Astilleros Murueta sigue en activo y 'bendice' un barco nuevo a la espera del Guggenheim de Urdaibai
El 'Arteaga NM' tiene 103,40 metros de eslora y en unos meses, a partir de junio, surcará probablemente los mares de Europa, Norte de África y Mar Negro, llevando en sus bodegas toneladas de carga seca. El nuevo buque es todo un hito para Astilleros Murueta, icónica empresa de construcción de barcos vasca fundada en 1943. Con la construcción de este nuevo barco, su número 331, muestra una vez más su fortaleza en un sector industrial cada vez más complejo y competitivo. Pero el 'Arteaga NM' tiene además otro valor, más simbólico que otra cosa, pero también importante. Es un barco construido, y bendecido en la ceremonia que ha tenido lugar este viernes -de forma previa a la botadura que será en unos meses-, en las instalaciones que Astilleros Murueta tiene en la localidad de este mismo nombre.
Sí, es justo ahí donde se pretende levantar una de las dos sedes del futuro Guggenheim de Urdaibai junto con la de la fábrica de Cubiertos Dalia de Gernika. Si el nuevo Guggenheim de Urdaibai finalmente sigue adelante, el 'Arteaga NM' puede ser el último barco que se construya en medio de la reserva de la biosfera antes de dar paso al museo. Eso sí, la empresa, siempre muy celosa de sus actividades, y desde que saltó la polémica del museo todavía más, no ha querido desvelar si habrá más barcos para construir en Urdaibai o si el acto de este viernes era una bendición y a la vez una despedida.
De momento, la ceremonia de este viernes con el tradicional aurresku de honor, la bendición de un sacerdote y el corte de cinta de la madrina, ha dejado vacíos los dos diques posee Murueta en las instalaciones de Urdabai. El barco se trasladará la próxima semana a las instalaciones de la empresa en Erandio, donde acabará su construcción para botarse finalmente alrededor del mes de julio si se cumplen los plazos. De momento en Murueta no hay más barcos y la empresa no ha querido confirmar si habrá más.
Lo cierto es que el hecho de que Astilleros Murueta sea una empresa “en activo” en la zona en la que se pretende levantar la sede del futuro museo, no como la cubertera Dalia, que está cerrada desde hace años, es uno de los motivos de controversia que se plantean desde los colectivos contrarios a la construcción en esta zona y es una cuestión a la que se han presentado alegaciones por parte de estos colectivos, que se preguntan, por ejemplo, por qué debe pagarse con dinero público la descontaminación de un suelo, cuando la empresa que ha contaminado sigue en activo, y debe aplicársele la máxima de “quien contamina paga”.
En el convenio suscrito por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico con la Diputación de Bizkaia, y que supone que el Gobierno central destina 40 millones a actuaciones medioambientales en la zona destinadas a la construcción del museo, se destina parte de este dinero a la descontaminación de 42.384 metros cuadrados correspondientes a los astilleros Murueta, incluida la demolición de la ruina. Esto, a ojos de la plataforma Guggenheim Urdaibai Stop es una “malversación” de dinero público porque “sería la empresa la que debe pagar la descontaminación del suelo y no el Estado”. También lo considera así Zain Dezagun Urdaibai, otra de las asociaciones que ha presentado multitud de alegaciones y denuncias contra el proyecto.
El Ministerio se ocupa, además, del acondicionamiento de las parcelas y la integración paisajística de la parcela del astillero, que ocupa el suelo propiedad del Estado en régimen de concesión desde 1943. En el acuerdo de concesión, firmado durante el franquismo, queda reflejado que en el caso de caducidad de la concesión “el concesionario queda obligado a dejar libre el terreno retirando las instalaciones y derribando a las obras en el plazo que se fije”. Sin embargo, actualmente no queda nada en manos de la empresa, sino que asumirá el pago el Estado.
A la espera de saber si el segundo Guggenheim sigue adelante o no, porque se trata de un proyecto rodeado de múltiples dudas, ambientales, urbanísticas y, desde que el lehendakari, Iñigo Urkullu, anunció que quedaba en periodo de reflexión durante dos años, también políticas con múltiples contradicciones en el seno del PNV, el 'Arteaga NM' ha dejado alto el pabellón por si se trata de una despedida. El nuevo buque dispone de la más alta tecnología, con propulsión híbrida, diésel eléctrica, y capaz de alcanzar los 13,50 nudos. Se une a los últimos buques botados por Murueta, todos del más alto nivel tecnológico y es cuarto barco de características similares que Astilleros Murueta diseña y construye para el armador MAAS.
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