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Tuitea que algo queda

La Audiencia Provincial de Madrid anula la causa contra Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, por el ‘extraño’ crédito concedido a Gerardo Díaz Ferrán. Es una actuación histriónica. Y las redes sociales, especialmente Twitter, han estado sembradas de reflexiones ingeniosas. Cuando la infanta Cristina veía a su marido medrar creyó que era por su físico y no tenía por qué saber que andaba metidos en negocios poco claros aunque su nombre estuviese bien cerca. Es cierto que ha quedado demostrado que algunas personas, especialmente mayores, sí son capaces de entender lo que es una aportación subordinada financiera o una preferente, pero la infanta, tan siendo ella de jugar con su fox terrier y acariciar a su caballo, no entendía nada de lo que pasaba en su casa. Esa comparación, brillante, la leí en algunas fantásticos ‘tuits’.

La misma infanta, con un DNI tan común, ha vivido episodio esperpéntico con un ‘juego’ de propiedades que cambiaban de manos como en un número de trileros. Solo que en este baile, al final y según cuentan, ni el vaso ni la mesa ni la bolita eran de la infanta ni del trilero, sino de uno que pasaba por allí con un documento de identidad muy parecido. He visto en las redes que mucha gente iba a ir a cobrar la lotería con números parecidos a los premiados para probar suerte. Y aunque nadie ha contado si lo logró, imagino que la cosa no habrá resultado. Ni nadie habrá dimitido en las Loterías. Ni en ningún otro sitio.

Ana Mato abrió un día la puerta de su garaje, no sé si antes o después de desayunar con Minnie Mouse en Euro Disney, y se encontró un Jaguar y cientos de sacos de confeti. Debió pensar que era normal y que sucedía en todos los hogares. Creería, con cierta lógica, que se trataba de un plazo diferido aplazado del regalo de los Reyes Magos. Esas cosas normales que suceden en el barrio Salamanca y cerca de la plaza de Colón en Madrid. Los juegos de palabras que hubo con Disney, Mato el confeti y el Jaguar dan para un artículo entero.

Un chófer de un alto cargo de la Junta de Andalucía iba a comprar droga en el ‘carro’ oficial. Que mola mucho más que hacerlo en autobús urbano. El pobre hombre, que parece que está manchado por la insoportable estafa de los ERE, ha sido objeto de mil burlas por parte de una ciudadanía que tiene una agilidad y una creatividad con los llamados teléfonos inteligentes que hacen parecer tonto a cualquier chorizo de medio pelo. Quevedo, con su ingenio, habría pasado desapercibido en la época de Twitter. Qué de #competencia.

El que fue tesorero del Partido Popular hasta su despido diferido aplazado en no se sabe qué fecha ha repartido sobres a troque y moche con sobresueldos a altos cargos de sus partidos. La palabra ‘sobre’ ha dado un juego en la red espectacular. Sobrecogedor, me atrevería a decir. González Pons, un tipo que ha desbancado a Emilio Zaplana en la lista Forbes de personas más bronceadas, vive de lujo en un pequeño apartamento que pagan empresas con la mayor red de financiación ilegal que se conoce hasta ahora, sin olvidar Filesa, y que tiene abiertas causas en la mitad de las circunscripciones donde el PP ha gobernado con mayoría.

Mariano Rajoy, el que dicen que manda en España, en pleno escándalo por los sobresueldos pagados en su partido con dinero negro, se negó a dar la cara ante la ciudadanía y ofreció una charla retransmitida a la prensa a través de una pantalla de plasma. En el mando de aquel televisor no había botón de preguntas, así que no aceptó ninguna. Y se quedó tan pichi. Pero eso sí, las risas que nos hemos echado con el plasma, el plasta y los sobres. Qué tipo más plano.

En Turquía la ciudadanía ha ocupado la plaza Taksim. En Portugal, la del Comercio. En Grecia, la Syntagma. En Brasil, han salido a la calle en Sao Paolo por la subida del transporte. En España el 15 M ha repetido la escena de ‘La vida de Brian’ entre los opositores a Roma y se ha diluido como un azucarillo. Pero no nos llevemos mal rato. Somos así. Ahora, tuitea su movida y sigue con tu vida.

La Audiencia Provincial de Madrid anula la causa contra Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid, por el ‘extraño’ crédito concedido a Gerardo Díaz Ferrán. Es una actuación histriónica. Y las redes sociales, especialmente Twitter, han estado sembradas de reflexiones ingeniosas. Cuando la infanta Cristina veía a su marido medrar creyó que era por su físico y no tenía por qué saber que andaba metidos en negocios poco claros aunque su nombre estuviese bien cerca. Es cierto que ha quedado demostrado que algunas personas, especialmente mayores, sí son capaces de entender lo que es una aportación subordinada financiera o una preferente, pero la infanta, tan siendo ella de jugar con su fox terrier y acariciar a su caballo, no entendía nada de lo que pasaba en su casa. Esa comparación, brillante, la leí en algunas fantásticos ‘tuits’.

La misma infanta, con un DNI tan común, ha vivido episodio esperpéntico con un ‘juego’ de propiedades que cambiaban de manos como en un número de trileros. Solo que en este baile, al final y según cuentan, ni el vaso ni la mesa ni la bolita eran de la infanta ni del trilero, sino de uno que pasaba por allí con un documento de identidad muy parecido. He visto en las redes que mucha gente iba a ir a cobrar la lotería con números parecidos a los premiados para probar suerte. Y aunque nadie ha contado si lo logró, imagino que la cosa no habrá resultado. Ni nadie habrá dimitido en las Loterías. Ni en ningún otro sitio.