Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
129 años hasta Imanol Pradales
A favor de un nacionalismo vasco, el de EAJ-PNV, que dice sí a la vida, al diálogo, al respeto y que niega el no, la muerte, el insulto, la estéril confrontación y la incomunicación. A favor de un nacionalismo vasco tolerante, no excluyente, entero, íntegro e integrador, solidario, sujeto a crítica y autocrítica. A favor de un nacionalismo vasco de rigor, exigencia y vigilancia. Por un nacionalismo dialéctico que busca y anhela el abrazo de los vivos y no de los muertos como escribió aquel. A favor de un nacionalismo de solución, salvación, salida y futuro para este Pueblo. Por un nacionalismo vasco no violento, pero sí firme, de guante de terciopelo y puño de hierro, democrático pero no ingenuo, optimista pero no iluso, para vivir y convivir, activo y colaborador, civilizado y científico, digno de nuestros mayores y digno de nuestros descendientes. Digno de aquellos que murieron en la guerra defendiendo la libertad y el autogobierno de Euskadi. Digno de los que cayeron en la posguerra, de los que fueron encarcelados, perseguidos, torturados y fusilados. Digno de este milenio y de la ciudadanía. Digno del progreso, historia y democracia.
A favor de un nacionalismo vasco que nos mantenga como Pueblo, colectividad con voluntad de perdurar, algo más que promesa, sueño, utopía, disciplina, organización, estructura, ideología, programa o orilla sin puente. Algo más que horizonte lejano y espuma perecedera, que parte de los hermanos Arana, Luis y Sabino, y que es seguido por otro Luis apellidado Elizalde, sin olvidar los Kanpión, “Aitzol”, Lauxeta, Lizardi, “Kizkitza”, Irujo, Landaburu, Ziaurriz, Galíndez, Rezola, Lasarte, Ajuriagerra, Arzalluz, Imaz, Urkullu y otros. Un nacionalismo vasco integrador, firme, con visión de futuro como aquel que lideró Agirre, primer Lehendakari, y los que le siguieron portando el testigo: Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe y Urkullu. A favor de un nacionalismo algo más que mito, rito, costumbre, gestos, más que ola, marea, corriente, vendaval, atracción y encanto. A favor de un nacionalismo concreto, tangible, factible, algo más que un proyecto de poder o proyecto de estado. Un nacionalismo democrático vasco cauto, prudente, a nuestro alcance y medida, radiante y claro, audaz, valiente, democráticamente impetuoso, sereno, consecuente, radical.
A favor y por un nacionalismo igualitario, justo, reflexivo, activo, civilizado, fraterno, no artificial, afectivo, que no confunda la parte con el todo, el uso con el abuso. Por un nacionalismo clave. Sin armas, ni bombardeos, sin hambre, miedo ni marginación. Por un nacionalismo en el cual nunca toquen las campanas por ninguna muerte violenta, ninguna idea, causa o creencia política. Por un nacionalismo no autocomplacido ni triunfalista, sin desplantes, no belicoso, mejorable, amable, mejorable, nunca imperdonable, ni censurable por pequeño. A favor de un nacionalismo serio, lúcido, estructurado, de supervivencia, nunca de ataque ni expansión, sino de Pueblo que decide marchar hacia el futuro con los demás. A favor de un nacionalismo sin más límites que la voluntad vasca libremente expresada, que apueste por Euskadi, su autodeterminación. De los ciudadanos y bienestar para todos, de rostro humano y amable. Que entienda que el Pueblo vasco es sujeto de derecho para decidir su presente y futuro en igualdad de condiciones con otros Pueblos y naciones. Que proclame que Euskadi es nación, única patria de los vascos, que Euskal Herria es realidad con derecho a concreción política propia y autónoma, compartida pero soberana, global, con identidad propia, voluntad de futuro, fraterno, sin complejos, no acomplejado, culto, moderno, de escultores, profesores, trabajadores, panaderos, fontaneros, electricistas, pintores, escritores, músicos, artistas, filósofos, cantautores, intelectuales, científicos, médicos, ertzainas, funcionarios, periodistas, investigadores, deportistas, actores y actrices, intérpretes y sabios. Suave en las formas, duro en el fondo.
La idea de serpentear y sustituir al nacionalismo democrático vasco de EAJ-PNV no es nada nueva. Viene de lejos y tiene por aquellos y estos terruños ilustres antecesores no precisamente adalides y ejemplos de transparencia en su quehacer político, tradición humanista y/o sensibilidad humana y democrática. Pero ese intento sustitutorio y serpenteador no funcionará a largo ni medio plazo, no servirá para laminar algo que de por sí es sentimiento, realidad, sociedad, libertad, esperanza, legítimo, está arraigado, es democrático y tiene derecho con sus aciertos y errores. No podrán ningunear ni serpentearlo porque está blindado contra la imposición y la desesperanza, se proyecta en positivo que es lo contrario de lo negativo y del olvido. No se puede serpentear ni envenenar el espíritu de los pueblos, vivencias, convicciones arraigadas, aspiraciones, voluntades e ilusiones...
Desde la luna los astronautas observaron la pequeñez de la Tierra, cual diminuta nave espacial orbitando alrededor del sol, otro enano en el conjunto del infinito universo. Vivamos pues pueblos, naciones, razas y sociedades en solidaridad y cooperación, busquemos la justicia e igualdad entre pueblos, naciones, razas, sociedades, religiones, culturas, continentes y estados todos. Prediquemos tolerancia, respeto y humildad universal, venimos de polvo de estrellas y en polvo de estrellas nos convertiremos. Pero mientras vivamos en positivo, apostemos a favor de la vida y el diálogo, el respeto exquisito a los derechos humanos de todos y del respeto, también exquisito, a la voluntad colectiva expresada en urnas vascas. A favor del sí, del futuro, de un nacionalismo democrático vasco progresista, inteligente, solidario, que se construye a favor de, no en contra de nada. Y que se pregunta con desazón contenida qué hay de malo y/o perverso en que vascos y vascas decidamos nuestro futuro y seamos sujeto activo de nuestro devenir. Un nacionalismo que abominando del crimen rechaza todo fanatismo pues nadie hay más imbécil que aquel que después de olvidar de donde parte, y a donde va, redobla ensimismado su esfuerzo. Por una Euskadi solidaria, en paz, plural y soberana. Desde Sabino Arana Goiri hasta Imanol Pradales, desde finales del siglo XIX a comienzos del XXI. Queda mucho por hacer. Auzolan, zubigintza, herria, Euskadi, Zazpiak Bat. Lo conseguiremos entre todos y todas. EAJ-PNV. Katea ez da eten. Zorte on, Imanol Pradales!
A favor de un nacionalismo vasco, el de EAJ-PNV, que dice sí a la vida, al diálogo, al respeto y que niega el no, la muerte, el insulto, la estéril confrontación y la incomunicación. A favor de un nacionalismo vasco tolerante, no excluyente, entero, íntegro e integrador, solidario, sujeto a crítica y autocrítica. A favor de un nacionalismo vasco de rigor, exigencia y vigilancia. Por un nacionalismo dialéctico que busca y anhela el abrazo de los vivos y no de los muertos como escribió aquel. A favor de un nacionalismo de solución, salvación, salida y futuro para este Pueblo. Por un nacionalismo vasco no violento, pero sí firme, de guante de terciopelo y puño de hierro, democrático pero no ingenuo, optimista pero no iluso, para vivir y convivir, activo y colaborador, civilizado y científico, digno de nuestros mayores y digno de nuestros descendientes. Digno de aquellos que murieron en la guerra defendiendo la libertad y el autogobierno de Euskadi. Digno de los que cayeron en la posguerra, de los que fueron encarcelados, perseguidos, torturados y fusilados. Digno de este milenio y de la ciudadanía. Digno del progreso, historia y democracia.
A favor de un nacionalismo vasco que nos mantenga como Pueblo, colectividad con voluntad de perdurar, algo más que promesa, sueño, utopía, disciplina, organización, estructura, ideología, programa o orilla sin puente. Algo más que horizonte lejano y espuma perecedera, que parte de los hermanos Arana, Luis y Sabino, y que es seguido por otro Luis apellidado Elizalde, sin olvidar los Kanpión, “Aitzol”, Lauxeta, Lizardi, “Kizkitza”, Irujo, Landaburu, Ziaurriz, Galíndez, Rezola, Lasarte, Ajuriagerra, Arzalluz, Imaz, Urkullu y otros. Un nacionalismo vasco integrador, firme, con visión de futuro como aquel que lideró Agirre, primer Lehendakari, y los que le siguieron portando el testigo: Leizaola, Garaikoetxea, Ardanza, Ibarretxe y Urkullu. A favor de un nacionalismo algo más que mito, rito, costumbre, gestos, más que ola, marea, corriente, vendaval, atracción y encanto. A favor de un nacionalismo concreto, tangible, factible, algo más que un proyecto de poder o proyecto de estado. Un nacionalismo democrático vasco cauto, prudente, a nuestro alcance y medida, radiante y claro, audaz, valiente, democráticamente impetuoso, sereno, consecuente, radical.