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Agur eta ohore, Juan José Pujana

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Juan José Pujana fue el primer presidente del Parlamento Vasco, estuvo en la génesis de la Cámara vasca. Él puso los cimientos físicos y los cimientos democráticos sobre los que se ha construido la institución depositaria de la soberanía de vascas y vascos. Ha sido la piedra angular sobre la que se ha edificado el Parlamento.

Las mujeres y los hombres de su generación sabían que estaban haciendo historia. “En este mundo enloquecido lleno de violencia, lucha, guerra, muerte, opresión, la constitución de un nuevo Parlamento es algo relevante. Yo diría que es un grito de esperanza. El pueblo más antiguo de Europa, el más atacado, el más oprimido constituye este Parlamento por deseo propio y por su mandato, porque quiere vivir democráticamente, porque quiere permanecer en la igualdad, porque quiere vivir en justicia. El Pueblo Vasco está resurgiendo de sus cenizas”, manifestaba nada más ser elegido presidente del primer Parlamento Vasco. Unas palabras que dejan constancia del momento histórico que les tocó vivir. Como a él le gustaba subrayar, “por primera vez, tres de los siete territorios vascos estaban representados en un único Parlamento”.

Salían de la dictadura y el país estaba arrasado; consiguieron vertebrarlo y estructurarlo; y pusieron en pie todas las instituciones que hoy nos permiten autogobernarnos. Resultaba emocionante oírle contar con qué ilusión y sentido de la responsabilidad asumió la encomienda de poner en marcha el Legislativo vasco. A él se le asignó la doble tarea de organizar la institución y reconstruir el edifico que albergaría la sede en Gasteiz.

El Reglamento de la Cámara, la seriedad, la sobriedad y la solemnidad en los debates son algunos elementos de su inmensa herencia. Cualquier recorrido por las instalaciones del Parlamento da fe de su legado: el Izaro que preside la Cámara, símbolo del Parlamento Vasco; el diseño del Salón de Plenos, a ras del suelo “porque había que estar con el pueblo”; la biblioteca, reflejo de su amor incondicional a los libros; las obras de arte, exponentes de su inmensa cultura; los materiales que se utilizaron para edificar la sede, de procedencia vasca… Todo en el Parlamento Vasco recuerda a Juan José Pujana porque Juan José Pujana está en la génesis del Parlamento Vasco.

Y, además, fue un acérrimo euskaltzale, un erudito, siempre dispuesto a compartir su sabiduría y su buen hacer. En el ámbito personal, tengo que decir que me ofreció su ayuda y su colaboración nada más ser elegida presidenta, y siempre acudió solícito a nuestra llamada.

Juan José Pujana creyó en este pueblo, lo amó y trabajó por él, por su reconstrucción y por su libertad; y gracias a esa confianza, a ese amor y a ese esfuerzo de muchas mujeres y muchos hombres de esa generación excepcional, hoy somos lo que somos. Es un claro exponente de una generación irrepetible, que luchó por Euskadi y por la libertad.

Juan José Pujana fue el primer presidente del Parlamento Vasco y su legado permanece. Agur eta ohore.

Juan José Pujana fue el primer presidente del Parlamento Vasco, estuvo en la génesis de la Cámara vasca. Él puso los cimientos físicos y los cimientos democráticos sobre los que se ha construido la institución depositaria de la soberanía de vascas y vascos. Ha sido la piedra angular sobre la que se ha edificado el Parlamento.

Las mujeres y los hombres de su generación sabían que estaban haciendo historia. “En este mundo enloquecido lleno de violencia, lucha, guerra, muerte, opresión, la constitución de un nuevo Parlamento es algo relevante. Yo diría que es un grito de esperanza. El pueblo más antiguo de Europa, el más atacado, el más oprimido constituye este Parlamento por deseo propio y por su mandato, porque quiere vivir democráticamente, porque quiere permanecer en la igualdad, porque quiere vivir en justicia. El Pueblo Vasco está resurgiendo de sus cenizas”, manifestaba nada más ser elegido presidente del primer Parlamento Vasco. Unas palabras que dejan constancia del momento histórico que les tocó vivir. Como a él le gustaba subrayar, “por primera vez, tres de los siete territorios vascos estaban representados en un único Parlamento”.