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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Lo que ve la policía y nadie más

Iker Armentia

La frase es de un ex alto cargo del Gobierno de Patxi López: “Tenemos un problema con la Ertzaintza en Vitoria”. Fue pronunciada en una conversación privada cuando todavía gobernaba el PSE en Euskadi y poco después de la intervención de la policía en la huelga general del 29-M del 2012 que terminó con el joven Xuban Nafarrate ingresado en la UCI de un hospital por un grave golpe en la cabeza. La Ertzaintza sostiene que tropezó y cayó al suelo al huir de varios agentes. La familia del joven afirma, por su parte, que recibió un pelotazo cuando participaba en un piquete informativo.

Este es el vídeo que hizo público la familia el 9 de mayo de 2012, dieciséis días después de que el consejero de Interior, Rodolfo Ares, compareciera en el Parlamento vasco. Echémosle un vistazo y comparemos las dos versiones.

Ares señaló, y cito la información de EiTB tras su comparecencia, que cuando Xuban corría hacia la valla del Instituto Ekialdea, cayó al suelo y al acercarse un ertzaina, el joven forcejeó con el policía que se vio “obligado a reducirle golpeándole en dos ocasiones en las piernas con el bastón policial reglamentario”.

Inexactitud número 1: Difícilmente Xuban pudo forcejear hasta el punto de que un agente tuviera que reducirle a porrazos. Como se ve en la grabación, cae a plomo.

Cito ahora la información de El Correo tras la comparecencia de Rodolfo Ares:

Ares también explicó que mientras el agente reducía a Nafarrate, un grupo de ocho jóvenes se acercó «con el propósito de evitar la acción policial». Por eso, el que portaba la escopeta «realizó un disparo sin pelota, apuntando hacia el cielo»

Inexactitud número 2: Ningún grupo de ocho jóvenes se acerca al ertzaina que retiene a Xuban para evitar la acción policial. Salen todos corriendo de la escena para huir de la policía.

Inexactitud número 3: El ertzaina no realiza el disparo DESPUÉS de la caída de Xuban y de que presuntamente se acercaran ocho jóvenes. El sonido del pelotazo se escucha ANTES de que caiga Xuban.

He visto infinidad de veces el vídeo y es imposible discernir si Xuban recibe un pelotazo, pero lo que queda claro es que la versión oficial de la policía que Rodolfo Ares defendió en el Parlamento vasco tiene muchas grietas y está repleta de afirmaciones inexactas (por utilizar un término benévolo).

Al final, un juzgado de Vitoria archivó la denuncia de Xuban Nafarrate contra la Ertzaintza, aunque el Ararteko, Iñigo Lamarca, ha denunciado que la policía no le facilitó toda la información e insiste en la necesidad de una investigación profunda e imparcial.

¿Por qué escribo sobre unos hechos que ocurrieron hace más de un año en Vitoria? Porque la historia no termina ahí y el problema de los atestados inexactos se extiende a varios jóvenes que, al día siguiente de que Xuban terminara en el hospital, protestaron contra la intervención policial en una concentración no comunicada que se celebró en la Plaza de la Virgen Blanca. Allí estaban, entre otros, familiares de Xuban y compañeros del movimiento Acampada Gasteiz surgido del 15-M. Hubo tensión, gritos contra la policía, se produjo alguna carga pero la situación no pasó a mayores.

Pues bien, un año después hemos conocido que la fiscalía pide un total de 17 años de cárcel para 7 jóvenes por provocar disturbios públicos. Esto es un extracto de lo que dice la fiscalía apoyada en la versión policial:

“Concretamente, los acusados David Moreno y Alejandra Galleguillos, en el curso de la mencionada concentración, profirieron gritos e insultos hacia los agentes actuantes, tales como: hijos de puta, mercenarios, txakurrak, asesinos... siendo identificados con posterioridad por el agente uniformado con número cautelar XXXXX, con graves dificultades dado que al tratar de separar a dichas personas para solicitar su identificación un gran número de personas se arremolinó contra el citado agente y sus compañeros tuvieron que realizar una carga en cada una de las identificaciones.”al tratar de separar a dichas personas para solicitar su identificación un gran número de personas se arremolinó contra el citado agente y sus compañeros tuvieron que realizar una carga en cada una de las identificaciones.“

Yo estuve allí porque tuve que cubrir la concentración para la Cadena Ser. Lo que vi y el contenido de los vídeos que están colgados en internet no concuerdan con este relato. La acusación contra David y Alejandra no se sostiene.

Vayamos por partes.

David Moreno es un chaval que sale de sus clases de fotografía en la Escuela de Artes y Oficios y pasa por la Virgen Blanca. Ni siquiera participa en la concentración. Va montado en bici y aprovecha para grabar con su móvil lo que está ocurriendo hasta que es retenido por la policía.

Veamos un vídeo (a partir de 00:45).

Y hay más vídeos (1, 2 y 3)

Como se puede comprobar con facilidad no hubo un “gran número de personas” que se arremolinó sobre el agente ni tuvieron que cargar para identificarle. David va en bici, solo, y de repente un ertzaina lo baja de la bici y se lo lleva. Lo que relata la fiscalía no se corresponde con la realidad. Es falso, pero David tendrá que defender su inocencia con el temor de enfrentarse a una pena de cárcel. La fiscalía pide para él un año y medio de prisión por desórdenes públicos.

Kafkiano.

¿Y Alejandra Galleguillos? ¿Hubo también cargas para identificarla? ¿Se arremolinó gente para evitar la identificación? ¿Hubo “graves complicaciones” para conseguir su identificación?

En el caso de Alejandra, lo vi con mis propios ojos y lo grabé con el móvil.

La Ertzaintza carga porque algunos manifestantes empiezan a gritar consignas contra la policía. Algunos concentrados salen corriendo. Alejandra (la chica con la falda naranja) se queda parada mirando la escena como la mayoría de los manifestantes. Uno de los policías que vuelve la toma por el brazo ante la sorpresa de la gente que está en la plaza (incluída la mía) y se la lleva sin mayores problemas hacia las furgonetas policiales. Ni gente rodeando a policías ni cargas para poder identificarla ni graves complicaciones.

¿David y Alejandra causaron desordenes públicos aquella tarde? ¿Levantaron barricadas, se pusieron capuchas y quemaron contenedores? ¿Tiraron cócteles molotov a la policía? ¿Golpearon a agentes? ¿Provocaron incidentes? ¿De verdad alguien puede ir a la cárcel por esto? ¿En serio alguien puede ir a la cárcel por grabar con su móvil o por asistir a una concentración? ¿En serio?

El relato policial asumido por la fiscalía sobre David y Alejandra no tiene ni pies ni cabeza e invita a cuestionar las acusaciones contra los otros 5 jóvenes que participaron en esa concentración.

Y podría poner otro ejemplo. El de un sindicalista veterano de Comisiones Obreras detenido a golpes contra el suelo en otra jornada de huelga. Una compañera de la radio fue llamada a testificar en el juicio en el que se le acusaba (el mundo al revés, otra vez) de agredir a los policías. El sindicalista asumió una multa para evitar el riesgo de una condena peor.

¿Qué es lo que está ocurriendo? Evidentemente, como dijo ese alto cargo del Gobierno Vasco al que citaba al inicio del artículo, tenemos un problema con la Ertzaintza en Vitoria y no sólo en Vitoria. Y ya que Rodolfo Ares no pudo o no quiso solucionarlo, la actual consejera de Interior, Estefanía Beltrán de Heredia, debería hacerlo cuanto antes. No valen excusas.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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