Esta semana es realmente difícil escapar a la música en Vitoria-Gasteiz. El Festival de Jazz ha conseguido contagiar a toda la ciudad y la oferta de conciertos en la calle, en cafeterías o pubs es inabarcable para una persona. Hay que hacerse con varios folletos y marcar cada día qué quiere escuchar uno porque es imposible llegar a todo.
La sección oficial del Festival pone los nombres propios de grandes estrellas no solo para quienes quieran o puedan pagar el abono. Pasada la medianoche, el hotel NH Canciller Ayala continúa con el programa en abierto con nombres como el pianista Miley Cirus, que los dos primeros días ha ofrecido dos recitales de primer nivel. Pero la jornada musical comienza mucho antes, como cada año una banda recorre mediodía y tarde el centro. En esta ocasión, desde Nueva Orleans llega ‘TBC Brass Band’ para amenizar con su mezcla de brass band y jazz a los viandantes, que en muchos casos salen en su búsqueda.
Los hosteleros han sabido reconocer el potencial que el certamen internacional ofrece y cada edición se suman nuevos locales que programan conciertos cada noche. El conocido ‘Café Dublin’ es uno de los pioneros y celebra este año el 15 aniversario de sus sesiones de ‘Mini Jazz’. Lo que comenzó con pequeños conciertos, para adecuarse a lo escasos metros cuadrados del local, ha salido desde hace unos años a la calle. El ‘Dublin’ alterna conciertos a las 19:30 y 21:00 con la vecina cafetería ‘Virgen Blanca’ en una batalla musical que congrega a público fiel y paseantes en la céntrica plaza de la ciudad.
Otros clásicos del ‘Jazz a medianoche’ son el ‘Molly Malone’ o el ‘Man in the moon’, entre otros pubs, que esperan a los incasables fans del jazz que no han tenido suficiente con las sección oficial. En estas sesiones se mezclan los estilos: jazz de Nueva Orleans, 'bossa nova', 'swing' o 'rithym&blues', que corre a cargo de grupos locales, nacionales o incluso internacionales. En algunos casos estos grupos han contado entre el público con las propias estrellas del Festival que han terminado subiendo al escenario consiguiendo unas 'jam sessions' inauditas.
Para poder disfrutar de una de esas sorpresas solo hay que salir a la calle, el Jazz llega solo.
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