Blogs Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Botellón y salir de compras: un mismo acto (Ernai)

Las jóvenes somos un problema, un gran problema para esta sociedad. O al menos eso parece si nos centramos en las típicas tertulias de televisión que emiten por las tardes. Tratando temas problemáticos como... el botellón. Un tema recurrente, que aparece cada X tiempo y parece ser, nunca avanza. Un tema cívico, o de drogodependencia y desfase juvenil o simplemente delictivo. Eso sí, de gran polémica. Y como cuando discutía Homer Simpson con el expresidente Bush, “pues va a tener problemas. No, las va a tener usted. Problemazos. Para usted! Ouch!”

No cabe duda de que es un tema de gran morbo para la carroña de la telebasura. Tiene todos los elementos necesarios: alcohol, juventud, ocupación del espacio publico ergo delincuencia ergo Policía ergo enfrentamientos entre jóvenes y policías. Pero tampoco cabe duda de que es un tema muy complejo, que se puede observar desde varios prismas y que merece analizar los porqués de este fenómeno muy a fondo. Cosa que (qué casualidad) en las tertulias nunca se hace, mas alla claro está, de polemizar y condenar todos estos fenómenos desde un punto de vista paternalista.

Pues bueno, vamos a intentar analizar este tema desde un punto de vista juvenil. ¿Por qué salimos las jóvenes a la calle de forma masiva a beber y emborracharnos?

El primer elemento que hay que tener en cuenta es la función social que cumplen las drogas (y el alcohol en particular) en nuestra sociedad. Es decir, es un tema cultural. Es sabido de que desde las civilizaciones más primitivas y protodemocráticas las drogas han cumplido la función social de celebración de días o eventos señalados. Costumbre que en Euskal Herria al menos se mantiene.

A todo esto hay que añadirle la función social de relacionarnos en espacios públicos o privados para nuestra aceptación social y enriquecimiento como persona. Entre las adolescentes el querer ser mayores, independientes, etc. y en consecuencia imitarlas... puede que sea otra razón para consumir el alcohol. El papel que cumple el alcohol en estos procesos y el porqué de todo ello sería tema de otro análisis. Pero estos elementos no son suficientes para analizar el consumo desmedido del alcohol hoy en día en nuestra sociedad.

Hay que añadir al análisis otros dos elementos importantes: la sociedad del consumismo y desfase desmedido (en todos los sentidos: sea el consumo del alcohol o el de salir de compras). Y todas las consecuencias que ello acarrea.

El consumo incontrolado es el pilar del capitalismo neoliberal. Es el elemento que se extiende a todos los niveles, a todas las costumbres y cosas de nuestro ocio. La cultura del desfase es un elemento convergente con el modelo de vida capitalista. Trabaja (si puedes o tienes) cinco días ocho horas más horas extra, vete al gimnasio, haz unas pocas labores de casa... Y el sábado... ¡DESFASE! Sexo, drogas y rock&roll (reggaetón) ¡a mogollón! Es la consecuencia de nuestras vidas veloces y desequilibradas. Lo cultural se convierte en estructural.

Pero la historia no acaba aquí. Porque las jóvenes podríamos desfasarnos en los bares o en las discotecas. Pero ¿por qué salimos a la calle? Sociedad de consumismo y precariedad. ¿Os suena el binomio? No tenemos pasta como para pagar el precio de una cerveza en el bar hasta enborracharnos. ¿Para qué, si puedo pillar en el Súper al precio de un botellín una botella de vodka y dos litros de kas naranja?

Es una consecuencia mas de esta precariedad de vida que se nos ofrece. Pero esto en sí no seria un problema para esta, a veces, tan falsa e hipócrita sociedad si no fuera por un par de cosas: uno, jóvenes borrachas tiradas en la calle, espejo de las vergüenzas de nuestra sociedad. Imágenes demasiadas crudas para los ojos más puros. Dos, ciudades escaparate, modelo, que más que para sus propios habitantes viven para intereses particulares, para dar imagen de algo que en realidad no son, y que por consecuencia privatizan el espacio público reprimiendo a todo aquel que haga uso de ello (sea para beber, para protestar, para pedir dinero...)

Estos pueden ser algunos elementos para analizar el botellón. ¿Es un escándalo para la sociedad? Puede. ¿Es un problema juvenil? Claramente, no. Es el espejo de esta sociedad consumista y (auto)represiva. ¿Dónde está el límite? ¿Cuál es la solución? Pues como en todo: el consumo responsable. Y eso es una tarea pendiente para todas.

Las jóvenes somos un problema, un gran problema para esta sociedad. O al menos eso parece si nos centramos en las típicas tertulias de televisión que emiten por las tardes. Tratando temas problemáticos como... el botellón. Un tema recurrente, que aparece cada X tiempo y parece ser, nunca avanza. Un tema cívico, o de drogodependencia y desfase juvenil o simplemente delictivo. Eso sí, de gran polémica. Y como cuando discutía Homer Simpson con el expresidente Bush, “pues va a tener problemas. No, las va a tener usted. Problemazos. Para usted! Ouch!”

No cabe duda de que es un tema de gran morbo para la carroña de la telebasura. Tiene todos los elementos necesarios: alcohol, juventud, ocupación del espacio publico ergo delincuencia ergo Policía ergo enfrentamientos entre jóvenes y policías. Pero tampoco cabe duda de que es un tema muy complejo, que se puede observar desde varios prismas y que merece analizar los porqués de este fenómeno muy a fondo. Cosa que (qué casualidad) en las tertulias nunca se hace, mas alla claro está, de polemizar y condenar todos estos fenómenos desde un punto de vista paternalista.