Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Cosas que hacer en verano cuando no has dimitido
Después de un largo curso de peticiones de dimisión, filtraciones a la prensa, acusaciones de corrupción y otros quebraderos de cabeza, ya están aquí las vacaciones de verano. Llega el tiempo de que disfrutes de esas pequeñas cosas que te hacen tan feliz. Y no me refiero a los sobres, pillín. Aquí van unas cuantas ideas para que aproveches el verano si no has dimitido todavía (porque si finalmente has dimitido lo más probable es que te tires julio y agosto haciendo cuentas para ver cómo demonios pagas el dúplex de Marbella).
Modifica la Constitución. A primera vista reformar la Constitución se antoja una tarea titánica, pero en realidad es algo parecido a montar el barco de Tente. Una vez te pones a ello, son dos tardes de nada. Especialmente si llama alguien desde Mallorca con acento alemán. Eso anima mucho En definitiva, una buena manera de romper el monótono ritmo playero del mes de agosto. El único inconveniente es que este divertimento no alimentará tu ego porque, dadas las fechas, sólo el 0,00000001% de la población se va a enterar de la noticia, pero de eso se trata ¿no?
Parrillada en un aeropuerto en desuso. No hay nada mejor que el olor del cemento por las mañanas. Como ir al campo pero sin hierbajos ni bichos acribillándote las pantorrillas. Así que no te ensuciarás (para “ensuciarte” ya está el resto del año). Lo único que necesitas es una parrilla y el indestructible estado de ánimo que comparten promotores inmobiliarios y concejales de Urbanismo y que ha hecho de España ese gran país del que estamos tan orgullosos. Sin esa predisposición anímica cualquier mención al dichoso tema de los aeropuertos sin aviones terminará por arruinar la excursión. Cabe mencionar también que las pistas de aterrizaje son unas explanadas perfectas para enseñar a los nietos a montar en bicicleta. O para estrenar un Jaguar sin el incordio de los límites de velocidad.
España en diligencia. Alquila una diligencia en la agencia turística de la CEOE. Luego eliges dos puntos geográficos: la ubicación de la empresa que diriges y el domicilio familiar de uno de tus empleados. Tomemos como ejemplo Bilbao y Cádiz. Primero se recorre la distancia en diligencia (pongamos 96 horas) y después en coche (unas 11 horas). A continuación restas el tiempo del coche al de la diligencia (96 menos 11 igual a 85). El siguiente paso es dividir esa cifra entre 24. El resultado, en este caso, es 3,5. ¡Tachán! Ya tienes el número de días de permiso que le tienes que quitar a tu empleado cuando se le muera un familiar. Consejo: apunta la cifra en el Cuaderno de Tareas Veraniegas que la CEOE facilita a sus asociados, que luego se nos olvida y vamos regalando días libres sin ton ni son.
El casino colectivo. Viajar en diligencia es una aventura maravillosa pero puede resultar incómoda. Como alternativa aconsejamos que te juegues el convenio colectivo de tu empresa en el casino. Si pierdes, tus trabajadores se quedarán sin convenio. Si ganas, también. El caso es disfrutar de la experiencia e ir calentando para Eurovegas. De verdad, ¿cómo conseguíamos vivir antes de la reforma laboral?
La llamada telefónica. Puede sonar tétrico pero no es más que una de esas inocentes travesuras de la infancia provocadas por el aburrimiento vacacional. Consiste en llamar de madrugada por teléfono a un juez que tenga abierto un sumario por corrupción y, cuando descuelgue, empezar a respirar fuerte sin decir nada. Al rato cuelgas y te echas unas risas con los colegas. No más de tres veces en todo el verano o podrías ser acusado de un delito de amenazas y coacciones. A no ser que quieras disfrutar de los campamentos estivales de Soto del Real. Este verano están muy solicitados, por cierto.
De spa de lujo a Portugal. El teletrabajo ha venido para quedarse. Ahora con internet no es necesario que te enfrentes in situ a una crisis política si, por casualidad, coincide con tus vacaciones. Una rueda de prensa sin preguntas es más que suficiente. Después te marchas a tu spa portugués de cabecera y vas dirigiendo el resto del operativo con mensajes de whatsapp que para eso lo han inventado. Puede que cuando regreses de esos días de asueto algunos aguafiestas reclamen tu dimisión pero, ya sabes, como quien oye llover.
Tu propia hoguera de San Juan. La ancestral sabiduría del ser humano nos ha enseñado a purificarnos en la noche de San Juan. Generalmente hay que escribir una lista con los malos momentos del último año y lanzarla al fuego, pero dejemos el perroflautismo para otra ocasión y vayamos a lo práctico. El objetivo es una buena hoguera que elimine cualquier atisbo de culpabilidad política o judicial. Ideal para las grabaciones de Método 3, la lista Falciani o los papeles de Bárcenas. Consejo: los originales arden mejor que las fotocopias.
IMPORTANTE: Nunca, bajo ninguna circunstancia, ofrezcas ruedas de prensa o entrevistas desde tu lugar de recreo vacacional. El moreno de playa y las palmeras de fondo destrozarán lo que queda en pie de tu credibilidad. Vamos que para cagarla ya están Floriano y Cospedal.
Felices vacaciones.
Después de un largo curso de peticiones de dimisión, filtraciones a la prensa, acusaciones de corrupción y otros quebraderos de cabeza, ya están aquí las vacaciones de verano. Llega el tiempo de que disfrutes de esas pequeñas cosas que te hacen tan feliz. Y no me refiero a los sobres, pillín. Aquí van unas cuantas ideas para que aproveches el verano si no has dimitido todavía (porque si finalmente has dimitido lo más probable es que te tires julio y agosto haciendo cuentas para ver cómo demonios pagas el dúplex de Marbella).
Modifica la Constitución. A primera vista reformar la Constitución se antoja una tarea titánica, pero en realidad es algo parecido a montar el barco de Tente. Una vez te pones a ello, son dos tardes de nada. Especialmente si llama alguien desde Mallorca con acento alemán. Eso anima mucho En definitiva, una buena manera de romper el monótono ritmo playero del mes de agosto. El único inconveniente es que este divertimento no alimentará tu ego porque, dadas las fechas, sólo el 0,00000001% de la población se va a enterar de la noticia, pero de eso se trata ¿no?