A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
Un lío no implica ingobernabilidad
Ni antes era malo ni ahora es mejor. Sencillamente es diferente. Hay nuevas fuerzas parlamentarias y hay una necesidad evidente de llegar a acuerdos en un escenario endiablado y casi imposible. No me atrevería a decir el Gobierno que va regir el destino de España. Sí que me atrevo a decir que ha sido un lío.
Este nuevo Parlamento, mucho más plural, se ha constituido con la misma Ley Electoral con la que la ciudadanía española dio la mayoría absoluta al PP hace cuatro años. Toda la campaña hemos oído hablar de que era la muerte del bipartidismo y sinceramente creo que es una solemne tontería, porque aunque en España había dos partidos dominantes, no es cierto que los ciudadanos no tuvieran otras opciones. Las había y sencillamente no se utilizaban.
Aclarado este punto, saludo con esperanza la necesidad de diálogo y pacto, aunque vaya a ser un lío importante formar gobierno. La iniciativa de salida le corresponde al PP pero ya veremos qué pasa. Veremos si hay o no hay cambio.
Mirar a Euskadi lleva a pensar en un terremoto político por la irrupción de Podemos y el fracaso de Bildu. Sin embargo, este voto es un espejismo producto de las elecciones generales y del programa de la nueva formación que ha incluido el referéndum de autodeterminación. Muchos de estos votos volverán a su propietario en las autonómicas vascas de 2016. Pese a ello, Podemos en Euskadi debe estar contento.
El efecto autodeterminación también ha jugado en Catalunya y Podemos se ha convertido en la primera fuerza política dejando a los promotores de la independencia (Esquerra y Convergencia) en una posición delicada. En definitiva, que el panorama no está nada claro y que los españoles que han optado por la pluralidad deberán ver cómo los partidos son capaces de pactar entre diferentes. Que sea un lío no quiere decir que sea ingobernable.
Ni antes era malo ni ahora es mejor. Sencillamente es diferente. Hay nuevas fuerzas parlamentarias y hay una necesidad evidente de llegar a acuerdos en un escenario endiablado y casi imposible. No me atrevería a decir el Gobierno que va regir el destino de España. Sí que me atrevo a decir que ha sido un lío.
Este nuevo Parlamento, mucho más plural, se ha constituido con la misma Ley Electoral con la que la ciudadanía española dio la mayoría absoluta al PP hace cuatro años. Toda la campaña hemos oído hablar de que era la muerte del bipartidismo y sinceramente creo que es una solemne tontería, porque aunque en España había dos partidos dominantes, no es cierto que los ciudadanos no tuvieran otras opciones. Las había y sencillamente no se utilizaban.