Un año del cambio de Urkullu por Pradales: el secreto que el PNV tuvo guardado durante dos meses
El PNV decidió en septiembre de 2023 que Iñigo Urkullu no iba a volver a ser su candidato a lehendakari. Sin embargo, aquella decisión de enorme calado político para Euskadi quedó como el secreto mejor guardado hasta un viernes de noviembre del pasado año. Lo que ocurrió después es conocido. El presidente del principal partido vasco, Andoni Ortuzar, comunicó de urgencia que había elegido a un poco conocido Imanol Pradales precisamente para seguir manteniendo ese estatus ante la amenaza del crecimiento electoral de EH Bildu. Era una operación arriesgada porque todas las encuestas daban mejor valoración a Urkullu que al PNV. A sus 62 años, había construido en sus doce años en Ajuria Enea una imagen deliberada de seriedad y estabilidad. Con testimonio de personas directamente implicadas en aquellas jornadas, elDiario.es/Euskadi reconstruye cómo fueron esas horas decisivas ahora que se cumple un año.
Era jueves, 23 de noviembre. El Parlamento Vasco celebró su pleno ordinario semanal. Tras un homenaje al exdirigente de HB Santiago Brouard, asesinado por los GAL, sus señorías votaron la nueva ley de prevención y extinción de incendios, un informe con medidas para casos de agresiones sexuales a menores y mociones y proposiciones no de ley sobre personas sin hogar, enfermedades crónicas, el Ararteko, los ataques a la tumba de Fernando Buesa, asesinado por ETA, y el autoconsumo eléctrico. La sesión se alargó hasta media tarde. A su término, el lehendakari fue convocado a una reunión en Landaburu Etxea, la sede del PNV de Álava ubicada a escasos 100 metros de la Cámara, en la plaza de la Virgen Blanca.
El encuentro arrancó a las 18.30 horas. Tuvo lugar en la sala en la que habitualmente se reúne el Araba Buru Batzar, la dirección alavesa de los nacionalistas. No tiene nombre y tiene capacidad para veinte personas. Landaburu Etxea ha acogido importantes reuniones políticas del PNV y de ahí han salido decisiones trascendentales para Euskadi... y para España. En 2017 y 2018, por ejemplo, acogió dos reuniones clave del Euzkadi Buru Batzar, la dirección nacional del PNV. En la primera se acordó la mediación en Catalunya para evitar una declaración unilateral de independencia y el consiguiente 155. En la segunda se decidió dar el 'sí' a Pedro Sánchez en la moción de censura que había presentado contra Mariano Rajoy. Los de los diputados del PNV fueron los votos decisivos para inclinar la balanza.
Desde el Parlamento se desplazaron caminando el propio Urkullu y los presidentes del partido en Álava y Gipuzkoa, José Antonio Suso y Joseba Egibar. Ambos dejarán sus cargos este fin de semana pero entonces eran incluso parlamentarios. Desde Bilbao se desplazaron otras tres personas, Ortuzar, la presidenta en Bizkaia y única mujer en el cónclave, Itxaso Atutxa, y el poderoso responsable de Organización del PNV, Joseba Aurrekoetxea, amigo personal de Ortuzar y de Urkullu desde hace décadas. De hecho, todos ellos han conformado una generación nacida en torno a 1960 y 1965 conocida como los 'jobubi', los jóvenes 'burukides' de Bizkaia que tomaron el control del partido hace unos lustros.
La reunión fue íntegramente en castellano. La abrió Ortuzar y trasladó al lehendakari de viva voz la decisión del PNV de no contar con él para una posible cuarta legislatura. Más tarde, públicamente, el presidente del PNV alegó que se buscaba una nueva generación para poder poner en marcha un proyecto a más largo plazo, para dos o tres legislaturas.
El encuentro duró 30 minutos, aproximadamente. Un asistente cree que fue “de guante blanco”. Los seis tomaron la palabra y se habló con claridad. Ninguna intervención fue más alta que la otra. “No hubo discusiones. Somos personas civilizadas”, agrega. Pero tampoco fue un trance amigable, al menos para la parte despojada de su cargo. Para empezar, no hubo consenso en cómo había que comunicar la decisión. El PNV tenía en sus planes hacerlo al lunes siguiente, al término de la reunión semanal ordinaria del Euzkadi Buru Batzar. Urkullu jamás ha dicho públicamente que no quisiera continuar.
Pero “no era la primera vez” que el PNV había comunicado sus planes a Urkullu, según una fuente muy próxima al anterior lehendakari, que reapecerá públicamente este viernes en Madrid para recoger de manos de la Embajada de Japón en España la Orden del Sol Naciente por las buenas relación entre aquel país y Euskadi. El presidente vasco conocía “desde septiembre” que no iba a optar a ser el más longevo en la historia en Ajuria Enea, un honor que mantiene el recientemente fallecido José Antonio Ardanza, que estuvo catorce años en el cargo. Un detalle: desde septiembre, empezando por el Alderdi Eguna -la gran fiesta del partido- y pasando por actos de todo tipo como el Fórum Europa, un evento de 'El Diario Vasco' o la apertura del año judicial, en los discursos de Urkullu se había colado un balance de su mandato y de puesta en valor de su gestión. Repetía sin cesar cómo había subido el presupuesto y bajado el paro, por ejemplo.
El viernes siguiente no había sesión de control al Gobierno en el Parlamento. Son quincenales. Urkullu tenía una cita en la Bolsa de Bilbao, donde la Presidencia vasca y el Departamento de Hacienda tienen unos despachos en la cuarta planta. Le había pedido un encuentro un histórico del PNV que, en el pasado, tuvo importantísimas responsabilidades institucionales. “Había quedado con él para ese viernes. Yo no sabía nada. Pero, antes de empezar, me lo contó. No es una cosa que sea bonita. La sorpresa de Iñigo viene de que quienes le trasladaron la decisión eran las personas que él empujó y apoyó en el pasado. Esperaba otras formas. Algo más humano. Pero la política va siempre muy rápido”, explica quien se sentó con Urkullu en el despacho de la Bolsa. Se refiere siempre al lehendakari por su nombre de pila y no por el apellido o por el cargo. La reunión no fue promovida por el lehendakari y no guardaba ninguna relación con la situación interna del partido ni con las elecciones.
Entretanto, también en Bilbao, en el cuartel general del PNV, conocido como Sabin Etxea, Ortuzar, Aurrekoetxea y, entre otros, Aitor Esteban, recibieron a una delegación de Junts. Se acaba de rubricar la investidura de Sánchez y ambos partidos, que la apoyaron, mantuvieron un primer encuentro oficial desde que las relaciones con los posconvergentes estallaran por los aires en 2017. Urkullu se sintió desautorizado y traicionado por Carles Puigdemont. El lehendakari creía que tenía un compromiso de que no iría a la ruptura y no fue así. Sin embargo, aunque Urkullu nunca haya opinado sobre ello, Ortuzar emprendió un reencuentro con una familia política históricamente cercana y aliada. Estuvo incluso en Waterloo con el expresidente catalán. Fue precisamente durante esa visita de Jordi Turull y Míriam Nogueras cuando el partido conoció que 'El Correo' había publicado ya que el PNV prescindía de Urkullu. Se puede leer aquí más sobre el papel de Urkullu en Catalunya.
El rumor no contrastado llevaba varias horas circulando entre algunos políticos y periodistas y ahora ya estaba confirmado. Fue una sobremesa de mensajes no contestados y llamadas sin nadie al otro lado. Nadie escribió nada en el WhatsApp Eusko Sailburuak, como se llamaba el grupo que compartían los consejeros de la pasada legislatura y como recogió este periódico esa misma tarde. El Gobierno vasco, de hecho, remitía al partido para más información. Y el partido, sin embargo, posponía los anuncios hasta el lunes siguiente, aferrándose a un calendario que ya había saltado por los aires.
Pero, entre bambalinas, Ortuzar trabajaba en amarrar a Pradales como relevo. Era diputado foral en Bizkaia. “Era un viernes cuando saltó la liebre. Estaba tan estupefacto como muchas personas. Tampoco tuve mucho tiempo de pensar nada porque recibí una llamada esa misma tarde del presidente del PNV y se me hizo el planteamiento y tuve que dar una respuesta muy rápida. Fueron horas intensas”, explicó el actual lehendakari a este periódico en la campaña electoral.
—¿Tuvo vértigo o temor? ¿Cuál fue su sentimiento?
—Siempre hay vértigo. Lo que más me preocupaba y me sigue preocupando es el ámbito familiar. ¿Hasta qué punto puedes proteger tu ámbito familiar de un foco público que te va a perseguir de manera continuada, en todo momento y en todo lugar? Al final es una presión no sólo para ti sino también para tu entorno más cercano. Y, obviamente, vértigo por la responsabilidad. Había vivido una situación similar cuando me llamó hace muchos años José Luis Bilbao para ser diputado de Promoción Económica. Tenía 36 años recién cumplidos y también me dieron apenas 24 horas para tomar la decisión. Pero no tiene nada que ver con ser el candidato a lehendakari del PNV, con todos los respetos a ser un diputado foral en una institución como la Diputación Foral de Bizkaia.
—¿Y qué razones le dio Ortuzar para hacer esa llamada? ¿Por qué Imanol Pradales?
—Bueno, lo ha contado él. Ellos hicieron en la ejecutiva un retrato-robot. Definieron el perfil que estaban buscando. Entendieron que mi perfil era el que encajaba. Y me hicieron la propuesta. Me dieron muy poco tiempo para tomar la decisión porque si era negativa tenían que buscar otro perfil. Valoraron varios.
—Dijo sí.
—Uno tiene un compromiso con el partido. Vive el partido, siente el partido y tomé una decisión de la que no sé si me arrepentiré. Pero, en fin, hoy estoy orgulloso de haberla tomado.
—Habla de varios perfiles. ¿Le han explicado si fue la primera opción, si recibió la primera llamada?
—Sí, sí, sí, sí.
El sábado Urkullu se retiró a su gran refugio, la familia. Era el cumpleaños de su madre, Flori. Pasó todo el día con ella. Ella falleció poco después, precisamente en los días previos a que convocara las elecciones del 21 de abril. La dirección del PNV, por el contrario, cambió de planes. Con el 'sí' de Pradales garantizado, Ortuzar reunió un Euzkadi Buru Batzar extraordinario. El lehendakari, miembro nato de ese órgano, no fue convocado, según algunas fuentes. El hecho cierto es que no asistió. Tras la reunión, Ortuzar ofreció una comparecencia sin preguntas y por 'streaming'. Eran las 14.00 horas y soltó el nombre de Pradales. “El EBB agradece y reconoce el trabajo del lehendakari Urkullu a lo largo de estas tres pasadas legislaturas”, agregó.
El PNV interpretó que era mejor poner fin a los rumores. Ese domingo estaba convocado un acto tradicional del partido en Sukarrieta, junto a la tumba de Sabino Arana, y estaba anunciada la presencia de Urkullu. O se cambiaba el paso o el acto quedría reventado por la actualidad. Además, preparó un currículum vitae de Pradales en el que se le presentaba como el sucesor natural de Urkullu. Lo aderezó con una fotografía conjunta de ambos cuando el ahora lehendakari, siendo un niño, tuvo como 'maisu' en la ikastola a un joven Urkullu.
Así las cosas, el domingo una nube de periodistas se arremolinó delante del 'batzoki' de Sukarrieta, una localidad en Urdaibai pasando Gernika y antes de llegar a Bermeo. Desde el entorno de Urkullu indican que acudió allí con “normalidad”. Se recalca que “nadie” le “obligó” a fingir cordialidad. Fue la primera vez que recordó públicamente que, ante todo, él es un “hombre de partido”. De hecho, él mismo fue presidente del PNV y conoce el otro lado de la bicefalia. Es recordado su comentario sobre los “actos de fe” que tenía que hacer con Juan José Ibarretxe.
Primero llegó Pradales, bien arropado por la plana mayor del partido. Después lo hizo Urkullu. Luego de un abrazo, le preguntó en euskera a Ortuzar si estaba bien y el líder del PNV le respondió aludiendo al tiempo, muy frío y con niebla aquel domingo en aquel punto de Bizkaia. Pradales también se fundió en un abrazo con el lehendakari y la conversación, iniciada esta vez por Pradales, no fue mucho más extensa.
—Lehendakari!
—Ondo?
—Bai.
La comitiva pasó después al pequeño cementerio del pueblo. Se pidió precaución a los presentes porque el suelo resbalaba mucho y había serio riesgo de caídas. En el camposanto se hizo un responso en euskera y en latín en memoria de Sabino Arana. Urkullu y Pradales rezaron en euskera vizcaíno. Después hubo discursos. Ortuzar criticó duramente la “filtración” de la noticia y tuvo palabras de agradecimiento hacia el “denodado” trabajo de Urkullu. Solamente el lehendakari atendió a las preguntas de los medios de comunicación.
“Lo conozco muy bien. Fue mi alumno. En su momento su valor ya era evidente. He seguido su trayectoria. Tendrá toda mi ayuda cuando su candidatura sea definitiva”, dijo sobre su sucesor. Sobre el partido, señaló lo siguiente: “Son cosas internas y me las quedo para mí. No entro en esas cuestiones. Las circunstancias personales cuando uno forma parte de un partido... El PNV tenía que ser libre. Soy un hombre de partido. Sé cómo es esto. Sé que las cosas tienen su principio y su final. No ha llegado el final del mandato. Uno tiene que seguir como estoy. Con todo el ánimo, como siempre. Atender las cuestiones que afectan a Euskadi. ¿En forma? Por supuesto. No sé cuándo terminará la legislatura. Tenemos ideas, tenemos proyectos. Tenemos un contrato social y lo quiero cumplir”. Después, se quedó ya con su esposa, Lucía Arieta-Araunabeña.
Un dirigente del PNV agradece pasado el tiempo que Urkullu haya sido “un señor”. El lehendakari se implicó de modo directo en la recta final de la campaña y apoyó de modo intenso a Pradales. En el partido siempre han pensado que “remontaron” en el tramo final el empuje de EH Bildu. Pradales, finalmente, logró 27 escaños, los mismos que la coalición encabezada por Pello Otxandiano y los mismos con los que se estrenó en 2012 Urkullu. El anterior lehendakari prepara ahora un 'lobby' europeísta que se llamará Bask Atlantik.
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