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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Peligro en la calle

OjoCrítico.com

Personaje de construcción modélica donde los haya, Harry Callahan, nació para instalarse desde el primer momento en el lugar donde habitan los personajes legendarios.

Concebido en un principio para ser encarnado por Frank Sinatra, fue Clint Eastwood quién se consagraría definitivamente al interpretarlo. Está claro que el azar siempre hace de las suyas para bien y para mal. El guión, firmado por Harry Julian Fink, Rita M. Fink y Dean Reisner, posee una de las creaciones de antihéroe policiáco más influyentes que hayan existido.

Como todo personaje mítico que se precie, tiene frases ingeniosas con la fuerza de un aforismo que de inmediato son adoptadas por el público en su uso cotidiano del lenguaje. Expresiones como “alégrame el día”, “es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo” o “Sé lo que estás pensando, cerdo. Si disparé seis balas o solo cinco. Te aseguro que yo también he perdido la cuenta, pero siendo este un Magnun 44, el mejor revolver del mundo capaz de volarte los sesos, ¿no crees que deberías pensar que eres afortunado? Contesta hijo de perra” y muchas otras marcaron época. El filme, estuvo dirigido por Don Siegel con quién Eastwood había trabajado con anterioridad en la magnífica ‘La jungla humana’ (1968), ‘Dos mulas y una mujer’ (1970) y ‘El seductor’ (1971). El mítico actor, solía bromear con su amigo director llamándole Siegelini, en un claro guiño al director de las películas que le dieron a conocer, dirigidas por el gran Sergio Leone. Estos dos directores, supondrán una referencia constante en la carrera del director e intérprete de Callahan. Desde el punto de vista actual, las escenas de acción en las que se ve envuelto el personaje pueden parecer simples, pero es precisamente este aspecto el que le confiere a la película verosimilitud, pues se consigue un gran efecto de autenticidad.

En la escala de valores del protagonista, se ha querido ver por determinados sectores, una apología del fascismo. En palabras de Eastwood: “Callahan observa que ciertos mecanismos del sistema no funcionan e intenta mejorarlos. Eso no es fascismo, es lo contrario al fascismo.” Sin entrar en un análisis de tipo político, el guión de ‘Dirty Harry’ ofrece una experiencia pocas veces igualada con tal brillantez en la orquestación de todos los elementos de desarrollo dramático que ofrece el excepcional guión. Y el resto de ingredientes fílmicos, como la extraordinaria música de Lalo Schifrin o la fotografía de Bruce Surtees no desentonan con el soberbio libreto. Como inspector de policía de San Francisco, Harry, tendrá que enfrentarse al caso de un psicópata asesino francotirador y al chantaje al que pretende someter a la ciudad. El resto…es historia del cine.

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Personaje de construcción modélica donde los haya, Harry Callahan, nació para instalarse desde el primer momento en el lugar donde habitan los personajes legendarios.