Ibrahim Diallo es el nombre del último migrante fallecido en el río Bidasoa mientras trataba de cruzar la frontera de Irún con Hendaya, en Francia, el pasado 12 de marzo. Buscaba una vida mejor. El color de su piel y su procedencia le obligaron a intentar el paso por las aguas del río. “El control migratorio de esta frontera es racista y cruel porque solo actúa ante personas africanas y de origen árabe”, denuncia Jon Aranguren de Irungo Harrera Sarea, red de apoyo que comenzó a tejerse al mismo ritmo que la Policía francesa expulsaba a Irún a las personas migrantes que detectaba en su territorio hace ahora un lustro.
“Piedra de Toque” se desplazó ayer hasta la frontera para conocer la realidad de la frontera junto a Jon Aranguren de Irungo Harrera Sarea, Mikel Mazkiaran de SOS Racismo Gipuzkoa y la cantante Enertiz Furyak con quienes grabó un nuevo pódcast. “Existen los mismos mecanismos legales para acoger a una persona que huye de la guerra de Ucrania que a las personas africanas que solicitan asilo desde Irún”, señala Mazkiaran para reclamar la misma solidaridad en ambos casos.
“Desde hace seis años, el Estado francés solicita a la Unión Europea controlar el paso migratorio por motivos de seguridad nacional. Aunque, en realidad, se trata de un control racista que devuelve en caliente a todas las personas africanas y de origen árabe que detecta”, explica Aranguren.
“Cuando la guerra de Siria, la Unión Europea fue incapaz de acoger a 150.000 refugiados. Por casualidad, no eran blancos. Ahora estamos viendo que somos capaces de acoger a millones de personas. Hasta cuándo durará este racismo en la acogida”
Hace seis años también, nueve de esas personas se quedaron tiradas en Irún durante más de quince días sin saber qué hacer. Dormían en la calle. Y buscaban ganar tiempo hasta pensar cómo avanzar en su viaje desde Senegal al norte de Europa. “Fue ahí cuando arrancó Irungo Harrera Sarea como red de apoyo a todas estas personas”, explica Aranguren de una iniciativa que atiende al año a más de 5.000 personas en tránsito; la mitad, calculan, de los que pasan la frontera.
“En este tiempo, nos hemos planteado qué utilidad tenemos. Pero creemos que mientras podamos evitar sufrimiento y la aparición de redes de tráfico de personas, seguiremos reuniéndonos en la Plaza al encuentro de estas personas ”, continua para explicar que son muchas las personas sin escrúpulos que buscan ganar dinero con esta situación.
“Hay mucho caradura que cobra a 150 euros el billete hasta Baiona. Si lleva a cuatro personas por viaje y realiza dos al día, puede llegar a ganar en un buen mes hasta 25.000 euros. Y viene gente tentada por este sucio negocio de todos los perfiles”, denuncia. Para Mikel Mazkiaran de SOS Racismo Gipuzkoa igual de discriminatoria está siendo las políticas migratorias de la Unión Europea que las políticas de acogida. “La guerra de Ucrania nos está dejando claro que se pueden superar todas las trabas migratorias cuando se quiere acoger de manera inmediata. Y todo porque se ve de manera urgente la necesidad de asilo. Así debería ser siempre”.
Las personas que rechaza Francia huyen de las mismas desgracias que las personas que acoge de Ucrania: la guerra, el hambre y la muerte
Por eso, para Mazkiaran es importante evitar todo discurso que pueda justificar ese racismo y esa creación del otro. “Todos tenemos prejuicios pero pasar a la acción es lo que marca el racismo: pensar que esa persona que es diferente a mí, además es inferior”, explica . “Los discursos que generan un clima de rechazo son los que hay que erradicar sean legales o no, porque no proceden y pueden dejan poso”, sentencia.
Escucha ahora el podcast y descubre la música de Enertiz Furyak. El radio show ha contado con el apoyo de Sodepaz y Paz con Dignidad, así como del Gobierno Vasco y Diputación de Gipuzkoa. También puedes escucharlo en Spotify, iVoox, iTunes y Google Podcast
Sobre este blog
Una nueva ventana desde la que mirar al mundo a través de las historias y la mirada del periodista Iñaki Makazaga (Vitoria, 1982). 'Piedra de Toque' es un blog especializado en viajes, montaña y cooperación, donde el contenido no solo se lee, sino que también se escucha.
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