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Javier Sánchez-Beaskoetxea

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Las Islas Canarias son un destino turístico de primer orden para muchísima gente, de la península y de toda Europa. Y entre las opciones de turismo en las islas, el turismo deportivo está ganando más y más terreno con el paso de los años. En muchas de estas islas, como pasa en Mallorca, hay varios hoteles especializados en ofrecer todos los servicios que un amante del deporte necesita durante sus vacaciones, como son: instalaciones deportivas de calidad para practicar diferentes deportes; rutas balizadas y con guías de senderismo, carrera a pie, ciclismo de montaña o de carretera; alquiler de bicicletas y accesorios, etcétera.

Aunque la temporada alta del turismo en las islas es en verano, cuando más gente tiene varias semanas de vacaciones, en diciembre, gracias al puente festivo del que podemos disfrutar los españoles, viajar unos días a Canarias es un placer asequible. Al llegar allí nos encontramos que hay mucho turista europeo que también escapa del invierno y de los días oscuros para gozar del sol y de un clima agradable.

Aunque son Gran Canaria y Tenerife donde más gente viaja, Lanzarote es un destino bastante popular. Es una isla más pequeña y con un terreno menos abrupto que las dos islas mayores del archipiélago, por lo que es más fácil para recorrerla en pocos días. Quien conoce varias de las ocho islas afortunadas sabe que todas ellas son bastante diferentes entre sí. En Lanzarote, el paisaje tiene poca vegetación y las montañas tienen poca altitud. El suelo, barrido por los vientos alisios, nos presenta en gran parte de la isla campos de lava volcánica que, según pertenezca a episodios más o menos antiguos de vulcanismo, serán más o menos oscuros. Entre este paisaje destaca el Parque Nacional de Timanfaya, de una belleza oscura magnífica que se formó por una larga erupción entre los años 1730 y 1736. Hoy es una de las joyas del paisaje canario.

En bici por campos de lava

Pedalear entre volcanes y campos de lava es una bonita experiencia que tenemos a mano en las Islas Canarias. Lanzarote es perfecta para ello, pues cuenta con bastantes kilómetros de carreteras y pistas que atraviesan estos paisajes tan diferentes para los que vivimos en la península.

La ruta elegida por 'Andar en bici' tiene como inicio y final Costa Teguise, uno de los destinos habituales de la isla, y recorre en 67 kilómetros la zona más montañosa de la isla y parte de su costa. Pasaremos junto a la Peña del Chache, donde hay unas instalaciones del Ejército del Aire, y que con 672 metros de altura es el punto más elevado de la isla. Al discurrir por zona montañosa, nos encontraremos con bastantes kilómetros de subidas, aunque sin ningún puerto realmente duro, y sumaremos un total de unos 1.150 metros de desnivel positivo, lo que hace de esta ruta algo exigente.

Lo que sí debemos tener en cuenta es el viento. Lanzarote, al igual que Fuerteventura, es una isla en la que la influencia de los vientos alisios y las brisas marinas provocan que sea habitual casi todo el año el que haya viento de cierta intensidad. Para deportes acuáticos como la vela o el windsurf, esto es una bendición, pero para el ciclista puede llegar a ser muy molesto, incluso peligroso. Los meses de verano es cuando más viento podemos esperar, aunque cualquier día del año puede ser muy ventoso. Como el viento más habitual viene del norte o del nordeste, tenemos que planificar la ruta para tener el viento favorable en los puntos clave. En este caso hemos elegido hacer primero la parte montañosa y tener el viento a favor en la parte llana del final.

Saldremos de la playa de Costa Teguise hacia el centro de la isla por la carretera LZ-14 dejando a nuestra derecha el volcán del Tinaguache, el más cercano a Costa Teguise. Subiendo casi todo el rato llegamos al cruce con la LZ-1 (km 7) donde giraremos a la derecha, pero eligiendo la carretera de servicio que, para nuestro gozo, es de preferencia para ciclistas y los coches deben circular a velocidad moderada, todo un logro. Esta carretera va paralela a la LZ-1 por su izquierda en nuestra dirección.

Al de unos cuatro kilómetros (km 11), dejaremos esta carretera para girar a la izquierda por la LZ-404, por una zona más rural. A partir de aquí vienen unos once kilómetros de subida, interrumpida por algunos breves descensos, hasta la zona de la Peña del Chache. Hacia el kilómetro 13 de la ruta, giramos a la derecha por la LZ-405. Luego viene una breve bajada que nos deja en El Mojón, una pequeña localidad de casas diseminadas. En toda esta zona podemos ver la actividad agrícola de la isla y las protecciones que hacen con las piedras para resguardar a las plantas del fuerte viento del norte.

En el kilómetro 16 nos juntamos con la LZ-10 y seguiremos subiendo por ella hasta el kilómetro 22, donde están primero el Mirador del barranco de Chafarís y poco después el Mirador de los helechos. Viene ahora una divertida bajada con varias curvas de herradura, pasando por el Mirador de Haría, que nos deja en la localidad de Haría (km 28). Aquí se encuentra la Casa Museo de César Manrique, pintor y escultor que dedicó su obra a ensalzar la belleza de su isla natal. Vayamos donde vayamos en Lanzarote, su obra está omnipresente y nos enseña su gran sensibilidad artística.

Tras pasar Haría, alcanzamos Máguez (km 29), ya por la LZ-201, y seguimos hasta Hoya de la Pila por varias subidas y bajadas. En el kilómetro 34 cogemos, tras una última bajada, el cruce a la izquierda por la LZ-202 en dirección al Mirador del Río, destino de nuestra primera parte de la ruta.

Tras una breve zona llana, empieza la subida final, de unos dos kilómetros y medio, que a ratos presenta alguna rampa algo fuerte y que culmina en el parking del Mirador del Río por una carretera que nos permite gozar de unas estupendas vistas a la encantadora Isla de La Graciosa. Desde 2018, esta pequeña isla está considerada oficialmente la octava isla canaria. El brazo de mar que la separa de Lanzarote se conoce como “el Río”, de ahí el nombre de Mirador del Río que se le da a la edificación arquitectónica diseñada por César Manrique. Para acceder a ella hay que pagar la entrada, pero merece la pena la visita por las vistas que ofrece desde sus 400 metros sobre los acantilados que caen directos a la mar.

Para regresar a Costa Teguise seguimos la carretera LZ-202 en dirección a Arrieta por la otra vertiente de la montaña. Tenemos ahora once kilómetros de buena bajada hasta esta localidad costera. Si queremos alargar más la ruta, a mitad del descenso podemos desviarnos por la LZ-203 hacia Órzola, puerto donde se coge el ferry que pasa a La Graciosa. Si elegimos este desvío y volvemos por la costa desde Órzola, añadiremos unos diez kilómetros de llaneo a la excursión.

Desde Arrieta (km 47), seguiremos llaneado en ligera pendiente por la LZ-1, primero por la costa, atravesando un campo de lava petrificada, y luego dejando esta vía de más tráfico en el kilómetro 50 para pasar por Mala, el Jardín de Cactus y Guatiza. En el kilómetro 56 nos juntamos de nuevo a la LZ-1, por su vía de servicio, que seguiremos para regresar a Costa Teguise por donde hemos iniciado la excursión.

Estos son algunos consejos para hacer la ruta:

  • Procurar elegir un día con poco viento.
  • Llevar agua, si hace calor.
  • Elegir el sentido de la ruta que nos haga terminar con viento a favor en la zona final.

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