Carlos de Andrés: “Ahora los jóvenes asocian la bici al aire libre y la libertad más que a la competición”
Su voz y su figura están asociadas al ciclismo desde 1988. Narrador junto a Pedro Delgado de las grandes citas del calendario nacional e internacional, entre 2008 y 2020 el periodista catalán fue también director de Teledeporte, canal en abierto de temática deportiva de TVE. Charlamos con Carlos de Andrés (Barcelona, 1965) sobre cómo se tejió un estilo propio y la herencia de quienes lo precedieron en la narración del ciclismo, sobre el estado de salud del deporte, sobre el pasado, el presente y el futuro.
“En mi época de la Facultad yo era muy futbolero. Me gustaba mucho y ahora también, aunque lo sigo de una forma más moderada. También recuerdo que por entonces quería ser reportero, pensaba en ser corresponsal de guerra, pero claro, aquello se me pasó con el tiempo. Veía la Vuelta en la tele, y veía tenis y, claro está, fútbol y pensaba que aquellos deportes me gustaban para seguirlos como periodista. Es curioso, porque tantos años después te pones a pensarlo y de todos los deportes que me atraían, de los que estamos hablando y en la época de la que estamos hablando, el que tenía una mayor vida y una mayor posibilidad de comunicar a través del mismo era el ciclismo”, cuenta.
En 1986 hace Sus primeras prácticas como periodista en la revista Don Balón y ya en 1988 entra en RTVE Cataluña, en donde tiene la oportunidad premonitoria de cubrir una etapa en la que fue Su primera incursión en la Vuelta a España.
Sí, a aquella Vuelta fui para aprender, de acompañante de Jacint Felip (uno de los grandes precedentes del periodismo deportivo en catalán). La narramos en catalán y en aquel entonces me dediqué a dar mis impresiones sobre lo que veía. Al año siguiente Jacint Felip dejó la tele y me propusieron hacer la narración de la Vuelta en solitario. Después, en 1990, Pedro González me preguntó si quería incorporarme al equipo de Televisión Española. Dije que sí y desde aquel entonces llegamos hasta ahora.
Estamos pues en una Vuelta prácticamente premoderna: no había cascos, ni pedales automáticos, ni pinganillos, ni potenciómetros, ni barritas energéticas. ¿Qué recuerdos le trae aquello?
Uf, muchos. Sobre todo, el poder ver un país que no conocía, pues en un mes me recorrí España. Por entonces no se viajaba como ahora y yo tenía mucha ansia por viajar, por moverme, por ir a sitios nuevos y conocer otras cosas. Quizá lo que primero recuerdo es eso, el impacto de aquellos descubrimientos. Luego, claro está, te vas dando cuenta de lo que era el ciclismo de entonces respecto al de ahora. Aquel tenía más de aventura. En carrera me movía en moto, a mi aire, mojándome cuando llovía, como los corredores, que por ello me veían como alguien más cercano y así aprovechaba para charlar con ellos y sus directores, enterándome de lo que se cocía en carrera.
Creo que si estás tuiteando todo el día con un corredor, diciéndole lo bueno y lo guapo que es, te equivocas. Nosotros los periodistas tenemos que saber guardar las distancias
Allí fue fraguando entonces su conocimiento de este deporte, adoptando su personalidad y estilo como narrador.
Estuve creo que diez años haciendo la Vuelta en moto y siempre digo que no sería el mismo comentarista sin haber pasado por allí, porque claro, estamos hablando de un momento en que no había reguladores, un tiempo en el que te movías con total libertad, mientras que ahora hay que pedir permiso para todo. Entonces el ciclismo era como un juego, una historia fantástica. Te acercabas a los coches de los directores y te contaban sus cosas. Había mucha cercanía. Ahora bien, con el tiempo te das cuenta del peligro de empatizar demasiado con los ciclistas. En el periodismo hay que saber marcar unas distancias con los protagonistas, porque si caes en el amiguismo queda invalidado tu sentido crítico. Hoy veo que en las redes sociales todo el mundo es amigo de todo el mundo. Veo mucho colegueo que a la larga impide mantener una visión neutral de lo que es y no es correcto. Creo que si estás tuiteando todo el día con un corredor, diciéndole lo bueno y lo guapo que es, te equivocas. Nosotros los periodistas tenemos que saber guardar las distancias para ejercer nuestra responsabilidad como comunicadores.
Haciendo historia de los narradores del ciclismo en TVE, recordamos los estilos diferentes de Antolín García, Emilio Tamargo, Ángel María de Pablos, Ramón Pizarro y Pedro González, entre otros. Luego llega usted y le toca crearse un estilo propio. ¿Cómo lo hace?
Desgraciadamente yo empecé a narrar la Vuelta a la muerte de Pedro, lo que me ha dejado una sensación un poco rara. Sabes que la vida sigue y tal, pero se me hizo extraño sustituir a alguien que siempre se portó muy bien conmigo y me ayudó tanto… En fin, cuando me encargaron llevar la retransmisión de la Vuelta tenía muy claro cómo quería hacer las cosas. Pensaba que el modo correcto pasaba por trabajar con cantidad de cifras y datos, con conceptos muy técnicos y gráficos de rendimiento de los ciclistas destinados al conocedor de este deporte. Por suerte supe evolucionar a tiempo, cambiar aquella forma de trabajar. Lo hice al darme cuenta de que el público que nos seguía era un público de interés generalista que, principalmente, buscaba entretenimiento. Un público al que no le podías aburrir con tecnicismos, hablándole de watios, sino usando historias, conceptos y datos que pudiera entender mejor. Eso lo supe ver con el paso de los años, a la vez que iba variando mi forma de comentar las carreras en base a la confianza y la experiencia que te da el paso del tiempo.
Le recuerdo hace un montón de años, en la era pre-internet, leyéndose un montón de diarios antes de las carreras, recortando noticias interesantes, preparando apuntes, revisando entrevistas y recopilando datos para las retransmisiones.
Y sigo, sigo leyendo periódicos y revistas, cosas que seguiré haciendo por siempre, aunque sean menos necesarias que antes. Ten en cuenta que comentar desde estudio hace 30 años era casi una heroicidad. No teníamos ni listas de dorsales y documentar una carrera (con el palmarés de los corredores, sus características, declaraciones, etc.) desde casa era una locura. Por eso había que procurar recopilar la mayor cantidad de información posible. Hoy en día las cosas son distintas: solo tienes que apretar un botón y tienes a tu alcance una gran cantidad de información de todo tipo sin que hayas tenido que trabajar para conseguirla.
Sí, por entonces el periodista especializado era un gurú, una autoridad en su campo, pues manejaba informaciones que no estaban al alcance de cualquiera. Hoy eso ya no es así: 'todo' parece estar en la web y el periodista tiene que hilar más fino en datos y apreciaciones para no caer en descrédito.
Creo que, en general, Pedro Delgado y yo tenemos la gran suerte de que la gente nos ha recibido muy bien a lo largo de todos los años que llevamos juntos. Quien se dedica a esto sabe, obviamente, que no le va a a gustar a todo el mundo. Eso es imposible. Si te equivocas en algo sabes que habrá críticas y aprendes a enfrentarte a ellas de forma positiva. Luego están las redes sociales, a las que no hago mucho caso, aunque sí que tengo un Twitter con un nombre falso para ver lo que se dice. Si ves alguna crítica fundada, pues corriges; si ves que son cosas sin fundamento, pues bueno… Eso pasa cuando a veces tarda en entrar la conexión de la carrera y la gente se lanza a criticar sin saber que esos aspectos no se resuelven con un chasquido de dedos. En la retransmisión de la Vuelta, por poner un ejemplo, todo va planificado, hasta los repostajes de los helicópteros y el vuelo de los aviones. Todo está medido y no te puedes saltar un guion establecido porque la carrera vaya con media hora de adelanto. Fíjate que hasta está estipulado dónde tienen que repostar los helicópteros, porque al ser su combustible una mercancía peligrosa, tienes que solicitar una serie de permisos, pues el repostaje no se puede realizar donde a ti te da la gana. Por eso me horroriza que ahora mucha gente joven opine informándose únicamente a través de Twitter y las redes sociales, dejando correr bulos, sin contrastar nada.
Supongo que al narrar en televisión hay que tener mucho cuidado al ejercer la crítica, porque hay gente siempre dispuesta a lanzarse a la yugular y además los equipos ciclistas profesionales tienen gabinetes de prensa que están al tanto de todo y no pasan ni una.
Sí, ahora en depende qué cosas hay que tener mucho cuidado con lo que se dice, porque tal jefe de prensa se te echa encima. Entiendo que un periodista joven, que está empezando, se amilane. Yo no, porque no estoy en la misma posición. No entiendo que no pueda hacer una crítica a lo que veo en carrera o que me digan que no puedo llamar a un corredor para hablar con él, para preguntarle algo, cuando llevo treinta años haciéndolo. Yo puedo hacerlo porque soy la persona que habla por televisión. Otros no tienen la oportunidad de hablar con los ciclistas tan libremente como se hacía antes.
En este sentido vamos un poco para atrás, ¿no?
Antes era el periodista quien decidía qué era noticia. Ahora no, ahora es el departamento de prensa del equipo equis quien manda notas y notas que son puro marketing. Yo entiendo, por las dificultades económicas que hay, que una página web las reproduzca sin cuestionárselo. ¿Es periodismo?, pues probablemente no. Son “noticias” a coste cero, pero es que los periódicos y los periodistas servimos para dar buena información, aunque a veces parece que no se quiere que las cosas sean así. Hay veces en que yo tengo discusiones con gente. Te dicen: “va a hablar este” o “viene este otro”. No, perdone, quien viene a hablar a mi casa lo elijo yo. Soy consciente de que si a veces no tienes medios, pues tienes que aceptar estas cosas, pero si al periodista le dan todo hecho, si le remiten todas las informaciones, ¿para qué sirve? ¿Para qué está?
Antes el ciclismo casi no tenía espacio en televisión y ahora…
Es que ahora el deporte es además un gran entretenimiento. En televisión hay muchos tipos de programas de entretenimiento: hay programas musicales, concursos y también deportivos. Y ahí tenemos que el ciclismo es un deporte totalmente televisivo. Si vas a la carretera, el paso de los ciclistas y el pelotón son apenas diez segundos, aunque es verdad que sobre el terreno ves muchas otras cosas y lo disfrutas de otra manera. En la televisión disfrutas además de todo el tema cultural, paisajístico. Empezó con ello el Tour, seguimos nosotros, luego el Giro y luego ya lo hace todo el mundo. Es una forma de enseñar las bellezas de tu país, tu región o tu ciudad. Vamos, que presentas un escaparate que cambia todos los días.
Como periodista que ha presenciado numerosas retransmisiones de ciclismo de otras televisiones, en Giro y Tour, por ejemplo, y que a la vez hace las suyas para TVE, ¿puede decirnos si entre vosotros hay diferentes formas de trabajar o por el contrario hay una fórmula que se repite?
Cada país tiene sus costumbres y maneras de hacer y por ello creo que narramos de forma diferente, cada cual con su estilo. Antes envidiaba algunas cosas de las retransmisiones de los franceses y sobre todo me gustaba el “Processo alla tappa” de la televisión italiana (un programa que tras cada etapa del Giro contaba con distintos invitados que analizaban lo sucedido en la jornada), que aquí a mis 58 años conseguí poder hacer finalmente en TVE, El Rodillo, que hicimos antes en La Revuelta, pero sin tener los medios que teníamos este año.
En general creo que los programas dependen del carácter de cada país. En Francia tienen mucho gusto a la hora de tratar las imágenes y los reportajes y sin embargo no son tan buenos como los italianos en las tertulias. Nosotros somos una mezcla de todo. Narrativamente creo que somos más energéticos que los franceses… Ya sabes, al final tú reflejas un poco también la cultura que has mamado. ¿Y la invasión anglosajona? Sí, claro que existe, y también en televisión tiene su propio estilo narrativo. Hace 20 años el francés era el idioma del ciclismo y ahora es el inglés el que manda, de ahí que hayan creado su propio estilo de hacer las cosas. Es más, el ciclismo actual no podría ya vivir al margen de ellos. De hecho, en los años pasados los presidentes de la UCI eran anglófonos y hubo un corredor como Armstrong que llevó el ciclismo a los EEUU, mundializándolo.
Estará harto de escuchar que algunas etapas de la Vuelta son buenas para echar la siesta…
También hay gente que se queja de que hay muchos finales en cuestas duras… Yo me acuerdo de que hace ya muchos años tuve una conversación con Víctor Cordero. Por entonces en TVE se daban 60 o 70 kilómetros de etapa y yo insistía en que lo que viéramos tenía que ser muy bueno. Me decían: es que tenemos una salida de etapa preciosa. Sí, pero eso la gente no lo ve en su casa, eso lo ven los directores y los ciclistas. Nosotros tenemos que esforzarnos para que esos 60 o 70 kilómetros finales sean buenos y eso no quiere decir no llegar al esprint, sino, por ejemplo, meter algún puerto de tercera para que haya un punto de entretenimiento. Yo creo que eso Javier Guillén lo ha sabido interpretar bien. Es verdad que a lo mejor al purista no le gustan esos recorridos, pero es que los puristas son diez y los otros son un millón… Fíjate que incluso el Tour está cambiando. Ya no hay tantas etapas llanas porque se dan cuenta de que se trata de entretener con un espectáculo televisivo y la competencia es tan dura que o lo que enseñas está bien o… En el último contrato que firmamos con el Tour, resulta que Eurosport tiene preferencia sobre nosotros y solo ellos pueden dar las etapas enteras. Y yo me digo: ¿para qué? ¿Tiene sentido pedirle a la gente que vea cinco o seis horas de etapa enseñándole tres escapados y un pelotón? ¿Es que no vemos que esto no es lo que la gente quiere? Si prestas un poco de atención ves que Moto GP pide a su público 50 minutos de atención cada dos semanas y yo le estoy pidiendo a mi gente del ciclismo tres horas, como mínimo, durante todo un mes. Es una brutalidad.
¿Qué le dicen las audiencias sobre todo eso?
Nos dicen que seguimos bien. Es verdad que ya hay pocos deportes que se mantengan en abierto, pero no sé, la Vuelta y el Tour tienen etapas que en La 1 llegan al millón ochocientos mil o dos millones de espectadores. Tal y como está el patio eso está muy bien. Sí que se nota que hay un poco menos de audiencia en Teledeporte y en general, pero mira, leí hace poco una entrevista con Freire. Decía: “siento envidia de la repercusión que tienen hoy en día las clásicas”. No es así, sino todo lo contrario, y algún día se lo diré. Recuerdo una de las Milán-San Remo que él ganó y que dimos en La 2, que creo tuvo un millón de espectadores. Y entonces, ¿por qué dice eso? Porque es lo que dice la gente de las redes y tal. Eso impacta en un nicho de gente que ya ve ciclismo, y en cambio ahora hago la Paris-Roubaix o Flandes y no va a llegar a los 150.000 espectadores mientras que su Milán-San Remo la vieron más de 900.000 personas.
Y además se da la paradoja de que viviéndose ahora un auge de la práctica de la bicicleta hay muchos ciclistas a los que no les gusta ver carreras…
Hombre, el vaticinio que puedo hacer a futuro en cuanto a la audiencia de las carreras, pues creo que si se mantiene como hasta ahora la retrasmisión en La 1 vamos bien. No olvidemos que la televisión la ve gente mayor. El fútbol y el ciclismo lo ven mayoritariamente gente de 45 años para arriba, o sea que en ese sentido tenemos un público con hábitos de audiencia para muchos años. Pero hay otro extremo. Mi hija tiene muchos amigos que van en bici, pero no ven las carreras. Hay mucho ciclista joven de los que se han tirado en los últimos años a hacer bici, gente que no deja de hacer nada por ver una etapa y yo sí. Para esta gente joven de ahora el ciclismo va más conectado con el aire libre, con la libertad, que con la competición pura o la figura de un campeón. Yo conozco mucha gente de 28 a 30 años a los que el ciclismo, puf… Ven una etapa del Tour y otra de la Vuelta, pero no le hables de ver la Vuelta a Valencia, ni la Volta a Catalunya. Ni les importa lo más mínimo. Eso es lo que he constatado, pero bueno también es cierto que los chicos que ahora están locos con la Kings League (audiencias de 25 a 30 años) a lo mejor dentro de tres años están locos con otra cosa, porque la gente joven necesita estímulos constantes.
¿Qué innovaciones se pueden hacer para ganar audiencia?
El público que nos ve lo hace por conceptos básicos: sufrimiento, caídas, calor, montañas… Te dicen: podríamos poner watios desarrollados en pantalla. No, eso no te gana ningún espectador. Lo que te gana espectadores es el target del que ve en un momento dado Teledeporte o Eurosport, pero claro, entonces ya estamos hablando de audiencias que pasan de un millón y medio a 100.000 y a 10.000 por decir algo. Lo que cambia mucho en audiencias es de pasar de una tele generalista a otra temática.
¿Cuál es la Vuelta de toda las que ha hecho que le haya dejado profesionalmente más satisfecho?
Sin duda esta última. Permitirme hacer el programa incorporando ya a Purito en algunas etapas requiere un proceso de integración. Pedro (Delgado) y yo llevamos veinte años juntos y cuando entra otro comentarista, hay un proceso también para aclimatarse. Y volvemos a lo de siempre: si la etapa tenía una audiencia de millón y medio, en Teledeporte a lo mejor tenía 350.000, lo que está muy bien, porque ya estamos hablando de un post etapa. Por eso si hablamos de una Vuelta que nos haya quedado redonda, me ha gustado mucho la de este año. Y bueno, no me olvido de la Vuelta que hicimos en el mes de octubre-noviembre (2020 a causa de la COVID-19), que destacó mucho a nivel paisajístico porque los colores del otoño resultaron preciosos. En cambio, en el mes de agosto el sol te mata los planos. Hay muchas variables que influyen y la meteorología también afecta. Entonces en agosto vemos una España muy seca, y en octubre otra más húmeda, de colores más atractivos, y eso se notó mucho.
¿Supongo que el proceso de preparación de una Vuelta a España antes de que comience su emisión es más trabajoso de lo que nos suponemos?
Sí, sí. Te cuento para que te hagas una idea. Nosotros al acabar la Vuelta a España, en octubre, tenemos una primera reunión de valoración. Ahí vemos en qué hemos podido fallar y en qué han ido mejor las cosas. Luego, a partir de enero, ya empieza el trabajo de la siguiente Vuelta. Volvemos a hacer reuniones técnicas y empiezan a trabajar los tres equipos de gente: la que se encarga de localizar metas, la gente que localiza los saltos intermedios en las montañas para que la señal de las motos llegue, y estamos los que localizamos todo el tema paisajístico, catedrales y todo eso para luego hacer una serie de documentos… O sea, es un proceso muy largo. Realmente nosotros trabajamos desde enero para la Vuelta.
Igualmente nos movemos sobre el terreno. Un realizador y yo hacemos los últimos 100 kilómetros de etapa, los que se ven normalmente, o la totalidad de la etapa cuando se televisa entera. Se trata de que el realizador sepa qué hay que enseñar y cómo hay que enseñarlo. Luego el realizador que hace la carrera va a las metas, ve las metas, coloca las cámaras, etc. Eso se va haciendo en febrero, marzo y abril al tiempo que los técnicos van por los montes buscando puntos donde colocar las antenas. Todo esto va a ir cambiando, porque dentro de unos años cuando el 5G esté implantado, todo esto ya será una revolución. Actualmente no se puede hacer una Vuelta por teléfono o con señales de fibra, pero llegará un momento en que eso cambiará y será la leche.
Terminamos. Hemos hablado de contar el ciclismo que practica el prójimo, pero ¿qué hay del suyo?
Yo he hecho mucho deporte toda mi vida, desde niño. En bici comencé a andar bastante desde 2010, pero la dirección de Teledeporte (entre 2008 y 2020) me quitaba mucho tiempo, que luego he recuperado. Antes hice bastante bici de montaña, pero ahora hago más carretera, porque tengo un grupo de amigos con el que en el mes de junio suelo ir a los Alpes. También tengo que decir que no me gusta madrugar para ir en bici y que soy ciclista de salidas de unas dos horas como máximo, con eso tengo bastante. Tampoco soy mucho de ir a marchas cicloturistas, salvo a alguna que he ido por compromiso. Igualmente me gusta correr a pie, porque te pones las zapatillas y con cincuenta minutos corriendo ya has hecho un buen ejercicio. Lo malo es que he tenido algunas lesiones y al final termino prefiriendo hacer 60 kilómetros en bici.
Ya sabemos que ahora hay una fuerte tendencia a moverse en bici por las ciudades, pero el problema es que salvo que tengas una máquina muy baratilla, no la puedes dejar en ningún lado
¿También es ciclista urbano, o no?
Sí que me gustaría ir más en bici por ciudad, pero reconozco que a veces me puede el hábito de ir en moto. Llevo diecisiete años moviéndome en scooter, porque Barcelona es una ciudad con buen clima para ir en moto, y así gano bastante tiempo en mis desplazamientos. Ya sabemos que ahora hay una fuerte tendencia a moverse en bici por las ciudades, pero el problema es que salvo que tengas una máquina muy baratilla, no la puedes dejar en ningún lado. No puedes ir a un recado porque normalmente no te dejan meter la bici a donde vayas y tampoco la puedes dejar en la calle porque ya sabes a lo que te arriesgas.
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