El alcalde 'eterno' de Gernika se aferra al sillón un año después de prometer que se iría en un mes

Belén Ferreras

Bilbao —

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Este próximo lunes se cumple un año desde que se constituyeron los nuevos ayuntamientos vascos tras las elecciones municipales del 28M. El 17 de junio de 2023, José María Gorroño, alcalde de Gernika desde 2007, asumía de nuevo la 'makila' de mando gracias a un pacto 'in extremis' con el PNV que imposibilitó que EH Bildu, formación que había ganado las elecciones en votos, pudiese gobernar. La lista de la coalición abertzale, encabezada por José Ramón Bilbao (Buli) , pese a contar con más apoyos entre los electores, quedó empatada en escaños con el partido de Gorroño -Guztiontzako Herria (GH)- y el PNV inclinó con su voto la balanza a favor del eterno alcalde de Gernika tras una negociación que llegó casi hasta pocos minutos antes de que arranca el pleno de investidura. El PNV puso como condición para hacer alcalde a José María Gorroño por quinta vez que en esta ocasión fuera un alcalde efímero, es decir, que dejara el cargo en manos de otra persona de forma casi inmediata. El acuerdo se selló y el PNV votó a su favor, pero Gorroño no se va.

El propio alcalde reconoció el mismo día de su investidura que su llegada a la alcaldía estaba condicionada, y que se había comprometido a dejar el cargo en manos de su hermano, Iñaki, que concurría en su misma lista, en el plazo de un mes. Todo quedaba en el mismo partido y en la misma familia. Pero ni un mes, ni dos, ni seis meses, ni ocho... Este lunes se cumple un año de aquel convulso pleno de investidura y Gorroño no suelta el sillón ni parece que lo vaya a hacer por voluntad propia. Al menos, de momento. Mientras tanto, el PNV y el partido de Gorroño se cruzan acusaciones continuas de ser los culpables de romper los acuerdos. Por un lado, Gorroño no quiere dejar la alcaldía, porque sabe que si lo hace no está asegurado que el PNV vaya a votar por su hermano Iñaki, lo que podría llevar a Guztiontzako Herria (GH) a perder el poder. Por otro, el PNV asegura que nunca se comprometió a que apoyaría al hermano del alcalde, sino a un “alcalde o alcaldesa de consenso”. Un consenso que no aglutina Gorroño con el que el PNV mantiene relaciones más que tensas, como quedan en evidencia en cada uno de los plenos.

La historia del 'alcalde que se aferra al sillón', que podría titular cualquier comedia si no fuera porque afecta a todo un pueblo, se ha convertido en 'una historia de bloqueo'. El Ayuntamiento que Gernika sacó de las urnas hace un año no ha podido aprobar presupuestos para 2024. Ni siquiera se han presentado. Y ya es el segundo año, así que está con las cuentas prorrogadas de 2022. Los plenos son una batalla campal dialéctica entre tres formaciones incapaces de pactar, y EH Bildu y PNV acaban de bloquear la intención del alcalde de sacar adelante sin presupuestos una serie de proyectos que Gorroño considera “esenciales” para el pueblo: la rampa mecánica de acceso al ambulatorio, la ampliación de un parque infantil y una nueva biblioteca. PNV y EH Bildu coinciden en que estos proyectos deben formar parte de una presentación de presupuestos y de unos acuerdos sobre la prioridad de los gastos que se deben acometer y votaron no a la transferencia de 3,1 millones de euros, procedente del remanente del presupuesto prorrogado, que posibilitaría la ejecución de estas iniciativas. Así que los proyectos, de momento, vuelven al cajón, porque Gorroño no puede hacer nada sin tener un acuerdo con uno de los grupos de la oposición. Tiene seis concejales, los mismos que EH Bildu, y el PNV uno menos, cinco.

EH Bildu y PNV están unidos frente a Gorroño, pero no lo suficiente como para pactar una moción de censura para arrebatarle de la alcaldía. Ha habido conversaciones y amagos de presentarla, a finales del año pasado, pero no han fructificado. La disculpa fueron las desavenencias respecto al Guggenheim de Urdaibai, museo del que el PNV es defensor, mientras que EH Bildu planteaba que el posible acuerdo de gobernabilidad incluyera una consulta sobre la ampliación del museo. Esto fue una línea roja que el PNV consideró imposible de salvar. Pero al margen de esta discrepancia, lo cierto es que el PNV no quiere dejar la alcaldía en manos de EH Bildu. Por eso el 17 de junio de hace un año votó a favor de Gorroño, pese a que había gobernado en coalición con él la legislatura anterior, pero con el que terminó rompiendo relaciones. El contexto electoral con PNV y EH Bildu pugnando por la hegemonía entre los votantes nacionalistas primero en las autonómicas y después en las europeas, tampoco ha favorecido un pacto en el que los nacionalistas dieran la alcaldía a la coalición abertzale, más aún cuando les está comiendo terreno en cada uno de los comicios.

La sopa de siglas del eterno alcalde

Esta es la quinta legislatura de José María Gorroño como alcalde de Gernika, una dilatada carrera que es toda una sopa de siglas, -su actual partido, Guztiontzako Herria (GH) es la quinta sigla con la que gobierna este alcalde- y un continuo vaivén de desacuerdos y acuerdos con el PNV y la izquierda abertzale. Ahora no se entiende con ninguna de las dos, pero ha gobernado con ambas formaciones. Arrancó su andadura en la alcaldía de Gernika en 2007 con las siglas de Eusko Alkartasuna (EA), único partido al que dice que ha pertenecido al margen de los que ha creado él. Y formó Gobierno de coalición en el municipio con ANV (Acción Nacionalista Vasca) antiguo partido de la izquierda abertzale que fue ilegalizado por el Tribunal Supremo por ser considerado sucesor de la también ilegalizada Batasuna.

En las siguientes elecciones, EA se había integrado en Bildu -en 2011 todavía no era EH Bildu- y José María Gorroño volvió a encabezar la lista electoral, esta vez en representación de la coalición abertzale. Consiguió gobernar con mayoría absoluta. Transcurridos cuatro años, Bildu quiso presentar otro candidato en la siguiente cita con las urnas porque consideraba que la gestión de Gorroño era demasiado “personalista”. Como no aceptó que Bildu le relegara en la lista, Gorroño organizó una nueva formación. Se llamaba Eusko Abertzaleak. Casualmente con las mismas siglas del primer partido con el que ganó la alcaldía, EA.

Antes de llegar a las elecciones de 2015, llegó a un acuerdo con el PNV para ir en coalición. Eso se saldó también con éxito en las urnas, con lo que ganó el pulso a Bildu y demostró que el 'tirón Gorroño' estaba entonces por encima de las siglas con las que concurría. Junto al PNV ganó también las elecciones de 2019, con 10 de los 17 concejales. Hasta que en el último tramo de la legislatura el acuerdo saltó por los aires. El 28-M se presentó con la denominación Guztiontzako Herria (GH) para que el elector no confundiera Eusko Abertzaleak (EA) con el PNV por haber ido con ellos en dos elecciones.