Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.
Querido Albert, lo que pasa en agosto sí existe
Dice Solo, el protagonista de una de las novelas de David Trueba, que “el amor del verano es un subgénero del amor, del gran amor que nunca podrá tener lugar en verano” y añade “que la canción del verano es siempre la peor canción del verano”. Al periodismo se le ha atribuido también cierto desprecio al mes de agosto: los periodistas estrella se van a la playa, los periódicos se ponen a dieta y se recurre al tópico de la expresión “serpiente de verano”, esas historias -algo o bastante infladas- que no tendrían acomodo el resto del año. Una de esas serpientes ha sido siempre Gibraltar.
En agosto, las instituciones bajan la persiana y los políticos se van de vacaciones, así que los periodistas que se quedan atrapados en las redacciones tienen que buscar historias bajos las piedras. Es decir, tienen que hacer periodismo, el periodismo que durante el resto del año está en muchas ocasiones bailando al ritmo que marcan las agendas oficiales y las declaraciones de los políticos. Precisamente por ello, el periodismo del mes de agosto es el más auténtico de todo el año. Y quizás, el mejor.
El líder político que más ha estirado su apagón estival ha sido Albert Rivera. Desde finales de julio no ha convocado a los medios ni ha participado en actos de su partido. Y ante la pregunta de “¿dónde está Albert Rivera?”, la dirección de Ciudadanos ha explicado a la Cadena Ser que la decisión de su prolongada ausencia está “pensada y meditada”. “Albert Rivera ha preferido desaparecer porque todo lo que pasa en agosto no existe o en septiembre termina por desinflarse”, han afirmado desde la dirección del partido naranja.
“Lo que pasa en agosto no existe”.
La crisis del Open Arms que ha evidenciado la miseria moral de Europa con los migrantes no existe. El incendio de Gran Canaria que ha calcinado casi 10.000 hectáreas y ha obligado a desplazar a miles de vecinos de la isla no existe. El brote de listeriosis sobre cuya gestión empiezan a aparecer serias dudas tampoco existe. Los sucesivos datos publicados este mes de agosto sobre la posibilidad de una recesión económica no existen. La violencia machista que no ha parado en agosto tampoco existe. Y lo que está claro que no existe en agosto ni en ningún otro mes del año es la sintonía con la ultraderecha que ha permitido a Ciudadanos gobernar en la Comunidad de Madrid precisamente este mes de agosto. Bueno, lo que sí ha existido en agosto ha sido Marcos de Quinto.
La dirección de Ciudadanos aclara que Rivera está “muy atento a los asuntos de la actualidad” porque obviamente lo que ocurre en agosto sí existe, pero a lo que se refiere Ciudadanos es que en agosto no existe la posibilidad de sacar rentabilidad mediática y electoral a la actualidad. La gente está de cerveceo y harta de tanta turra, viene a decir Ciudadanos, así que... ¿para qué intervenir en política en agosto si apenas se van a obtener beneficios tácticos?
Lo que descansa en el fondo de todo esto es una visión muy superficial de la política y del papel de sus representantes. Es el signo de los tiempos que vivimos, pero en el caso de Ciudadanos esta tendencia está mucho más acentuada. Antes que por un ejercicio sensato de la política como herramienta para mejorar la vida de las personas, Ciudadanos parece preferir el marketing destinado a calentar las redes sociales, la política al servicio de las encuestas y los golpes de efecto a lo “Pedro Sánchez y su banda”. Antes que desarrollar el proyecto liberal que se le supone, parece apostarlo todo a intentar adelantar al PP con populismo de derechas y nacionalismo. Qué daño han hecho los asesores, que dice Antón Losada.
Dice Solo, el protagonista de una de las novelas de David Trueba, que “el amor del verano es un subgénero del amor, del gran amor que nunca podrá tener lugar en verano” y añade “que la canción del verano es siempre la peor canción del verano”. Al periodismo se le ha atribuido también cierto desprecio al mes de agosto: los periodistas estrella se van a la playa, los periódicos se ponen a dieta y se recurre al tópico de la expresión “serpiente de verano”, esas historias -algo o bastante infladas- que no tendrían acomodo el resto del año. Una de esas serpientes ha sido siempre Gibraltar.
En agosto, las instituciones bajan la persiana y los políticos se van de vacaciones, así que los periodistas que se quedan atrapados en las redacciones tienen que buscar historias bajos las piedras. Es decir, tienen que hacer periodismo, el periodismo que durante el resto del año está en muchas ocasiones bailando al ritmo que marcan las agendas oficiales y las declaraciones de los políticos. Precisamente por ello, el periodismo del mes de agosto es el más auténtico de todo el año. Y quizás, el mejor.