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La rabieta de Iglesias

Hace dos semanas pregunté a una militante cualificada de Podemos cómo era posible que ella apoyara la formación de tanto grupo parlamentario en el seno de su partido cuando esto hacía ingobernable al propio partido. Su respuesta me dejó helado. Me dijo que no era relevante, que estaban todos de acuerdo y que en el partido se hacía solamente por dinero. Luego este tema trascendió y se negó. No puedo decir que este sea el motivo de la propuesta porque desde Podemos se han dedicado a desmentirlo. Solamente cuento una anécdota. Lo que sí me queda claro es que la no creación de cuatro grupos es un problema para el señor Iglesias y para su formación. Sabía perfectamente que el Reglamento del Congreso no lo permitía y aun así lo pactó con sus socios regionales. Como era de esperar, Podemos y sus socios tendrán un único grupo y que esto cambie dependerá de una reforma del Reglamento; algo que no es imposible. Lo curioso ha sido la rabieta de Iglesias.

El diputado Iglesias parece aún en campaña y se encuentra dolido, muy dolido. Parece que su voluntad de pacto es o que le dan la razón o se enfada. En un tono mitinero ha acusado antes de la votación para elegir la Mesa del Congreso a los socialistas de entregarse por un cambio de sillones al PP. Flojo argumento para la tercera fuerza, que ocupará su parcela de poder en la Mesa del Congreso. Iglesias debe saber que son cosas distintas la formación de las Mesas de las Cortes Generales, la conformación del Gobierno y la reforma de la Constitución.

En todo caso, todo el mundo debe saber que se debe respetar la pluralidad de las urnas y que el entendimiento pasa por pactar con los diferentes y no por las rabietas por no haber logrado lo que no era posible lograr: hacer de un solo partido cuatro grupos parlamentarios. Terrible el concepto y terrible la rabieta y el tono mitinero y electoral. Parece que su objetivo sea solo que se vuelva a votar y no transformar España. No olvide usted señor Iglesias que una reforma constitucional, que usted dice querer, exige pactar con el PP por un doble motivo. Es la primera fuerza en España y cualquier reforma constitucional exige además un pacto entre todos. Cualquier cambio sin acuerdo nos lleva al constitucionalismo español del siglo XIX donde las constituciones eran papeles al servicio del partido en el gobierno. Ese modelo no sirve.

Por último, decirle al neófito Iglesias que la constitución del Gobierno es otra cosa y que aunque necesita acuerdo no debe incluir a todos, solo debe lograr pactos e investiduras y España hoy se merece un Gobierno de mente abierta, transformador y pactista por varios motivos como son Cataluña, la crisis, la exclusión social y la competitividad. Pero eso requiere mente abierta y no rabietas. Eso requiere ceder y no pensar que siendo el cuarto partido se puede imponer una verdad absoluta porque las verdades absolutas no existen.

Hace dos semanas pregunté a una militante cualificada de Podemos cómo era posible que ella apoyara la formación de tanto grupo parlamentario en el seno de su partido cuando esto hacía ingobernable al propio partido. Su respuesta me dejó helado. Me dijo que no era relevante, que estaban todos de acuerdo y que en el partido se hacía solamente por dinero. Luego este tema trascendió y se negó. No puedo decir que este sea el motivo de la propuesta porque desde Podemos se han dedicado a desmentirlo. Solamente cuento una anécdota. Lo que sí me queda claro es que la no creación de cuatro grupos es un problema para el señor Iglesias y para su formación. Sabía perfectamente que el Reglamento del Congreso no lo permitía y aun así lo pactó con sus socios regionales. Como era de esperar, Podemos y sus socios tendrán un único grupo y que esto cambie dependerá de una reforma del Reglamento; algo que no es imposible. Lo curioso ha sido la rabieta de Iglesias.

El diputado Iglesias parece aún en campaña y se encuentra dolido, muy dolido. Parece que su voluntad de pacto es o que le dan la razón o se enfada. En un tono mitinero ha acusado antes de la votación para elegir la Mesa del Congreso a los socialistas de entregarse por un cambio de sillones al PP. Flojo argumento para la tercera fuerza, que ocupará su parcela de poder en la Mesa del Congreso. Iglesias debe saber que son cosas distintas la formación de las Mesas de las Cortes Generales, la conformación del Gobierno y la reforma de la Constitución.