Este blog pretende ser la primera ventana a la publicación de los futuros periodistas que ahora se están formando en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV/EHU. Son las historias que los propios estudiantes de periodismo proponen a nuestros lectores.
El armario del deporte
La vida del deportista no es fácil: vives el día a día preparándote para otro día, el de la competición. Pero muchas veces la competición no es lo que nosotros, desde nuestros televisores, vemos. No pocos deportistas ocultan un problema que la sociedad no quiere escuchar: su orientación sexual. Para ellos, acostumbrados a luchar y vencer, no es más que un obstáculo continuo que sólo pueden vencer con otro salto de altura.
España es un país del primer mundo en el que las convicciones sociales están, a priori, cada vez más establecidas. Todos creemos estar libres de prejuicios, aunque la realidad diga lo contrario. Y el deporte es un reflejo de la sociedad. En sus eventos todavía se utilizan cánticos homófobos, del tipo “Guti maricón”, o a las jugadoras de fútbol estadounidenses que escucharon el famoso “Bicha”, un insulto homófobo que se escuchó en los pasados Juegos Olímpicos de Brasil a voz de 10.000 personas.
Rosa Montero en su artículo 'Muy Machos' en El País afirmaba lo siguiente: “Según diversos estudios internacionales, el porcentaje de homosexuales se mantiene más o menos estable en todas las culturas y se mueve en una franja entre el 2% y el 7% de la población”. Sin embargo, el deporte no sigue estas directrices. Por ejemplo, en los JJ OO de Londres solo 20 atletas de 20.000 se declararon abiertamente gais, mientras que en los JJ OO de Río de Janeiro fueron 43 de entre los más de 10.000 deportistas que participaron, siendo estos últimos juegos en los que más representación LGBT hubo.
“Creo que existe un miedo generalizado por los deportistas que practican un deporte ‘masculino’ por llevar su sexualidad con total naturalidad, por la presión social a la que son sometidos una vez se abren en público”, explica Unai Arrieta, campeón de Euskadi de gimnasia rítmica. “Puede que haya clubes de renombre a los que por imagen no les interese que se sepa la verdad, ya que, por mucho que nos pese, hay que luchar contra la homofobia en muchos aspectos de la sociedad”, añade.
“En la mayoría de los deportes, entre ellos el baloncesto, se prima y se valora la agresividad y la competitividad por encima, muchas veces, del respeto o del juego limpio”, argumenta Iñaki Sanz, exjugador de Basket Navarra Club y CB Obradoiro.
Respeto y orientación sexual
Y es verdad. El deporte es la lucha entre dos personas o dos equipos por conseguir una victoria, en donde parece que todo lo que vale para derrotar al rival, suma. Un ejemplo de esta conducta fue la que se produjo después de que el guardameta del Bayern de Münich, y de la selección alemana, Manuel Neuer, animará en una rueda de prensa a jugadores homosexuales para que lo expresaran abiertamente sin ningún miedo. La respuesta a este comentario del mundo del fútbol fue especular que el portero alemán era homosexual. Y no sólo eso. Las aficiones rivales usaron el rumor para atacarle en los partidos siguientes a la declaración.
Sin embargo, hay excepciones. El Muay Thai, o boxeo tailandés, es una de ellas. Nong Toom es uno de los campeones del deporte, y es transexual. “Si en algo se basa el Muay Thai es en el respeto, y eso da cabida a todo el mundo, sea cual sea su orientación sexual”, explica Ion Imanol Rodríguez, luchador, entrenador y director del gimnasio Qbak. “Tailandia es un país libre en cuanto a sexualidad, está totalmente normalizado”, apunta el navarro.
Por desgracia, parece que el deporte sigue otro camino. “Es cierto que por la experiencia que tengo parece que la homosexualidad en el deporte masculino profesional no es tan común como en el resto de la sociedad. [...] También opino que muchos jugadores homosexuales no se atrevan a admitirlo por miedo a sentir rechazo en el vestuario”, afirma de nuevo Iñaki Sanz.
Quizás el caso más alarmante sea el del fútbol, ya que es el deporte con más repercusión en nuestro país, y no cuenta con ningún futbolista homosexual en sus filas. Ha habido periodistas que han intentado conseguir testimonios de futbolistas homosexuales. Es el caso de Michael Robinson, que en el programa Informe Robinson hizo un reportaje sobre ello. Él mismo declaró a Jot Down en el reportaje 'En el armario del fútbol español' que no hubo manera de conseguir que nadie de dentro le ayudase, y eso que, según él, rastrearon mucho. “Cuando yo era jugador, en los años 70-80 el fútbol era un nido de machismo. El tema de la homosexualidad no se hablaba, ni se planteaba; era algo impensable. No se tenía la información ni la conciencia que hay ahora. Por eso me parece acojonante que siga ocurriendo hoy en un país tan tolerante como España. Me hace pensar que las leyes van muy por delante de la sociedad”, sostiene el comunicaador inglés.
“El fútbol es homófobo, y muchos futbolistas son homosexuales y tienen miedo a decirlo. [...] Ocultan su condición sexual por miedo a perder su ‘hombría’, e incluso llegan a pensar que si lo hiciesen público no contarían con ellos en selecciones o campañas publicitarias”, opina una ex-futbolista de segunda división que ha preferido mantenerse en el anonimato, ya que es “muy vergonzosa”. Todavía existe “discriminación y exclusión” con este tipo de temas, confiesa.
El problema es visible. Equipos de fútbol, como el Rayo Vallecano o el Osasuna ya se han posicionado ante el tema. Osasuna lo hizo público a través de la campaña promovida por la revista Panenka que consistía en que los capitanes del equipo, en este caso Miguel Flaño y Roberto Torres, lucieran un brazalete con los colores de la bandera arcoíris. A esta iniciativa también se sumaron otros equipos de La Liga Santander como el Eibar, el Granada, Las Palmas, el Leganés y el Sevilla, además de equipos de LaLiga 1|2|3, como el Rayo Vallecano, el Girona o el Reus, y de Segunda B, como el Real Murcia, el Mérida, el Recreativo de Huelva y el Extremadura. La idea fue originaria de Inglaterra donde equipos de la Premier League lucieron el brazalete arcoíris, además de que algunos jugadores y árbitros llevarán los colores de esta bandera en los cordones de las botas.
Pese a la presión, ya hay deportistas de élite que han expresado abiertamente su orientación sexual. Es el caso del futbolista Thomas Hitzlsperger, ex-jugador de Lazio, Everton, Wolfsburgo o Stuttgart, además de ser internacional alemán. Sin embargo, el jugador esperó a retirarse del fútbol profesional para salir del armario.
En España también existen casos similares, aunque ninguno en deportes mediáticos. Es el caso del waterpolista Víctor Gutiérrez, jugador del Canoe e internacional con la selección española, y el patinador olímpico Javier Raya. Ambos son de los pocos deportistas españoles que han hablado abiertamente sobre su sexualidad.
El waterpolista lo hizo público en la revista Shangay donde declaró que como deportista homosexual sentía la necesidad de “dar la cara”. “Las cosas serían más fáciles si figuras de los deportes más mediáticos, como el fútbol y el baloncesto, dieran algún día el paso al frente. Ellos son referentes en todo el mundo y podrían influir en la opinión de millones de personas”, señaló.
Al parecer, el deporte es un lugar hostil para deportistas homosexuales. Es una continua carrera de obstáculos, que parece no tener ni meta ni recompensa. Y no solo compiten contra ellos mismos, ni contra sus compañeros de profesión, luchan contra una sociedad que no es capaz de admitir que tiene un problema.
La vida del deportista no es fácil: vives el día a día preparándote para otro día, el de la competición. Pero muchas veces la competición no es lo que nosotros, desde nuestros televisores, vemos. No pocos deportistas ocultan un problema que la sociedad no quiere escuchar: su orientación sexual. Para ellos, acostumbrados a luchar y vencer, no es más que un obstáculo continuo que sólo pueden vencer con otro salto de altura.
España es un país del primer mundo en el que las convicciones sociales están, a priori, cada vez más establecidas. Todos creemos estar libres de prejuicios, aunque la realidad diga lo contrario. Y el deporte es un reflejo de la sociedad. En sus eventos todavía se utilizan cánticos homófobos, del tipo “Guti maricón”, o a las jugadoras de fútbol estadounidenses que escucharon el famoso “Bicha”, un insulto homófobo que se escuchó en los pasados Juegos Olímpicos de Brasil a voz de 10.000 personas.