Periodista. Entre rebote y rebote 'cambió' el baloncesto por la actualidad.
No hay borrón con las manchas de sangre
Franco ha muerto. Hace ya varias décadas. De hecho, y lamentablemente, para muchos jóvenes el dictador es un personaje de película. Es uno de los efectos de la falta de memoría colectiva, de una educación que pasa de puntillas por la más triste y negra historia reciente de España. Pero cada cierto tiempo un temblor remueve aquellos años negros y arroja luz a unas tinieblas de impunidad inaceptables en una democracia verdadera.
Ahora ha sido la decisión de María Servini de Cubría, la juez argentina que instruye la querella 4591-10, en la que se investigan los crímenes contra la humanidad ejecutados por el franquismo. La orden internacional de detención de cuatro responsables de crímenes contra la humanidad durante el régimen franquista -el excomisario José Ignacio Giralte González, el exinspector José Antonio González Pacheco, más conocido como ‘Billy el niño’; el exescolta de Franco y de la Casa Real, Celso Galván Abascal, y Jesús Muñecas- ha generado ilusión en los afectados. Ilusión contenida por las maniobras de la Fiscalía española, pero esperanza al fin y al cabo de ser reconocida su injusticia.
No es la revancha lo que mueve a víctimas, familiares y colectivos de apoyo. Eso quedó zanjado en la Transición. Es la dignidad y la justicia. El anhelo de ser un país plenamente democrático que reconoce sus errores y los palía. Un Estado de verdadero derecho no puede tener dos varas de medir según quien cometa el delito.
La violencia es violencia le ejecute un grupo terrorista o la maquinaria de un país dominado entonces por la dictadura fascista. No hay borrón y cuenta nueva cuando la mancha es de sangre. Hay que exigir justicia y memoria como remedio contra todos los terrorismos y, especialmente, si son cometidos con las herramientes del Estado.
Franco ha muerto. Hace ya varias décadas. De hecho, y lamentablemente, para muchos jóvenes el dictador es un personaje de película. Es uno de los efectos de la falta de memoría colectiva, de una educación que pasa de puntillas por la más triste y negra historia reciente de España. Pero cada cierto tiempo un temblor remueve aquellos años negros y arroja luz a unas tinieblas de impunidad inaceptables en una democracia verdadera.
Ahora ha sido la decisión de María Servini de Cubría, la juez argentina que instruye la querella 4591-10, en la que se investigan los crímenes contra la humanidad ejecutados por el franquismo. La orden internacional de detención de cuatro responsables de crímenes contra la humanidad durante el régimen franquista -el excomisario José Ignacio Giralte González, el exinspector José Antonio González Pacheco, más conocido como ‘Billy el niño’; el exescolta de Franco y de la Casa Real, Celso Galván Abascal, y Jesús Muñecas- ha generado ilusión en los afectados. Ilusión contenida por las maniobras de la Fiscalía española, pero esperanza al fin y al cabo de ser reconocida su injusticia.