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De safari ecocultural por el Delta del Ebro a pedales, en kayak y furgoneta

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El Delta del Ebro le debe al entusiasta activista e impulsor del turismo regenerativo, Josep Bertomeu, ‘Polet’, sus 300 kilómetros cuadrados de Parque Natural. En los años 80, cuando las promociones turísticas sitiaban los humedales y arrozales del Delta, ‘Polet’ decidió denunciarlo. Formaba parte de una lista independiente municipal y lo tenían claro: aquella riqueza natural no se podría echar a perder sobre toneladas de cemento. “Los mismos que nos amenazaron entonces, hoy nos dan las gracias”, asegura cuatro décadas después desde el mismo arrozal donde su familia ha cultivado el arroz con las manos y que tras su denuncia forma parte del tercer mayor delta de Europa, hoy también Parque Natural y Reserva de la Biosfera.

En Piedra de Toque nos lanzamos a recorrer este privilegiado paisaje en bici, kayak y furgoneta para disfrutar de sus caminos entre arrozales, humedales y playas salvajes. Todo bajo la atenta mirada de cientos de aves diferentes que toman como escala esta tierra en su viaje migratorio en busca de temperaturas más suevas donde pasar el invierno.

De safari entre arrozales

Tras el éxito de la denuncia de ‘Polet’, le siguió la protección de todo el territorio como Parque Natural. Ahora, este defensor de la naturaleza continúa su labor con un “safari sociocultural” donde muestra todos los beneficios que aporta el cultivo del arroz tanto para la alimentación como para el cuidado del cuerpo y del planeta. “Todos los sábados, durante dos horas repasamos la historia del Delta y desde el terreno cultivamos el arroz para mostrar que es posible una vida sin petróleo y sin renunciar a nada”, asegura satisfecho por la buena acogida de todas sus iniciativas.

La desembocadura del Ebro en kayak o en bici entre flamencos

Junto a ‘Polet’, Juan Franch y Marijose Vergés son otros imprescindibles en esta ruta por el Delta. Llevan 10 años acompañando a los visitantes en bici y kayak con su empresa RiualEbre. Las rutas en bici van desde los 15 a los 45 kilómetros y las rutas en kayak desde una a tres horas entre aguas donde se refleja el paisaje y la vegetación arropa al que se adentra en el río Ebro durante sus últimos tramos de vida.

“El lugar al que acudo en kayak para desconectar es la isla de Sapinya, un dormidero natural de aves y uno de los lugares vírgenes que nos quedan totalmente naturales”, reconoce Juan Franch.

Una tierra llena de sabores

El cocinero Sergi Piñol, cuando necesita parar y tomar aire, prefiere la bahía del Fangar, a escasos metros de su restaurante “Les Dunes” en Riumar. Él se ha especializado en guiar desde el paladar a los que viven y visitan el Delta del Ebro con ganas de reconciliarse con la vida. “Esta tierra sabe a anguila, a lisa, a lubina, a ortigas de mar, a marisco, a ostrón, a berberecho y a las mezclas de aguas saladas y dulces, sabe a arroz”, enumera con un menú degustación que da una vuelta a todos estos ingredientes con las últimas tendencias de la cocina.

Para la sumiller Llúcia Castaño esta tierra también sabe a vino, al mismo que descorcha cada fin de semana en sus “catas clandestinas” en las que cita a un grupo, no mayor de doce personas, dos horas antes de la cata y en lugares siempre inaccesibles. “Comencé tras la pandemia y la gente está encantada de la experiencia de descubrir tres vinos diferentes en lugares siempre especiales”, señala como clave del éxito de una iniciativa en la que aporta una mirada nueva sobre una lugar tan especial como la desembocadura del río Ebro.

En bici o en kayak, sobre una mesa o descalzo en un arrozal, el Delta del Ebro conecta al visitante de manera intensa con su naturaleza entre humedales, dunas de arena y exóticas aves. Escucha ahora el podcast y descubre este tramo del Gran Tour de Cataluña donde recorrer todo el territorio en coche o furgoneta. También puedes escucharlo en Piedra de Toque, Spotify, iVoox, iTunes y Google Podcast:

El Delta del Ebro le debe al entusiasta activista e impulsor del turismo regenerativo, Josep Bertomeu, ‘Polet’, sus 300 kilómetros cuadrados de Parque Natural. En los años 80, cuando las promociones turísticas sitiaban los humedales y arrozales del Delta, ‘Polet’ decidió denunciarlo. Formaba parte de una lista independiente municipal y lo tenían claro: aquella riqueza natural no se podría echar a perder sobre toneladas de cemento. “Los mismos que nos amenazaron entonces, hoy nos dan las gracias”, asegura cuatro décadas después desde el mismo arrozal donde su familia ha cultivado el arroz con las manos y que tras su denuncia forma parte del tercer mayor delta de Europa, hoy también Parque Natural y Reserva de la Biosfera.

En Piedra de Toque nos lanzamos a recorrer este privilegiado paisaje en bici, kayak y furgoneta para disfrutar de sus caminos entre arrozales, humedales y playas salvajes. Todo bajo la atenta mirada de cientos de aves diferentes que toman como escala esta tierra en su viaje migratorio en busca de temperaturas más suevas donde pasar el invierno.