempre es un no. Si tiene que pensar si te quiere o no, no te conviene”, explica la psicóloga.

La cuarta técnica que se utiliza para abusar emocionalmente de una pareja es la luz de gas, que se realiza para hacer creer a la otra persona que está loca cuando ésta duda de si su pareja le miente o le es infiel. La quinta es la disonancia cognitiva y ocurre cuando la persona a la que le están haciendo la luz de gas cree finalmente que la otra persona lleva la razón y duda de su cordura, anulándola por completo. La sexta técnica aplicada por personas tóxicas es la triangulación amorosa y sexual, que ocurre cuando, sin dejar a la pareja, trata de buscar una nueva. “Lo pongo elegante, pero son los cuernos de toda la vida. Muchas veces, las personas en lugar de dejar la relación directamente, va haciendo una triangulación. Es inmadurez colectiva y narcisismo porque tu pareja no te interesa, pero sigues con ella y mientras te abres al mercado a ver si encuentras algo mejor”, señala Ferreiro.

La euforia del principio de una relación tóxica provoca que se libere oxitocina y se nos anule la zona lógica

La última técnica utilizada es la del silencio y se lleva a cabo cuando la persona tóxica quiere castigar a la otra persona y, para ello, pasa días sin hablarle si hace algo que no es de su agrado, en lugar de enfrentarse a una conversación para solucionar el problema. “Aquí son famosos los términos ghosting y orbiting. El primero es cuando una persona, sin explicaciones, desaparece del mapa, es el típico que se fue a por tabaco y no volvió, mientras que el orbiting es controlar a tu pareja, expareja o a la persona con la que quieras mantener una relación en sus redes sociales e ir lanzando mensajes subliminales, como letras de canciones o mensajes indirectos en lugar de encarar una conversación”, indica la psicóloga.

“La euforia del principio de una relación tóxica provoca que se libere oxitocina y se nos anule la zona lógica. También ocurre que en algunos casos hay una subordinación. Y aquí tiene mucho que ver la infancia, porque la infancia es el patio donde se juega toda la vida. Tenemos que ver las experiencias traumáticas de la niñez. Y, sobre todo, los mitos del amor romántico y todo lo que mete en la cabeza Disney, con ese príncipe azul que viene a salvarte. Yo siempre digo que el porno y Disney han hecho mucho daño, el porno ha hecho mucho daño a los hombres y Disney a las mujeres. Tenemos que desmitificar los mitos del amor romántico y, por supuesto, alimentar la autoestima, que es la gasolina del coche, sin ella no llegaremos o llegaremos a sitios muy oscuros”, aconseja Ferreiro, que para acabar su conferencia ha recomendado pautas para alimentar la autoestima como utilizar un autolenguaje sano, no criticarse a sí mismo, aprender a gestionar las emociones y, sobre todo, saber poner límites al resto de las personas.