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Transferencias de antifragilidad
La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional pretenden resolver el problema del paro en España mediante la reducción generalizada de los salarios hasta un 10%. Según ambas instituciones, esta medida permitiría impulsar el crecimiento económico y, por ello, reducir el abultadísimo desempleo, y ponen como ejemplo del éxito potencial de esta medida a Letonia y a Irlanda, países que al parecer se estaría comportando como alumnos excelentes, aplicando sin rechistar las recetas austericidas de la CE y el FMI. Por supuesto, la patronal española se ha apresurado a arrimar el ascua del 10% a su particular sardina, y si bien con la boca pequeña ha rechazado la reducción propuesta por CE-FMI, en su última asamblea general demandaba del Gobierno español medidas dirigidas a reducir el salario fijo, a permitir encadenar sin límite contratos temporales o a generalizar los contratos de formación a cualquier trabajador que, independientemente de su edad, haya perdido su empleo y aspire a reintegrarse en el mercado laboral. La CE-FMI-CEOE son un lobby feroz para las trabajadoras y trabajadores españoles.
De la situación de Letonia no conozco gran cosa, más allá de que, en efecto, parece estar creciendo a un ritmo elevado, pero a costa de un crecimiento no menos elevado de la pobreza, que alcanzaría al 40% de la población. Si esto es un signo de éxito, el fracaso no va a estar tan mal. El caso de Irlanda es más interesante, y el hecho de que CE-FMI lo utilicen como modelo demuestra a las claras que a la nomenklatura neoliberal le importan un bledo la verdad y nuestra inteligencia. La organización Social Justice Ireland desmonta la idea de que la austeridad neoliberal –algún día habrá que hablar en serio de otra austeridad, la anticapitalista- trabaja a favor de las sociedades que la aplican: en Irlanda la política de austeridad ha generado la mayor transferencia de recursos de las clases medias y bajas hacia las altas en la historia de Irlanda. Los ganadores en este expolio institucionalizado han sido las empresas, sobre todo las multinacionales, y los ciudadanos más ricos.
¿Reducir un 10% los salarios? Según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE, aunque el salario medio bruto anual en España era en 2011 de casi 22.900 euros, el sueldo más frecuente, es decir, la cantidad percibida por un mayor número de trabajadoras y trabajadores, fue de 15.500 euros. Por cierto, mil euros menos que en 2010, cuando fue de 16.490 euros. La explicación de esta discrepancia entre salario medio y salario más frecuente (o salario “moda”, en términos estadísticos) es bien sencillo: el mercado de trabajo español presenta una distribución salarial muy desigual, con algunos asalariados que perciben retribuciones muy altas (directores y gerentes cobraron en 2011 sueldos un 137% superiores al salario medio bruto), lo que hace que suba la media, pero sólo a la manera de un espejismo estadístico. Es como ese chiste según el cual entra Bill Gates en un bar y se dispara la renta media de todas las personas que en aquel momento se encuentran en el local... aunque ellas no lo noten.
Nassim Nicholas Taleb saltó a la fama con la publicación del ensayo titulado El cisne negro. Ahora ha publicado Antifrágil (Paidós, 2013), en el que reflexiona sobre aquellas cosas que se benefician de las crisis, que prosperan y crecen al verse expuestas a la volatilidad, al azar, al desorden, el riesgo y la incertidumbre. Denuncia Taleb que la bolsa es en la actualidad el escenario de la mayor transferencia de antifragilidad de la historia debido a la profunda e injusta asimetría en la distribución de costes y de beneficios: “Los bancos han perdido más de lo que jamás ganaron a lo largo de su historia, pero sus directivos han cobrado miles de millones de dólares en forma de retribuciones y bonificaciones. Los contribuyentes se hacen cargo de las consecuencias negativas; los banqueros se quedan con las positivas. Y las políticas dirigidas a corregir el problema están perjudicando a personas inocentes mientras los banqueros degustan su marca favorita de vino rosado de Provenza en Saint-Tropez, a bordo de sus yates”. Taleb recuerda que los romanos obligaban a los ingenieros a vivir una temporada bajo el puente que habían construido, y denuncia: “En ningún otro momento de la historia han ejercido tanto control tantas personas que no asumen ningún riesgo, que no se exponen en lo personal. La principal regla ética es esta: no gozarás de antifragilidad a costa de la fragilidad ajena”. Que se apliquen el cuento Christine Lagarde y Olli Rehn. ¿Vivirán ellos bajo el puente del menos 10%?
Por cierto: Grecia sí ha sufrido en los últimos años un descenso brusco y acusado en los salarios nominales.
La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional pretenden resolver el problema del paro en España mediante la reducción generalizada de los salarios hasta un 10%. Según ambas instituciones, esta medida permitiría impulsar el crecimiento económico y, por ello, reducir el abultadísimo desempleo, y ponen como ejemplo del éxito potencial de esta medida a Letonia y a Irlanda, países que al parecer se estaría comportando como alumnos excelentes, aplicando sin rechistar las recetas austericidas de la CE y el FMI. Por supuesto, la patronal española se ha apresurado a arrimar el ascua del 10% a su particular sardina, y si bien con la boca pequeña ha rechazado la reducción propuesta por CE-FMI, en su última asamblea general demandaba del Gobierno español medidas dirigidas a reducir el salario fijo, a permitir encadenar sin límite contratos temporales o a generalizar los contratos de formación a cualquier trabajador que, independientemente de su edad, haya perdido su empleo y aspire a reintegrarse en el mercado laboral. La CE-FMI-CEOE son un lobby feroz para las trabajadoras y trabajadores españoles.
De la situación de Letonia no conozco gran cosa, más allá de que, en efecto, parece estar creciendo a un ritmo elevado, pero a costa de un crecimiento no menos elevado de la pobreza, que alcanzaría al 40% de la población. Si esto es un signo de éxito, el fracaso no va a estar tan mal. El caso de Irlanda es más interesante, y el hecho de que CE-FMI lo utilicen como modelo demuestra a las claras que a la nomenklatura neoliberal le importan un bledo la verdad y nuestra inteligencia. La organización Social Justice Ireland desmonta la idea de que la austeridad neoliberal –algún día habrá que hablar en serio de otra austeridad, la anticapitalista- trabaja a favor de las sociedades que la aplican: en Irlanda la política de austeridad ha generado la mayor transferencia de recursos de las clases medias y bajas hacia las altas en la historia de Irlanda. Los ganadores en este expolio institucionalizado han sido las empresas, sobre todo las multinacionales, y los ciudadanos más ricos.