Pablo Zulaica, autor de 'Gente de otro pelo': “Tenemos una deuda pendiente con los pueblos del interior de Euskadi”

“Cuando te vas muy lejos, caes en la cuenta del valor de las cosas que tenías cerca y de lo poco que las comprendías”. Para el periodista Pablo Zulaica Parra (Vitoria, 1982) ha sido necesario recorrer durante los últimos 15 años el mundo como cronista para caer en la cuenta del valor de las historias de los habitantes de Maeztu, Álava, a donde iba a pasar los veranos de pequeño junto a su familia y de los que desconocía muchos aspectos de sus vidas. “Cómo es trabajar y vivir hoy del campo, qué ha sido de los oficios tradicionales de los pueblos, qué han barajado aquellos que han decidido quedarse a vivir en ellos…”, enumera. Así que durante los últimos siete años se ha dedicado a pasear junto a ellos, a escucharles, a comprenderles para dar forma a su nuevo libro: “Gente de otro pelo”, quince historias de ingenio, audacia y tesón en un valle de la Euskadi interior. 

Y entre esas historias aparecen los creadores de una compañía de teatro de vanguardia que encontraron en un pueblo de siete habitantes, Vírgala Menor, el lugar en el que diseñar sus propuestas de referencia en Europa o la lucha de las maestras de la escuela de Maeztu por mantener abierta la escuela en los años 80 y así asegurar la vida de la que ahora goza el municipio o las sagas de carteros que no sólo llevaban correo en burro, bici o furgoneta sino que también nóminas, pan y butano o los palomeros que con su caza mantenían vivos los bosques o tantos otros relatos fascinantes sobre el reto que ha sido mantener con vida los pueblos. 

La desconocida vida de los pueblos de la Euskadi interior

En 'Piedra de Toque' acudimos al encuentro de Pablo Zulaica para descubrir paralelismos entre las vidas que ha encontrado junto a su casa y aquellas que le han llevado a desiertos, nevados y grandes ciudades del mundo en sus diferentes viajes como cronista. “Tenemos una deuda pendiente con los habitantes de la Euskadi interior: poco sabemos de ellos y poco ponemos en valor el esfuerzo realizado por hacer pueblo”, remarca todavía con acento suevo de sus años en México.

Cuando te vas muy lejos te das cuenta de cosas que de cerca no veías: he pasado todos los veranos de pequeño en Maeztu pero desconocía cómo era vivir en y del campo, sus dilemas de si me voy o me quedo y de cómo han mantenido viva la manera de hacer pueblo

Así que ha comenzó a dedicar tiempo a los vecinos de su casa familiar, a caminar junto a ellos, a escuchar sus historias. Así durante siete años hasta asentarse él mismo de nuevo en Vitoria. “La gente de los pueblos lucha por no convertirse en pequeñas ciudades si no en mantener sus formas de ser pueblo y ha sido muy interesante comprenderlo”, señala con la historia de Nazar, el pastor pakistaní que lucha por dedicarse al pastoreo junto al Paque Natural de Izki. 

Escucha ahora el podcast y pon en valor junto a Zulaica la vida de los pueblos del interior de Euskadi como los de la montaña alavesa. También puedes escucharlo en Piedra de Toque, Spotify, iVoox, iTunes y Google Podcast:  

“Cuando te vas muy lejos, caes en la cuenta del valor de las cosas que tenías cerca y de lo poco que las comprendías”. Para el periodista Pablo Zulaica Parra (Vitoria, 1982) ha sido necesario recorrer durante los últimos 15 años el mundo como cronista para caer en la cuenta del valor de las historias de los habitantes de Maeztu, Álava, a donde iba a pasar los veranos de pequeño junto a su familia y de los que desconocía muchos aspectos de sus vidas. “Cómo es trabajar y vivir hoy del campo, qué ha sido de los oficios tradicionales de los pueblos, qué han barajado aquellos que han decidido quedarse a vivir en ellos…”, enumera. Así que durante los últimos siete años se ha dedicado a pasear junto a ellos, a escucharles, a comprenderles para dar forma a su nuevo libro: “Gente de otro pelo”, quince historias de ingenio, audacia y tesón en un valle de la Euskadi interior. 

Y entre esas historias aparecen los creadores de una compañía de teatro de vanguardia que encontraron en un pueblo de siete habitantes, Vírgala Menor, el lugar en el que diseñar sus propuestas de referencia en Europa o la lucha de las maestras de la escuela de Maeztu por mantener abierta la escuela en los años 80 y así asegurar la vida de la que ahora goza el municipio o las sagas de carteros que no sólo llevaban correo en burro, bici o furgoneta sino que también nóminas, pan y butano o los palomeros que con su caza mantenían vivos los bosques o tantos otros relatos fascinantes sobre el reto que ha sido mantener con vida los pueblos.