En la muerte de un gran amigo, Juanto Uribarri

Este lunes ha fallecido un muy gran amigo nuestro, mío, Juanto Uribarri. Seguramente, como le hubiera gustado morir, encima de una bicicleta. Pero todavía no debía haberle sobrevenido el infarto que ha acabado con su vida. Aún estaba en plenitud de condiciones de dar, que es lo que sabía hacer. No recuerdo a personas más queridas por quienes le conocemos. Imprescindible en todas sus actividades, insustituible, como pocos. Y, sin embargo, siempre en silencio, trabajando por atrás, sin exigir nada a cambio, solo amistad pedida, amistad cultivada.

No imagino a Beatriz, su mujer, sin Juanto ayudando en casa, con dos hijos y cinco nietos, porque antes que muchas otras actividades, atendía a su familia como a mí me gustaría hacerlo. Profesor jubilado de Historia, admirado por sus alumnos, alma máter de todas las altimetrías de puertos de montaña de Euskadi, España y Europa, de la web de APM, de la revista 'Ziklo', y de nuestra publicación 'Bizikletan' y 'Andar en bici'.

Presidente del Consejo de Comunidades Cristianas de Base de Bizkaia.

No alcanzo a imaginar a las muchas personas que han recibido la gratuidad de la amistad de Juanto. Amantes del ciclismo, cristianos de la comunidad de Bizkaia, amigos de mil historias.

Hace un mes estuvimos en Flandes, y antes, en su Molinos de Duero de la comarca de Pinares de Soria. Y en Portugal…

Por sus hechos los conoceréis. Por su actividad en las comunidades cristianas. Por sus textos, publicados en muchas revistas de ciclismo, reconoceréis su persona, su profundidad de pensamiento, aun describiendo rutas y puertos de montaña. Maestro de la vida.

Juanto y yo compartimos dos elementos transversales de nuestras vidas. La condición de creyentes, la fe en la vida eterna para todos. Y una manera de ver a Dios en las cunetas cuando vamos en bici. De hecho, se encontró con Él, camino de una ascensión más. Hemos compartido nuestras dudas, esperanzas, trabajo, amistades.

Cuando recibí la noticia, me conmocioné. Me conforta la convicción de que sigue con nosotros, de otra forma, ayudándome a escribir este texto.

Pondré una flor blanca en algún sitio de las carreteras que hemos compartido y unas migas de pan para que coman los pájaros y canten contigo, Juanto, con tu guitarra.

Muchas conversaciones en bici sobre nuestras zozobras en esta condición de creyentes que nos asaltan, compartidas y pensadas, sin certezas, con esperanzas no perdidas. Escucharte significa para mí fortalecer mi condición de creyente. Tú, Juanto, estás con nosotros, porque solo con unos pocos Juantos, el mundo sería mucho mejor. No puedo decirte adiós, sé que estás conmigo, con todos nosotros.