Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.
Cinco reuniones que no deberían darse para no humillar a la leyenda
La manida frase que dice cualquier tiempo pasado fue mejor suele encontrar bastante buen acomodo en el Heavy Metal. Primero se creyó que los precursores no tendrían relevo, pero lo tuvieron. Después nos dijimos que la década de los 80 sería insuperable, pero lo fue. Llegamos a creer que la revolución estilística de los 90 había exprimido al máximo las posibilidades de evolución de nuestra música, pero la realidad es que estamos en 2015 y hoy hay más grupos que nunca en disposición de llenar grandes recintos, haciendo estilos más abiertos y diversos, sin que ello haya significado que las grandes leyendas hayan desaparecido. Desde Metallica hasta Avenged sevenfold, desde Slipknot hasta Iron Maiden, pasando por Kiss o Babymetal, el Heavy Metal es un género que se ha expandido hasta límites insospechados. Sin embargo, la mirada al retrovisor es inevitable, y todos hubiéramos querido disfrutar más de alguna banda que hoy, al menos con su esencia máxima de brillantez, ya no existe.
Los cinco nombres que hoy quiero destacar son verdaderas leyendas. Casi mitos. Han grabado algunas de las canciones de nuestra vida y, por diferentes razones, acabaron separándose en el mejor momento. Esas rupturas, muchas veces traumáticas, les han marcado de por vida. Tanto, que no hay entrevista, rueda de prensa o encuentro con fans en el que no se les pregunte para cuándo la reunión. Hay quien ha logrado progresar en solitario, incluso alcanzando cotas de éxito tan elevadas como son sus grupos históricos, pero lo que no han alcanzado ya nunca es ese nivel de magia que tenían con sus marcas originales. Nunca veremos a su alrededor esa atmósfera de grandeza.
Y, lo que es peor, muchos fans de las buenas épocas y otros miles y miles que se han ido incorporando después no tuvieron la oportunidad de disfrutar de ellos, todos juntos, en directo. Por eso, es habitual soñar con tal o cual reunión. Sea como sea, creo firmemente que en algunos casos es mejor que no haya reencuentro. Estas son las cinco reuniones que no quiero que se den. El resultado estará muy lejos del mito que todos guardamos dentro:
5- Accept y UDO: durante muchos años, Accept fue el grupo del capitán general, y el pequeño militar el filo de una navaja que pudo grabar himnos como “Balls to the Wall” o “Fast as a shark”. Estos y otros forman parte de la discografía básica de cualquier metalero, y es difícil cansarse de escucharlos. Las desavenencias personales fracturaron el proyecto varias veces, pero la última ha sido la definitiva. Nadie daba un euro por ellos separados aunque esta vez los cálculos han sido erróneos. Lejos de fracasar o vivir de rentas, a día de hoy UDO ha grabado ya quince discos en solitario y la asistencia a sus giras es más que decente. No es menos sorprendente el caso de Accept: reclutaron a un vocalista desconocido, Mark Tornillo, que se ha revelado como un auténtico titán con el micrófono. Es cierto que en el escenario se percibe que aún le tratan como al recién llegado, pero ha permitido actualizar y relanzar la marca alemana. “Teutonic terror” forma parte de los esenciales del Heavy Metal, y sus directos son auténticas fiestas. Han pasado de ser viejas glorias a liderar festivales en apenas cinco años. No tendría ningún sentido la reunión de la formación clásica. En este caso, tenemos dos mejor que uno.
4- Sepultura: los brasileños arrasaron en los 90 gracias a su combinación de exotismo y furia. Su sonido fue transgresor e innovador, y sus directos, cuentan quienes los vieron, auténticos tifones. La tríada “Beneath the remains”, “Arise” y “Chaos A.D.” contribuyó a que el Metal explorara nuevos caminos hacia el salvajismo, y permitió ampliar las fronteras del género, llevándolo a países en los que era desconocido. Con “Roots” nos educaron en nuevos sonidos y, a partir de ahí, la lucha de egos y la aparición de terceras personas les llevó a separarse. Cuando Max Cavalera inició su carrera en solitario todos supimos que no volvería a ser lo mismo. Y no lo ha sido. Hoy Sepultura siguen adelante, con algunos momentos de lucidez pero, en general, poco gancho. Los hermanos Cavalera deambulan por el mundo con varios nombres y ya no sabemos distinguir unos de otros (Soulfly, Cavalera Conspiracy, Nailbomb…). El aspecto de Max, rodeado de su prole, es el de un abuelo de la Kelly family. Reunir al equipo titular, el que glorificó el Metal en Brasil, sólo serviría para enterrarlo definitivamente.
Nos quedarán los viejos vídeos para recordar lo grandes que fueron y nunca más serán.
3- Pantera: la reunión de Pantera es imposible. El asesinato de Dimebag Darrell truncó esa posibilidad. Pero el logotipo de estos genios está cincelado en las tablas de la ley del Metal. Es como Led Zeppelin. Sabemos que algo parecido a una reunión se dará alguna vez, aunque sólo sea una noche, una hora, unos minutos. Algún día pasará. Phil Anselmo clama una y otra vez que la culpa de todo fue suya: su dependencia del alcohol y las drogas destruyó el grupo, y obligó a los hermanos Darrell a seguir por otros caminos. No sabían hacer otra cosa que no fuera música. Sin el soporte de la marca Pantera tuvieron que empezar de cero, en garitos humildes y discretos, y en uno de ellos un trastornado disparó al más virtuoso guitarrista que nuestro estilo dio en los 90. Pasaron los años y Anselmo maduró. Ha pedido perdón pero el rencor acumulado en el hermano mayor de la víctima, Vinnie Paul, no ha desaparecido.
Entretanto, otro héreo de las seis cuerdas, Zaak Wylde, se ha ofrecido a ser el enlace: tocar las notas que firmó Darrell y contribuir a que se retome la amistad. De momento, Paul se niega. No creo que una reunión con Wylde nos vaya a devolver el clima que Pantera irradió hace veinte años. No lo hagáis.
2- Guns N’ Roses: es el rumor estrella de estos meses. Tras años y años de enemistad, lanzándose dardos a través de la prensa, y jurándose enemistad eterna, Axl Rose y Slash se han reconciliado. Axl, que mantenía el nombre de GN’R, ha enterrado un pasado glorioso. Por el contrario, Slash ha ido progresando en solitario. Siempre hábil para asociarse con buenos músicos, ha encontrado en Myles Kennedy a un digno sucesor del mejor Axl. Con su Gibson, ha logrado hacerme que derrame alguna lágrima interpretando solos como el de “Sweet child o’mine” en directo, y me ha conmovido con temas nuevos, actuales y repletos de energía. No vi a los Guns N’ Roses que llenaban estadios por todo el mundo, pero ya lo he superado. Con una reunión, Axl tiene mucho que ganar, y Slash todo que perder. Yo no lo haría, amigo.
1- Helloween: Michael Kiske, Kai Hansen y Michael Weikath, ¿Quién no querría reunir a esos tres genios en un mismo combo? Sólo por la obra maestra “Keeper of the seven keys” ya merecen reconocimiento eterno. Pero como en casos anteriores, hay demasiado gallo para un solo corral. Unisonic, Gamma Ray y Helloween conviven hoy en día con naturalidad. De vez en cuando, se asocian entre ellos y nos hacen reverdecer viejos laureles. Este verano Kiske me hizo derramar algunas lagrimitas cuando en una actuación de Rock meets classic interpretó el queridísimo “I want out”. Sin embargo, una reunión sería ortopédica. Poco natural. No se tragan, o eso nos parece. El pasado, pasado es. Y ellos aún tienen presente que darnos. No a la reunión de la alineación mítica de Helloween.
La manida frase que dice cualquier tiempo pasado fue mejor suele encontrar bastante buen acomodo en el Heavy Metal. Primero se creyó que los precursores no tendrían relevo, pero lo tuvieron. Después nos dijimos que la década de los 80 sería insuperable, pero lo fue. Llegamos a creer que la revolución estilística de los 90 había exprimido al máximo las posibilidades de evolución de nuestra música, pero la realidad es que estamos en 2015 y hoy hay más grupos que nunca en disposición de llenar grandes recintos, haciendo estilos más abiertos y diversos, sin que ello haya significado que las grandes leyendas hayan desaparecido. Desde Metallica hasta Avenged sevenfold, desde Slipknot hasta Iron Maiden, pasando por Kiss o Babymetal, el Heavy Metal es un género que se ha expandido hasta límites insospechados. Sin embargo, la mirada al retrovisor es inevitable, y todos hubiéramos querido disfrutar más de alguna banda que hoy, al menos con su esencia máxima de brillantez, ya no existe.
Los cinco nombres que hoy quiero destacar son verdaderas leyendas. Casi mitos. Han grabado algunas de las canciones de nuestra vida y, por diferentes razones, acabaron separándose en el mejor momento. Esas rupturas, muchas veces traumáticas, les han marcado de por vida. Tanto, que no hay entrevista, rueda de prensa o encuentro con fans en el que no se les pregunte para cuándo la reunión. Hay quien ha logrado progresar en solitario, incluso alcanzando cotas de éxito tan elevadas como son sus grupos históricos, pero lo que no han alcanzado ya nunca es ese nivel de magia que tenían con sus marcas originales. Nunca veremos a su alrededor esa atmósfera de grandeza.