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1 de mayo: día internacional de los trabajadores
Esta semana ha habido “puente” para la mayoría de la gente, aprovechando el festivo de el “día del trabajo”, versión edulcorada de “el día internacional de los trabajadores”. Parecido, pero con significado diferente. Las nuevas formas del trabajo han ayudado a desdibujar esta celebración, que nació como una jornada conmemorativa y reivindicativa de las luchas sindicales por la mejora de las condiciones de trabajo hacer casi 150 años, en 1866, en homenaje a los determinados “mártires de Chicago”, que fueron ejecutados por participar en las protestas de lucha para conseguir la jornada laboral de ocho horas.
Desde finales del siglo XX venimos 'adormilando' las reivindicaciones de los trabajadores, ya no participamos de forma masiva en las manifestaciones sindicales, que, además, en Euskadi, celebra cada sindicato por separado.
En la mayoría de los países europeos, la afiliación sindical cotiza a la baja. La paulatina disminución del colectivo de los trabajadores industriales, la terciarización de nuestro mercado de trabajo, la individualización progresiva de las relaciones laborales, la 'uberización' de nuestra economía, y la disminución de las clases medias con tendencia y el aumento imparable de las desigualdades, son la causa de todo ello.
Aquella lógica del progreso del Estado de bienestar social de la segunda mitad del siglo XX, según la cual las clases sociales iban escalando posiciones gracias al ascensor social intergeneracional, no solo se ha detenido, sino que más bien observamos una tendencia al descenso social, de manera que la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez mayor, con el puente de la clase media resquebrajado.
Este relato, difícilmente discutible por su evidencia empírica y estadística, me trae a colación tres cuestiones:
- Por un lado, estas conclusiones refuerzan la tesis de que los sindicatos siguen siendo igualmente necesarios ahora que antes. Y entonces, ¿cómo es posible que este capitalismo de vigilancia nos ha convertido en una sociedad liquida que no se moviliza ni siquiera para defender sus derechos?
- Casi todos estamos de acuerdo con este diagnóstico. Pero solo en el mundo de las ideas. Pensar no nos conduce a la acción. Hay consenso en relación con el aumento de las desigualdades. Pero, cómo es que la voluntad política de centro y derecha, mayoritaria en tantos lugares, ¿deja de lado esta cuestión?
- Y, por último, existe un consenso básico, en el diagnostico sindical: En la actual situación, con beneficios empresariales elevados y niveles altos de inflación, se exige que los salarios suban a la par. Y, sin embargo, al menos en Euskadi, las estrategias sindicales son incapaces de acordar actuaciones conjuntas y más eficaces.
Concluyo: explicar una situación es mucho más fácil que actuar sobre ella.
Esta semana ha habido “puente” para la mayoría de la gente, aprovechando el festivo de el “día del trabajo”, versión edulcorada de “el día internacional de los trabajadores”. Parecido, pero con significado diferente. Las nuevas formas del trabajo han ayudado a desdibujar esta celebración, que nació como una jornada conmemorativa y reivindicativa de las luchas sindicales por la mejora de las condiciones de trabajo hacer casi 150 años, en 1866, en homenaje a los determinados “mártires de Chicago”, que fueron ejecutados por participar en las protestas de lucha para conseguir la jornada laboral de ocho horas.
Desde finales del siglo XX venimos 'adormilando' las reivindicaciones de los trabajadores, ya no participamos de forma masiva en las manifestaciones sindicales, que, además, en Euskadi, celebra cada sindicato por separado.