En la Rioja Alavesa te proponemos un viaje por un precioso territorio salpicado por vides y olivos, al que se les une la encantadora Sierra de Cantabria, un enorme muro natural. Un espacio ideal para entrar en contacto con la naturaleza y donde poder relajar la mente y el cuerpo. Un enorme y placentero disfrute. Sus pintorescos paisajes, salpicados de colinas ondulantes y viñedos que se extienden hasta donde alcanza la vista, son una invitación a explorar y disfrutar la naturaleza en todo su esplendor.
Famosa por ser tierra de importantes bodegas y elaborar algunos de los mejores vinos del mundo. Aquí, podrás sumergirte en el apasionante universo de la viticultura, recorriendo viñedos idílicos, catando vinos de alta calidad y aprendiendo de la tradición centenaria que dio lugar a su reconocimiento mundial. Pero también es una zona de gran interés, que reúne una serie de atractivos imposibles de rechazar: su rica gastronomía, su cultura, la historia que emana de cada pueblo y rincón o sus acogedores y amables habitantes.
No resulta complicado imaginarse después de una buena ruta en bicicleta por la Rioja Alavesa disfrutando de un buen vino y de su rica gastronomía o paseando por las calles empedradas de sus pueblos, con sus robustas construcciones sinónimo de una boyante historia que nos ha traído a un presente de tranquilidad.
Seguro que te han entrado ganas de visitar la Rioja Alavesa y qué mejor manera que sobre nuestra querida bicicleta. Para ello, hoy te proponemos dos rutas que comparten inicio y final en el Elciego. Aunque al ser recorridos circulares, se pueden realizar desde cualquier otro punto de la ruta y en ambos sentidos.
Llamamos a las dos rutas oeste y este, atendiendo a su situación geográfica si nos situamos en Elciego. No son rutas extremadamente largas, 61 y 73 kilómetros respectivamente, pero sí que tienen un desnivel importante con 1.300 metros debido al recorrido ondulante y rompepiernas de la ruta este y los dos puertos de la oeste.
Ruta oeste
Como ya anunciamos, la ruta sale desde Elciego, una de las villas más representativas de la Rioja Alavesa. No te pierdas su casco urbano, sus imponentes casas solariegas, la multitud de bodegas y una monumental iglesia en la que destacan sus dos campanarios completamente diferentes entre ellos y totalmente asimétricos. El toque de modernidad lo dan las bodegas Marqués de Riscal con su espectacular hotel cubierto de titanio con reflejos púrpuras, diseñado por Frank Gehry.
Al poco de dejar atrás nuestra salida llegamos bordeando el río a Baños de Ebro, uno de los pueblos riojanos con mayor índice de bodegas por habitante. Hay al menos 14 registradas, pero además existen un sinfín de otras particulares enclavadas en el Barrio de las Bodegas. No tienen indicación alguna y pasan por viviendas modestas o cabañas, son excavaciones de bastantes metros de profundidad para mantener una temperatura estable.
Nuestra ruta no se detiene, llevamos recorridos diez kilómetros y ya somos conscientes de las maravillas que nos esperan. En los próximos siete kilómetros visitaremos tres pueblos más con un encanto especial: Villanueva de Álava, según comentaron algunos entendidos en la materia vinícola es, junto a Baños de Ebro, la zona con mejor calidad de vinos de toda la zona. Este pueblo es casi un calco del siguiente que nos encontramos, Samaniego repleto de casas señoriales y una profusión de bodegas urbanas. Para entrar en la localidad, hay 300 metros de pista ciclable. Destacan su casco urbano con un par de palacios, uno de ellos convertido en hotel, las diferentes bodegas urbanas y su monumental iglesia del siglo XVI, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que fue fortaleza en sus principios. Y el tercer pueblo que nos encontramos en estos escasos siete kilómetros es Ábalos, pertenece a la Comunidad Autónoma de La Rioja y se sitúa a un lado de la carretera. Destaca por su iglesia de San Esteban que está declarada Monumento Nacional. Y por supuesto, por las típicas casonas de la zona y diversas bodegas.
Seguimos pedaleando entre viñedos, disfrutando del paisaje y acumulando metros de desnivel en las piernas. En el kilómetro 24 de ruta llegamos a Labastida y de esta manera empezamos la primera subida importante de la ruta. El puerto de Rivas de Tereso de casi diez kilómetros de ascensión, con un desnivel positivo de 416 metros y una pendiente media del 4,30%. Pero antes queremos destacar Labastida, histórica localidad, donde sobresalen su casco histórico con casas blasonadas, su monumental iglesia barroca, los restos de la muralla del siglo XI que podemos encontrar un poco después de la parroquia, y, en lo más alto, la iglesia del Santo Cristo comenzada a construir en el siglo XII sobre los restos de una ermita prerrománica. Bajo ella el Arco de Toloño, una puerta de entrada del XVII. En el centro se encuentra otro arco monumental, el de Larrazuría.
Coronamos el puerto de Rivas de Tereso y descendemos, por una carretera en buen estado, hasta Urizaharra, donde nos espera la segunda y última larga ascensión. En este caso, al más que conocido puerto de Herrera. Pero antes de explicar la subida que te espera, queremos destacar la localidad de Urizaharra, un pequeño pueblo medieval con una espectacular puerta de entrada fortificada. Su casco urbano conserva el trazado original, pero apenas quedan vestigios de su muralla, exceptuando la puerta.
Herrera. Sin duda, es el gran puerto de las rutas que proponemos. Por la vertiente en la que nos dirigimos nos enfrentamos a una subida de algo más de siete kilómetros con una pendiente media de casi el 5% y un desnivel positivo de 357 metros. La subida es desigual. La parte más dura de la ascensión se sitúa entre el primer y el segundo kilómetro donde la media se mantiene en torno al 10%. Las rampas más duras de Herrera son del 14%. Del kilómetro dos al cuatro de subida la pendiente es en torno al 6%, para en los dos próximos kilómetros suavizar sus rampas, y ya el kilómetro final volver al 6%.
Herrera es más duro por la otra vertiente. Lo describimos, ya que la ruta es circular y lógicamente se puede hacer en ambos sentidos. Hablamos de la vertiente sur. Es más corta, cinco kilómetros y medio, pero con una mayor pendiente media del 8,50% que nos deja un desnivel positivo de 469 metros. Herrera no tiene descansos por la vertiente sur y su pendiente se mantiene a lo largo de toda la ascensión, si bien la parte más dura se concentra entre el primero y el segundo kilómetro de ascensión con una pendiente media del 11,7% y con zonas que llegan al 14%.
Después de coronar Herrera tenemos 15 kilómetros de merecido descenso hasta Elciego. Por el camino encontraremos dos localidades: la muy cuidada Leza con su espléndida Iglesia de San Martín de finales del siglo XV y sus casas blasonadas, y Navaridas, donde en la casa más relevante, el Palacio de los Sodupe, existe un Centro de Interpretación del Poblado de la Edad de Hierro situado en el alto de Castejón, un pequeño altozano muy cercano al núcleo urbano. Poco antes de entrar en Navaridas, en el km 61,5 de la A-3212, se encuentra la Necrópolis de Santa Eulalia que pasa inadvertida a pesar de estar junto a la carretera, se encuentra en lo alto del terraplén a la derecha y no se ve. Tampoco está señalizada la pequeña entrada asfaltada hacia ella. Son al menos trece tumbas antropomórficas vaciadas en la roca allá por el siglo X.
Tras recorrer 61 apasionantes y exigentes kilómetros llegamos a Elciego.
Ruta este
La segunda ruta que te proponemos es diferente a la anterior en cuanto a su perfil, pero no difiere mucho en kilometraje y desnivel. En este caso, nos enfrentamos a una etapa nerviosa, con muchas subidas cortas pero exigentes que van acumulando desnivel en las piernas del ciclista.
Salimos desde Elciego, y el primer punto que queremos destacar en el recorrido se sitúa en el kilómetro 7, Páganos, una pequeña localidad en la que destacan su iglesia de la Asunción y el limpio y acogedor centro urbano.
Antes de llegar a Laguardia destacan las Bodegas Ysios, con su original edificio junto al que pasamos. Poco antes tenemos 500 metros de pista de tierra practicable con bici de carretera que nos evita dar un rodeo. Y el Poblado de La Hoya, las ruinas de un poblado de entre el 1.200 y el 250 A.C. Tiene un edificio con un pequeño museo y una magnífica escenificación de una vivienda de aquella época. De obligada visita si está abierto.
11 kilómetros de recorrido y llegamos a Laguardia, considerada la capital de la Rioja Alavesa. En un alto, como si de una atalaya se tratase, se alza majestuosa, con sus calles empedradas, sus murallas e iglesias nos hace viajar en el tiempo hasta la Edad Media. Sin duda alguna, uno de los pueblos más bonitos de Euskadi. Laguardia nos ofrece servicios importantes relacionados con la hostelería.
Dejamos atrás este encantador pueblo y continuamos con nuestro pintoresco y cautivador viaje para encontrarnos con Prao de la Paul, la laguna más espectacular de las cuatro que componen el Complejo Lagunar de Laguardia declarado Biotopo Protegido.
En el kilómetro 20 de ruta llegamos a Elvillar, entre sus edificios destaca su enorme iglesia construida con y sobre los restos del antiguo castillo. Nos maravilla su núcleo antiguo con su laberinto de calles y un magnífico palacio del siglo XVIII conocido como el Palacio del Indiano. En una curva de vaguada antes de acometer el ascenso a la localidad, podemos desviarnos un kilómetro a la izquierda para visitar la Chabola de la Hechicera o Sorgiñaren Txabola, uno de los dólmenes más importantes y mejor conservados de Euskadi. Está señalizado.
Cinco kilómetros después llegamos a Lanciego que esconde algunas cosas dignas de visitar: el trujal más antiguo de Euskadi, hoy en manos municipales. La acostumbrada ciclópea iglesia de estos pueblos y tras ella una antigua fuente y un lavadero poco común. Junto al templo se encuentra el Palacio de la Marquesa de Armendáriz, bien restaurado con la bodega en su sótano y en el que ha sentado sus reales el Ayuntamiento. Y el laberinto de callejuelas del centro antiguo. Ya en el kilómetro 28 de recorrido ascendemos a Kripan, la localidad más norteña de la Rioja Alavesa, a los pies de la Sierra de Cantabria y tras un rápido descenso llegamos a Viñaspre, de apenas 50 vecinos.
Seguimos pedaleando sobre colinas rojizas dejando en el camino Yécora y Barriobusto. En el kilómetro 44 de ruta llegamos a Labraza, una pequeña villa amurallada en un promontorio. No perdérsela. Cruzar por su centro urbano es algo imprescindible. Es pequeña y se recorre bien. Nos toca descender, pasamos Moreda de Álava y Oyón, la villa más poblada de la Rioja Alavesa.
Antes de la última subida, casi en el kilómetro 68, llegamos a Lapuebla de Labarca, situada junto al Ebro, es el municipio más meridional de Araba. Subimos la última cota del día, bajamos y llegamos a Elciego para poner fin a la ruta este.
Las dos rutas demuestran que la Rioja Alavesa es un deleite para cualquier visitante y, especialmente, para quienes tienen la capacidad de recorrerla dando pedales. Disfrutarás de los viñedos escalonados en las laderas, creando un efecto visual asombroso, es la más pura escenificación del arduo trabajo que conlleva la producción de sus afamados vinos. En cualquier época del año, mézclate con sus gentes, disfruta de su tradicional gastronomía y siente su historia.