- “Hay nervios, hay tensión e, incluso, miedo también”, señala Oihana Etxebarrieta, miembro de la compañía mixta que el año pasado vivió auténticos momentos de tensión durante el desfile
Hondarribia se prepara para su fiesta más importante y la que, por desgracia, divide a su población en dos: el Alarde. Como cada 8 de septiembre, el debate está servido. Por un lado, se encuentran los defensores del Alarde tradicional, el que solo cuenta con hombres desfilando como soldados y las mujeres tan solo pueden ocupar el papel de cantineras. Por el otro, la compañía Jaizkibel, partidaria de un Alarde mixto e igualitario, en el que tanto mujeres como hombres desfilan escopeta en mano. Durante el desfile del año pasado,la localidad guipuzcoana vivió auténticos momentos de tensión cuando cientos de personas silbaron y llevaron pancartas en contra de las mujeres que estaban desfilando con la compañía mixta.
Tras lo ocurrido, tanto la Diputación como el Ayuntamiento de Hondarribia comenzaron iniciativas de mediación y diálogo. Como la contratación de una mediadora, la profesora de la Universidad de Bedfordshire, Jenny Pearce experta en resolución de conflictos. Este diario se ha puesto en contacto con Pearce, quien ha destacado la importancia de seguir trabajando en un diálogo, por lo que considera que no es el momento de contar su experiencia como mediadora a la prensa, al menos hasta que termine su labor en el pueblo. Por su parte, los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento -PNV, Abotsanitz, PSE-EE y EH Bildu- han firmado una declaración en la que apelan a la “responsabilidad y el respeto” durante las fiestas.
Con el objetivo de conocer los argumentos y las perspectivas de ambas partes, eldiarionorte.es ha entrevistado a dos mujeres que viven la fiesta desde dentro. Una de ellas, desfila en la compañía Jaizkibel y defiende el papel de la mujer en la fiesta. La otra, ha sido cantinera del Alarde tradicional y aunque comprende el punto de vista de aquellos que reivindican la participación de la mujer como soldado, está a favor de entender también a los que no quieren dejar de lado el sentimiento y la emoción que aporta esta fiesta a su pueblo.
“Hay nervios, tensión e, incluso, miedo”
Oihana Etxebarrieta es consciente de que para llegar a una solución ambas partes necesitan tiempo y espacios tranquilos y no estar en el foco mediático. Etxebarrieta desfila en la compañía Jaizkibel y confía en que una vez pasen las fiestas, vuelvan a entablar las bases para lograr un diálogo. Diálogo en el que, asegura, también debería participar el resto del pueblo y no solo los integrantes de las compañías. Acerca de los momentos de tensión que vivieron el año pasado, Etxebarrieta recuerda qué se siente al desfilar vestida de soldado por las calles del que es su pueblo y frente aquellos que son sus propios vecinos:
“Hasta que llega el día 8 y cruzamos el arco para entrar a la calle Mayor nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar, porque es un acto organizado por un colectivo que año tras año va demostrando diferentes maneras de actuar en contra de nosotras. Hay nervios, hay tensión e, incluso, miedo también. Jaizkibel es una compañía intergeneracional, hay chavales y chavalas muy jóvenes y no queremos que sufran lo que se nos hace sufrir en la calle Mayor. Hay mucha tensión, entonces no sabemos qué hacer con ellos, si los sacamos de la compañía o no para que no suban la calle Mayor. Es un nerviosismo añadido a lo que supone ya el propio Alarde”, ha indicado a este diario Etxebarrieta, quien es, además, parlamentaria de EH Bildu.
En el otro lado, Ana -nombre ficticio-, sabe que puede resultar polémico incluso dentro de su círculo laboral decir que cumplió un sueño en el momento en el que salió como cantinera hace unos años. Para esta joven es difícil explicar con palabras la emoción que se siente y es consciente de que puede que solo tenga sentido si se es de Hondarribia y se vive desde pequeña, con la familia, todo lo que significa el Alarde. Comprende perfectamente que desde fuera la solución pueda parecer sencilla y cree en el diálogo entre ambas partes pero lamenta que la fiesta se haya politizado, puesto que personas ajenas a la fiesta participan en apoyo a Jaizkibel en ocasiones como reivindicación política más que por querer entender lo que implica el Alarde para este pueblo vasco y su gente.
“No todo es blanco o negro”
“Aquí ya llega un momento en el que todo es blanco o negro y tampoco es eso. Es una cosa de sentimiento, de familia, va mucho más allá de decir 'que no salgan mujeres y ya está'. El argumento visto desde fuera claro que es fácil de entender pero hay muchas más cosas. Está la forma de entender la fiesta, quién está detrás de Jaizkibel, que eso escuece mucho también, el tener esas ganas de vivir el Alarde, con la familia, las amigas y ver como llega medio Euskal Herria a gritarte cosas... pues es desagradable. Hay gente que lo lleva al extremo, tanto de un lado como de otro y luego les ves más tarde y se están tomando un pote juntos, es algo muy curioso”, ha contado Ana, quien no ha querido dar su nombre verdadero por la polémica que pudieran generar sus comentarios.
La compañía Jaizkibel saldrá el domingo a las 8:10 de la mañana, mientras que el Alarde lo hará a las 8:55. El alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu, propuso cambiar los horarios para evitar que ambos desfiles coincidan en la calle Mayor, decisión que, según Etxebarrieta no es acertada, no solo porque en el momento de proponerla lo hizo a través de los medios de comunicación en lugar de dirigirse a las compañías, sino porque pone a Jaizkibel en el foco del problema y se aleja de lo que realmente se está buscando: que haya un único desfile para todo el pueblo y no dos paralelos.