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Salvar al soldado Ryan VS. La delgada línea roja
En el año 1998 la cosecha cinematográfica fue notable. Entre otros acontecimientos, el movimiento danés Dogma 95 puso en marcha sus teorías en dos películas, 'Celebración' de Thomas Vinterberg y 'Los idiotas' de Lars von Trier. El cine alemán resurgió de sus cenizas con la aparición de una curiosa mujer de pelo rojo en 'Corre, Lola, corre' de Tom Tykwer. Y, junto a la singular presencia de Jeff Bridges como El Nota en 'El gran Lebowski' de los hermanos Cohen, fueron estrenadas tres películas españolas que influyeron bastante en el desarrollo del cine patrio: la primera película de la saga de 'Torrente' como culmen de lo casposo e irremediablemente gracioso -¡y sólo en la primera película!-, 'Barrio' de Fernando León de Aranoa y 'Los amantes del Círculo Polar' de Julio Medem.
También fue el año en el que el género bélico experimentó una regeneración impresionante. Ello se debe al trabajo de dos adalides del denominado Nuevo Cine Americano, Steven Spielberg (1946) y Terrence Malick (1943), con 'Salvar al soldado Ryan' y 'La delgada línea roja', respectivamente. Ambas, ambientadas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), se han convertido en dos de las mejores películas de la década de 1990 y han ejercido una influencia importante en el desarrollo del género.
No hace falta decir mucho sobre el argumento de 'Salvar al soldado Ryan', sencillo y representado de manera hiperrealista. El capitán Miller (Tom Hanks), tras haber desembarcado en la playa de Omaha durante la invasión de Normandía el 6 de junio de 1944, recibe junto con sus hombres del segundo batallón de Rangers la misión de salvar a un soldado, James Francis Ryan (Matt Damon), un paracaidista de la 101 Aerotransportada, cuyos hermanos han caído en varios frentes de batalla. El pelotón tendrá que luchar contra los alemanes y sacrificarse para salvar la vida de un hombre que parece no ser importante, aunque la vida de toda persona sí lo es.
Por otra parte 'La delgada línea roja', basada en una obra de James Jones, un exsoldado que sirvió en el frente del Pacífico y autor de la novela 'De aquí a la eternidad' –de la que Fred Zinneman realizaría la célebre adaptación en 1953-, está ambientada en la batalla de Guadalcanal (1942-1943). En este film, la batalla sirve para que Malick nos haga plantear la pregunta sobre el sentido de la guerra en este mundo, así como también pueden apreciarse un conjunto de personajes en los que vemos las distintas actitudes e inquietudes de cara a esta batalla (que podría ser cualquiera), con un impresionante reparto (Sean Penn, Nick Nolte, James Caviziel, Adrien Brody y un largo etcétera).
Sobre las dos se ha escrito mucho y se ha criticado aún más. Ambas han suscitado división entre los cinéfilos. También, a pesar de todo, han recibido muchos premios: mientras que la cinta de Malick obtuvo el Oso de Oro en Berlín, la de Spielberg se llevó cinco Óscar, incluyendo el de Mejor Director, pero no el de Mejor Película, otorgado a 'Shakespeare enamorado'.
Aún así, en este artículo para Ojo crítico he querido hacer una especie de versión cinéfila del programa “El guerrero más letal” comparando dos películas, y me gustaría saber cuál de las dos es, para los lectores y colaboradores, la mejor: si el gran espectáculo del tío Steven, o la necesaria reflexión filosófica del viejo Terrence. Los críticos sois vosotros y el debate está abierto.
Íñigo Bolao
En el año 1998 la cosecha cinematográfica fue notable. Entre otros acontecimientos, el movimiento danés Dogma 95 puso en marcha sus teorías en dos películas, 'Celebración' de Thomas Vinterberg y 'Los idiotas' de Lars von Trier. El cine alemán resurgió de sus cenizas con la aparición de una curiosa mujer de pelo rojo en 'Corre, Lola, corre' de Tom Tykwer. Y, junto a la singular presencia de Jeff Bridges como El Nota en 'El gran Lebowski' de los hermanos Cohen, fueron estrenadas tres películas españolas que influyeron bastante en el desarrollo del cine patrio: la primera película de la saga de 'Torrente' como culmen de lo casposo e irremediablemente gracioso -¡y sólo en la primera película!-, 'Barrio' de Fernando León de Aranoa y 'Los amantes del Círculo Polar' de Julio Medem.